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La luna Isabella se encontraba caminando hacia su camioneta, al fin había finalizado las clases, había sido un día bastante agotador. Hoy había sido reconocida por muchos como su Luna, en especial Ángela, Eric y otros más, había descubierto que Jessica una omega que buscaba atención por instinto, pero que tenía cierta distancia con ella desde que la reconoció como Luna. Expresamente había dicho: "Si el Alfa ve que te molesto, me expulsará. Es muy malo si se le saca de quicio, yo no quiero morir sola."

Aquel miedo y respeto que le tenían a su Leona, que estaba al tanto que diecisiete años estuvo ausente pero aún así, estos lobos le guardaban un respeto como si fuera que nunca lo hubiera estado. Por lo que, le hacía pensar, ¿Cuántos años de diferencia tenía ella con su Alfa? ¿Porqué se sentía tan pequeña en este mundo y qué se le escapaba cosas a saber?

Suspiró, no ganaría nada solo pensándolo, por lo que encendió el motor de su chevy, retrocedió y se dirigió al camino de su casa. Necesitaba algunas cosas de su habitación, aunque hubiera llevado ropa, le faltaban ciertas cosas indispensables; pronto llegaría su período menstrual y debía estar preparada, para no pasar vergüenza.

En cuánto estacionó justo en el semáforo de camino a la casa de su papá, sintió el ambiente cambiar a uno mentolado y el tiempo a su alrededor se pausó de una manera que podía ver a toda la gente y autos, estáticos.

—Es curioso verlos así, ¿No?—pregunta una joven voz de mujer, en el lado del copiloto provenía la voz.

Bella suelta un ahogado gemido, y salta en su lugar. Se había asustado, ¿Cómo no? Una aniñada joven de cabellos de color azul fantasía se encontraba mirando por la ventana, su cabello era tan hermoso e irreal, y mientras más la observaba el susto pasaba a segundo plano.

—¿Q-quién eres tu...?—pregunta entre un tartamudeo.

La joven termina por voltear la mirada hacia ella, con una sonrisa suave, junto con una mirada que parecía enternecida y divertida.

—Me llaman Superno. —contesta la joven desconocida, con aire calmado.

—P-pero Superno, está desaparecido... O tal vez, creo es o será mi Leona. —responde Bella contrariada ante el nombre. Con el ceño fruncido.

—No estoy desaparecido, solo dividido. Soy el alma viva de tu "Leona" en cuanto ellos dos se fusionen yo estaré vivo, físicamente hablando. Y he venido a presentarme formalmente para hablar de un tema que, te afecta indirectamente. —comenta Superno.

—¿Cómo haces para hablarme? Ellos deberían sentir cuando estás cerca mío, soy su huella... Ellos saben cuando estoy en peligro y tu...—pregunta y se debate ante tal situación más incómoda.

—Aún no hemos conectado cómo debe ser. Cuando me encuentren sabrán por dónde me muevo... —contesta Superno con una calma tan pasiva.—Eres tan inocente, ojalá te pudiera mantener con esa inocencia ingenua, pero no podremos... Debes pasar por tanto para aprender a sobrevivir, sobrellevar y ser la fortaleza de tu Leona. En unos años el mundo necesitará de una voluntad, fe y esperanza para su salvación humana.—comenta mientras le acaricia la mejilla con tanta delicadeza, que por un momento fue como si su Alfa le diera tal caricia.

—¿A qué te refieres...?

—En 11 años la salud mundial empeorará, porque la contaminación ambiental ya no será limpia. La naturaleza mutará por la radiación de desechos tóxicos, gente comerá lo que no debe comer, y traerá enfermedades que extinguirán la población humana.—contesta Superno informándola en general a lo que ha visto.

—¿Porqué pasa... Pasará eso? ¿No puedes hacer evitarlo ya?—pregunta Bella al sentir la angustia por dicha información.

—No puedo hacerlo si estoy incompleto. Ellos no me encuentran, no se han fusionado y no han recopilado la información para salvar o sentenciar la vida humana. —contesta con la voz un poco mas frívola con su mano empuñando la ropa que puesta— Mi padre Terra esta enfermando, los humanos están siendo desagradecidos por la vida y comida que damos gratuitamente... Si enferma, tendrá alucinaciones y estás causarán anomalías y enfermedades. Como si fueran anticuerpos para desechar los bichos que están enfermedando su piel... Morirán si no cuidan dónde viven. Eso es lo que pasará hasta que la gente sepa que su contaminación es quién se ha llevado la vida de sus seres vivos. Si mi padre enferma y termina por perder su cuerpo físico, ¿Crees que siquiera querré salvar a los asesinos?

Isabella Swan, Mi LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora