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Nadie había pensado ni siquiera imaginado que ese viernes a la tarde, la familia Cullen tendría una entrega tan voraz como aquella. Alice había roto un jarrón con flores al ver lo que sus ojos le mostraban, era su hermano Edward muerto entre las cenizas por lo que no pudo siquiera decir algo que corrió como para ir al bosque pero se quedó de piedras al ver un imponente lobo blanco justo frente a sus puertas,

—Alice... —exclamó Jasper descolocado. Pero gruñó protector al ver a ese lobo blanco de ojos dorados.

—Tu... Tu mataste a Edward. —susurró con dolor, Alice.

Esme y Carlisle repentinamente salen al escuchar esas palabras, pero quedan tiesos tras ver al imponente lobo que ya previamente sabían quién era, por lo que ninguno pudo hacer más que pedir... Suplicar clemencia con la cabeza gacha.

—¿Qué es lo que quieres decir, Alice? —preguntó alerta Rosalie, deteniendo ligeramente a su esposo para que no atacara sin más, ese lobo no le traía mucho bien si permitía que Emmett peleara por pelear. —Explícate.

La pequeña vidente no pudo decir nada debido a que enseguida sintieron algo venir, como uno más de temer, y no fue hasta que una ave prendida en llamas descendió de entre los árboles del bosque, y se transformó en un hombre pelirrojo.

—No es mi gusto ser maleducado pero, soy Jonas, beta de la manada Ginonix y ustedes están en presencia de mi Alfa Leongina Ginonix. Su hijo, Edward Cullen ha sido amonestado por su falta de respeto, por el incumplimiento de nuestra charla advertida y por denigrar a la Alfa frente a la Luna. —empieza a responder las lagunas mentales de los Cullen tras cada falta que el cobrizo se había ganado tras su actitud.

La actitud de Rosalie precipitadamente cambia a una mueca de disgusto, «¿En qué mierda se había metido otra vez ese inútil? Solo nos trae problemas a la familia, es que no piensa en el peligro que nos trae» pensó totalmente molesta. Siendo ahora abrazada por su compañero si había percibido las ganas de ser incordia al escuchar todo eso. Pero Emmett no entendía que tanto no estaba entendiendo.

—¿Mamá, Papá...? No estoy entendiendo. —expresa Emmett sinceramente confundido.

Sin embargo, minutos después de decir eso el cuerpo de Edward Cullen cae frente a ellos, envuelvo en llamas, parecía que se estaba quemando pero sólo parecía estar ido y contenido. Esme lleva sus manos a la boca para ahogar un grito de pánico, nunca esperó ver así a su hijo mayor.

—¡Ed-Edward! —gimió preocupada.

Carlisle se tensó mucho al saber lo que significaba el hecho que no lo habían matado como tal.

—Nosotros advertimos a nuestros hijos de no cruzar vuestra línea, créame. —expresó suplicante Carlisle no quería que su esposa y compañera viera morir a su hijo prodigio, codiciado por los Vulturi.

—No se escatima aquello, pero... He de pensar que su hijo no siguió aquella prevención dada. La luna Ginonix, al igual que un humano, pudieron ver que... Su hijo Edward Cullen usó su velocidad vampirica para atacar a nuestro Alfa, ha roto su propia Ley: no exponer su especie a los humanos. Como también ha roto nuestro tratado de paz con ustedes. —dijo el beta Jonas sin romper su rictus serio.

—De verdad que te pesa esa cabeza de alcornoque, imbecil. —gruñe cada vez más molesta Rosalie ante lo que van explicando esa gente. —Sé que es parte de la familia... ¿Y si lo dejamos extinguirse ya, Carlisle? —pregunta cansada y molesta, amaba este bosque y la casa como para dejar todo por este idiota.

—Rosalie, es tu hermano. —riñó Esme, aun conmocionada.

—No es si solo busca por sí sólo estos conflictos, ¡yo protejo mejor a la familia! ¡Siempre perdonan sus fallos por ser el favorito! —exclama Rosalie, ya perdiendo la compostura.

Isabella Swan, Mi LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora