99. «James».

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Lily se quedó tirada en el suelo, llorando, aún cuando ya había pasado un buen rato desde que Camille se había ido.

¿Qué había hecho?

La reacción de Camille le parecía desproporcionada, pero ella había dicho tantas cosas... tantas cosas que no eran ciertas.

Se levantó lentamente y sorbió por la nariz. Sabía que aún tenía los ojos llenos de lágrimas, pero no podía importarle menos.

Acababa de perder a tres personas en menos de veinticuatro horas.

♦♦♦

—¿Y Camille? —le preguntó James cuando volvió a la casa—. ¿Te dejó sola?

James tenía el entrecejo fruncido y se asomó por la ventana antes de que Lily pudiera responderle.

—Le surgió algo.

—Pero... ¿cómo te va a dejar sola?

—Era algo importante.

—De todas form...

—Déjalo, James —Lily lo interrumpió—. De verdad, era importante.

No iba a explicarle a James que acababa de discutir con Camille, tampoco que se sentía peor que antes.

Últimamente ya ni siquiera hablaba con Camille, no habían bromas ni nada más allá de una relación cordial... pero Lily incluso perdió esa relación cordial.

♦♦♦

Camille pateó el sofá cuando llegó a su departamento y, de inmediato, se tiró al piso por el dolor que le dejó en el pie.

Sollozó con el rostro contra su alfombra, sintiéndose extremadamente patética.

¿Cómo le iba a afectar lo que Lily había dicho, si llevaban tanto tiempo sin ser cercanas?

Camille había creído que ya había superado todo lo que tuviera que ver con Lily, y que sus acciones no serían capaces de afectarla nunca más. Pero Camille estaba más que equivocada.

Ahora sentía las palabras de Lily como puñales. ¿Cómo se había atrevido a insinuar que no se preocupaba por sus amigos? Claro que lo hacía, y claro que los amaba, que el trabajo no le dejara casi tiempo para verlos no quería decir lo contrario.

—Estúpida Lily —murmuró entre sollozos.

♦♦♦

Camille se rio, viendo a Lana subida en la escoba de juguete.

—Cuidado te rompes un hueso —le dijo, con su varita en mano por si tenía que evitar que se cayera.

Las escobas de juguete no se elevaban mucho, pero, aún así, Camille sentía la necesidad de ser precavida.

Entonces sacó su cámara de su bolsillo con la mano que no sujetaba la varita.

—A ver, sonríe —le dijo a Lana, pero ella estaba demasiado centrada en su escoba como para siquiera pensar en mirar a la cámara.

Camille se rio y tomó la foto, aunque Lana no estuviera mirando.

Quizás incluso haría un álbum solo con fotos suyas.

♦♦♦

Camille y Lily no volvieron a verse sino hasta mediados de septiembre.

James los había citado para hablar de algo demasiado importante. Camille no podía hacerse una idea sobre qué quería hablar, quizás quería contarles que iban a tener cuatrillizos... Ojalá no, Camille dudaba ser capaz de no gritar si ese era el caso.

Estrellas || Lily EvansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora