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El fresco y lluvieso viento de Forks empezó a mojar el pelaje del lobo blanco de casi tres metros, con los saltos y sus patas recorrer como si fuera parte de la naturaleza lo hacían moverse tan ágil por el bosque de la tribu Quileute, saltando de risco a risco sin problemas hasta llegar a su Luna.

Grata fue la imagen que encontró, la puesta de sol y la silueta de su Luna admirando el atardecer, justo donde unos meses atrás Leona había consumado la virginidad de su pequeña Luna, de tan solo recordarlo los celos lo carcomían por lo que no hizo ningún esfuerzo en ocultar su presencia de su Luna, quién enseguida tras sentirlo voltea su mirada.

—Maxam, ¿Has crecido más o es una ilusión óptica?—pregunta divertida Bella, quién procede a acariciar el pelaje humedo de su lobo.

El lobo ronronea tan feliz de ser alagado por su luna, olfateando su aroma, procediendo a restregarse por ella posesivo y territorial.

«Oh, baby girl...si he crecido»contesta Maxam con aquellos ojazos dorados y dilatados al sentirse tan cerca de ella.

Su pelaje, piel y cada terminación del lobo se encontraba extasiado por las caricias que su Luna ofrecía al mover su mano por debajo de su hocico, hasta detras de sus orejas mientras depositaba besos juguetones y mimosos a lado lateral de su hocico.

—¿Y ese apodo?—pregunta con una ceja alzada Bella, extrañada por su forma de actuar extraña.

Maxam empuja ligeramente a su luna contra la arena, y se sube encima, resguardandola bajo su forma lobuna mientras roza suavemente su hocico entre el cuello y clavicula, dejando lenguetazos mimosos y juguetones.

«Se me habrá pegado el modismo de los cachorros de la manada, mi pequeña Luna» expresó Maxam, encantado de tenerla bajo él.

Bella sonríe divertida, sintiendo cosquillas por el sonido humedo de la nariz del gran lobo olfateandola y depositando roces de su lengua aspera muy cerca de su marca y orejas. Mandando escalofríos a su espina dorsal pero también cosquillas que producen risas por reflejo en ella.

—Maxam... P-para jajaja... Haces cosquillas —suplicó divertida la joven castaña tratando de impedir el acceso.

Ninguno hacía mucho esfuerzo por detener la felicidad del momento juguetón, solo fue hasta que el atardecer terminó y dio lugar a la nocturna noche que Bella comprendió porque los ojos de su lobo parecían estar comiendola con solo verla.

Tras apartarlo con suavidad, preguntó con su voz entrecortada por haber reído tanto, pero ambos disfrutando de la frescura de la noche en la playa de la Push, observando el cielo empezando a nublarse mientras ambos disfrutaban del sonido de las oleadas nocturnas.

—¿Has entrado en celo, verdad?—preguntó tras un suspiro.

Maxam gruñó por lo bajo, y asintió.

«Te necesito más que el propio oxigeno, por favor, Hermosa Dama... Déjame envolvernos en un mundo de mil maravillas barbaricas que se hacer. Por favor, dejame embriagarme de tu esencia y aspirar a dejar cachorros en tu vientre descansar...»pidió Maxam tal como si fuera una persona de otra época.

Bella tragó saliva y lo voltea a ver, seria pero también entrando en calor tras aquellas palabras con grandes y pretenciosas intenciones.

—Nada de cachorros, Maxam. Recién he cumplido los diesciocho, soy muy joven para ser madre en este nuevo mundo, así que... Te daré via libre para lo otro, si abstienes ese instinto, o sino no hay fiesta —expresa seria Bella.

Leona se lo había advertido lo justo y necesario, Yiara le había dicho expresamente que criar cachorros de la manada no era tan fácil a como lo era un niño humano, por lo que esperaba que máximo pudieran atrasar el embarazo hasta que ella supiera como enfrentar dicha situación o bien, observar como era aquel nicho.

«Solo porque me lo dices así. Pero... Yo quería soltar mi esencia en ti, marcarte como se debe, eres mi mujer, no deberías temer a quedar embarazada. Las mujeres de los Alfas en otros países han comenzado a tener sus cachorros, me siento embaucado por no conseguirlos aún »expresa frustrado Maxam, mientras hace ojitos tiernos, tras meter su hocico bajo la playera de su Luna y lamer su vientre «por favor, no serás preñada hoy... Luna... Dejame disfrutar a flor de piel de tu dulce elixir...»

Esa insistencia y forma de nombrar a ciertas cosas sexuales, empezaban a calentar las mejillas de Bella, al igual que dibujar una sonrisa. «¿Porque los lobos machos se expresarán así?»pensó juzgando la absurda forma.

—No, es no. No quiero exponerme a un embarazo adolescente, tomame con preservativo o estarás en abstinencia, tomalo o dejalo. —sentenció Bella.

Maxam gruñó y con todo su ser, la miró con esos ojazos dorados con una determinación que ardía en llamas.

«Solo por tu determinación, no haré lo que necesito. Pero.. por ser reacia te torturaré hoy y esta semana, cariño mío. Suplicaras por mi esencia... Lo harás mi Luna»sentenció Maxam.

Y tras ello, ambos decidieron que lo mejor era comenzar y terminar el celo en la cabaña dónde compartían esa clase de vivencia. En la mansión del Alfa, donde Maxam y Bella hicieron el amor hasta que la joven luna enloqueciera con solo el mínimo toque de su Alfa, logrando que sus amigos y conocidos solo los vieran entre el desayuno, almuerzo o cena.

El celo del Alfa en esta temporada era mucho mas demandante y era porque pronto sería la hora de la nueva cachorra en la manada Ginonix.

Y eso Urana lo había confirmado en un sueño de brujo, muy pronto tendrían en la manada una aventura loca de enfrentar, sin su elegido cerca.

Esto solo era el comienzo para Isabella Swan, la Luna.

Isabella Swan, Mi LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora