68. La fiesta de máscaras.

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A Lily le estaba encantando el hotel.

Todo era precioso. A pesar de que en el sitio de las escaleras se había sentido aprisionada por lo estrecho que era, la habitación había compensado todo.

El lugar era blanco y morado. La mayoría de objetos eran de color blanco con detalles morados o viceversa.

—Qué bonito el morado —dijo Camille cuando entraron, llevando la mochila colgada al hombro.

—Todo es muy lindo —respondió Lily, girándose para mirarla—. Me encanta... y es un hotel mágico, ¿sabes lo que significa? Te puedo tomar de la mano en cualquier parte del hotel —Camille sintió que Lily la tomaba de la mano y entrelazaba sus dedos con los suyos—. Que te puedo besar en cualquier parte —Camille cerró los ojos cuando le dejó un beso cerca de los labios—. Me encanta.

Abrió los ojos cuando sintió a Lily soltarle la mano, la vio alejarse y caminar por la habitación con los brazos extendidos, luego comenzó a dar vueltas con los ojos cerrados y una gran sonrisa.

Aunque a Camille le gustó verla tan feliz, le dolía saber que lo estaba porque sentía que el hotel era un lugar seguro, contrario a cómo se sentía casi en cualquier otro lugar.

—¿A qué hora es la fiesta? —preguntó, abriendo los ojos y dejando de dar vueltas.

—Comienza a medianoche.

—Entonces tenemos un montón de tiempo —Lily se sentó en el sofá morado—. ¿Qué hacemos?

♦♦♦

—¡Uno! —gritó Camille, lanzando su última carta sobre la mesa.

—¡Así no se juega! —protestó Lily de inmediato, con diez cartas en una mano—. ¡Eres una tramposa!

—¿Te dolió perder? —preguntó Camille, haciendo un puchero, luego soltó una risa.

—¡No!... O sea, sí —Lily dudó—. ¡No me gusta perder cuando haces trampa!

—No sé de dónde sacas que hice trampa —Camille tomó la cajita en la que venían las cartas, que habían encontrado sobre la mesita de la habitación—. Aquí dice que cuando tenga una carta grite «Uno» y así lo hice.

—Cuando la tengas —Lily hizo énfasis—, ¡no cuando ya la estás lanzando!

—Bueno, pero gané.

—Con trampas —señaló ella de inmediato.

—No es mi culpa que el que creó las cartas no haya sido específico en las instrucciones.

—Camille, ahí claramente dice que tienes que decir «Uno» cuando te queda una maldita carta, no cuando la pones en la mesa.

—«Una maldita carta» —repitió Camille, alzando ambas cejas—. A alguien le dolió perder —canturreó.

—Cállate, tramposa.

Camille se rio y recogió las cartas, entonces extendió su mano hacia Lily.

—Dame tus cartas, perdedora —Lily abrió la boca para decir algo, pero terminó manteniéndose en silencio y colocando las cartas con fuerza en su mano—. Auch —Camille hizo una mueca y comenzó a mezclar las cartas—. ¿Y si lo hacemos más interesante?

—Para ti ya es interesante, con toda la trampa que haces... —soltó Lily, mirando hacia otro lado.

Camille se rio.

—Qué mala perdedora eres —dijo—. Pero acabo de pensar... ¿y si la que pierde se quita una prenda?

Lily la miró de inmediato.

Estrellas || Lily EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora