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La mirada imponente y espalda tensa de la albina se relaja ligeramente al ver marchar y perderse por los pasillos al vampiro. Luego se voltea con la mirada totalmente preocupada.

—Sentí tu incomodidad. Juro solemnemente que casi me da algo al verlo tan cerca, ¿estás bien, mi pequeña Luna? —pregunta totalmente inquietado la albina.

Bella al verla tan solo por reflejo se acerca y la abraza, buscando inconscientemente el calor de su Leona, no le había gustado para nada la acción del Cullen hacia ella. Tampoco lo comprendía.

«Déjame salir. Y prometo que ya nada molestará a mi Luna.» exige resentido y preocupado Maxam.

«Un motivo debe haber, no podemos exterminar así como así. Ya sabes que aun están bajo el cuidado de Volterra, son una especie aparte de la nuestra.» corresponde ligeramente inquieta y preocupada, Leongina.

«Aveces detesto tu forma pacífica y lenta de ser, querida.» refunfuña Maxam enojado porque tuviera razón y lo pudiera retener con aquellos fundamentos.

—Gracias... Leona. —susurra empezando a acurrucarse ligeramente contra el aroma delicioso y mentoso que percibía en ella.

No era muy exagerado pero lo suficiente como para liberar la  respiración contenida y relajarla.

—Es un placer ser tu protectora, mi pequeña Bella. —admite empezando a relajarse ante la cercanía de su Luna.

—Eres más... que eso...—murmura.

Leongina sonríe levemente, mientras le besa la coronilla de la cabeza.

—Soy lo que desees que sea. Nunca te obligaría a realizar algo en contra de tu voluntad. —susurra con voz más pasiva, mientras se queda perdida en la sensación tan tranquila y cálida de tenerla entre sus brazos.

Bella tan solo se queda allí entre sus brazos hasta poder recuperar la compostura, aun sintiendo cierta incomodidad en la muñeca por haber sido sujetado por la fría mano.

—Tu piel no es fría como la de... Edward. Me... Gusta tu tacto. —murmura tratando de asimilar algo que no llegaba a comprender.

La diferencia es abismal lo sé. «Estamos vivos, ese bicho no» —interrumpe Maxam totalmente orgulloso de haber escuchado aquello.

Bella levanta la mirada en busca de respuestas ante las dudas que aquello empezaba a aumentar con cada palabra dicha.

—¿Porqué te buscaba con tanta insistencia el joven Cullen? —pregunta cambiando ligeramente el enfoque de atención con total serenidad.

Distrayendo la atención de Bella en las dudas para recordar aquello.

—Resulta que el profesor Jefferson me agrupó con él a un trabajo importante de la materia. Quería saber cuando quedar conmigo, pero...por algún motivo su presencia no me es tan... Cómoda. —admite bajando la mirada con pena. Nunca había sido tan selectiva en cuanto a estas cosas.

—Es un alivio saber que no te atrae. —admite tan a boca suelta.—D-digo, que te es indiferente.

—¿Lo dices porque es guapo? O porque tiene ojos claros? O tal vez porque parece un fuckboy? —pregunta ciertamente curiosa, y bromista Bella. Notando perfectamente el brillo dorado de los ojos de Maxam aparecer en un ojo, notando perfectamente como ambos color de ojos se encrispan y dilatan recelosos—Hermoso.

¿Qué? No hay nadie más guapo que yo. Soy todo lo que necesitas. —gruñe ciertamente celoso Maxam.

—Lo sé, solo quería comprobar si solo Leona era celosa, ya veo que es mutuo. —suelta divertida Bella.

Logrando que Maxam gruña deseoso y en busca de deleitarse en los labios de aquella sonrisa burlona y divertida que tenía su Luna.

«Eres una luna muy sinvergüenza, hacer que te cele por un bicho así es... Una vergüenza.»murmura Maxam avergonzado por haber caído en esa trampa suya.

Sin embargo, Bella ríe levemente y besa la mejilla de su Leona.

—Ya, juntos son uno, ¿no? Entonces, son todo lo que yo quiero y necesito. —susurra mientras se aleja para ver a la albina totalmente ida por el beso cálido en la mejilla.

El rubor no tarda en llegar en la mejilla de la albina, quitando poco a poco el aroma petulante a macho Alfa y relajandolos de una manera que sólo la impredecible forma de Bella podía hacerlos reaccionar.

—Si me besa así... Béseme siempre que quiera, pequeña Luna. —murmura totalmente pasiva.

—S-solo ha sido un beso en la mejilla. —susurra avergonzada.

—Hermosa. Mi hermosa y pequeña Luna. Ah~ —suspira encantada por haberle causado aquella vergüenza. —En fin, por más que me gustara tenerte entre mis brazos, tienes que comer y luego directo a la siguiente clase, mi querida Bella.

Bella frunce el ceño sin querer separarse pero a regañadientes lo hace. Separándose.

—¿Tendrás clases conmigo?

Leongina al escuchar aquello se rasca la nuca con incomodidad.

—Hoy toca história, ¿no?

—Si.

—Entonces puede ser. Pero si no llegas a encontrarme...

—Te esperaré para ir juntas. —termina la frase tan lenta de la albina.

Logrando que inconscientemente la mayor sonría y asienta con ternura.

—Exactamente mi querida Bella.

Bella asiente pero mientras nota como la albina la lleva a la cafetería y empiezan a caminar hacia esa dirección, frunce el ceño al caer en cuenta en algo, bueno en dos cosas.

—¿Leona...?

—Dígame.

—¿Por qué cambias entre decirme : «querida Bella» a «mi pequeña luna» por breves lapsos de tiempo?—pregunta confundida y recién cayendo en cuenta.

La albina sigue su mirada al frente pensativa en otras cosas pero aún atenta a su Luna en todo momento.

—Porque he de respetar su estatus humano tranquilo, cuando me refiero a ti con la primera frase es para referirme a ti ante los humanos que no conocen nuestro mundo. Mientras que el otro, es para marcar una diferencia entre tantos otros. —admite ligeramente recelosa.

—¿Acaso hay más... Lobos aquí ? —pregunta con curiosidad é incredulidad ante la respuesta.

Tal vez Bella no era consciente o tal vez si, pero realmente había dejado pasar por algo lo posesiva que era Leona con su persona. O tal vez estaba muy orgullosa de lograr aquello.

—Si, mas cerca de lo que se imagina, mi pequeña luna. —murmura tras una ligera sonrisa divertida.

—Vaya... Esto... Es tan nuevo. —murmura totalmente ansiosa de saber quienes eran y como se comportaría si convivían con los demás que eran personas normales.

—Mi querida Bella, te acompaño a almorzar, al rato vemos como nos acompañamos luego. —propone una vez que abre las dobles puertas del comedor.

Bella pasa, y se encuentra con mucha gente mirándolas, pero intenta contra todo medio dirigirse e ignorar aquello, después de todo seguía siendo la chica nueva, también era obvio que llamaría la atención si Leongina era pura llamada de atención por su exótica belleza. Empezá a sentir una ligera molestia en su pecho al ver como muchos chicos la miraban de más.

«Preferiría más que nunca la miren, hubiera sido mejor que fuera aún husky, así no la mirarían tanto» piensa con molestia en su pecho, sin saber muy bien que era lo que le pasaba al pensar así.

Mientras que por el lado de la albina estaba pensativa en cómo podía resolver los problemas que a cada paso acontecia uno sobre otro aquel día.

Isabella Swan, Mi LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora