31. Remus, el hater más personal de los hombres lobo.

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—Es un pudú —dijo Remus cuando vio el Patronus de Camille.

—¿Un qué cosa?

—Pudú —repitió él—. Es un cérvido, el más pequeño del mundo —explicó—. También le dicen «venadito». Este venadito vive en Latinoamérica, seguro por eso no sabías de su existencia.

—Venadita —corrigió Camille, viendo su Patronus desvanecerse—. Me gusta.

Remus le sonrió levemente.

♦♦♦

—¿Puedo saber qué llevas haciendo estos días? —preguntó Camille, asomándose a la habitación de Phoenix—. Apenas te he visto en clases, y luego desapareces.

—He estado tan... —Phoenix bostezó, interrumpiéndose. Ni siquiera había alzado la cabeza para mirar a Camille, sino que estaba completamente centrado en un cuaderno que tenía en su regazo, y anotaba cosas rápidamente con su pluma—. Tan ocupado —terminó de decir.

—¿Haciendo qué?

Phoenix alzó la cabeza, y la miró. Solo entonces Camille notó el aspecto demacrado que tenía. Tenía la piel pálida, el cabello desordenado, y una expresión de cansancio y frustración.

—Estoy intentando ayudar a Remus.

—¿Cómo?

Phoenix le hizo una seña para que se acercara, y Camille lo hizo, curiosa. Él le entregó el cuaderno, y ella se sentó en la cama, junto a él, tomándolo para leerlo.

Poción para ayudar a los hombres lobo, pero especialmente a Remus (no es el nombre final de la poción, estoy seguro de que se me ocurrirá otro menos largo).

POSIBLES INGREDIENTES.

Camille notó que había una larga lista de ingredientes para pociones, todos tachados. Pudo reconocer algunos bajo las líneas que Phoenix había tachado sobre los nombres, como el asfódelo, ortigas, y orugas troceadas.

—Ew, ¿orugas troceadas? —preguntó Camille con una mueca.

—Da igual, nada funciona —resopló Phoenix con frustración.

—Tómalo con calma, ¿de acuerdo?

—¡No puedo! —Phoenix se puso de pie, y pasó las manos por el cabello, desordenándolo aún más—. Remus sufre todos los meses, y esto es lo único que puedo hacer para ayudarlo.

—Creo que estás siendo un poco tonto —Camille dejó el cuaderno sobre la cama, y se puso de pie—. ¿Sí sabes que el apoyo moral también es importante? Quizás Remus la pasa terrible cada mes por ese asunto, pero volverte loco por conseguir algo para ayudar no lo va a mejorar. Despeja tu mente, quizás la respuesta llegue sola después —Camille caminó hacia él, y puso sus manos en los brazos de Phoenix—. Y yo haré todo lo que pueda para ayudarte —Abrazó a Phoenix, cerrando los ojos—. Lo prometo.

Phoenix se quedó quieto unos segundos antes de relajarse y corresponder al abrazo.

Quizás Camille tenía razón.

♦♦♦

Remus le sonrió a Phoenix cuando éste se sentó junto a él en la clase de Encantamientos. Detalló al Slytherin, notando que se veía mejor que antes, cuando se lo había cruzado en los pasillos o en clases. Ahora Phoenix tenía el cabello perfectamente peinado, y no parecía enojado con todos.

—Hola —saludó él tímidamente, sentándose junto a Remus.

—Te ves diferente. Quiero decir, un buen tipo de diferente —aclaró Remus rápidamente, y Phoenix rio levemente.

Estrellas || Lily EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora