〔 6O 〕

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Tras aquella situación de dolor, Bella recordó algo, que estaba segura que muchos en su lugar se estarían dando un buen golpe en su frente. Todo este tiempo no había hecho los trabajos prácticos de la escuela ni siquiera se había reunido con Edward, el chico molesto. Ni siquiera había dado alguna muestra de vida para su padre.

Se sentía como si hubiera hecho mierda su vida, al estar metida en este mundo se olvidaba del otro. «¿Hace cuanto tiempo que no entregaba el proyecto? , ¿será que habrá reprobado la materia ya?» pensó totalmente avergonzada y agobiada.

No podía siquiera pensar como llegar a responder al profesor ni siquiera a su compañero que insistía mucho. Pero, es allí cuando todo cobra sentido: ¿porque Maxam le había dicho la probable existencia de vampiros? ¿Porque su loba nunca estuvo contenta con un Cullen cerca? Y muy importante duda: ¿por qué el Cullen tiene tanta ganas de charlar con ella?

Tras unos segundos sentada, tras la puerta del cuarto donde ellas antes habían estado, su mente va volando enlazando las ideas: "Si existieran los vampiros, los eliges o nosotros primero?" , "los Cullen no están vivos, nosotros si", "aléjate de ella, muerto".

Los Cullen todo este tiempo habían pasado desapercibido para su mente, pero todos los que parecían cuidarla y amarla decían que naturaleza tenían ellos, ellos eran vampiros y por eso no eran amigos con sus lobos. Ellos eran inmortales, ¿entonces querían su sangre? ¿La querían muerta? Por eso podría explicarse la sobreproteccion de Leona hacia ella.

Suspira al ser tan tonta de no haberse dado cuenta de ello, por lo que en cuanto pudo o como pudo, se dirigió a la cama y buscó su celular. Encontrando un mensaje en este mismo: - Hola, necesito hablar contigo, Bella. Por favor, encontremonos en el bosque cerca del Instituto. E. C.

Era extraño que el remitente tuviera las siglas y no el nombre completo, el número era desconocido, pero no debía ser tan tonta como para ver que justo cuando estaba pensando en el susodicho, este le contactara mágicamente. Aunque se sentía paranoica, ¿qué podría decir al respecto?» se preguntó, si le decía a su alfa esta directamente podría crear la muerte del cobrizo y aunque parecía que quería matarla, pues no creía que fuera a necesitarlo muerto, o bueno fuera de esta existencia.

Por lo que, sin más, responde: - Frente a mi casa, no quiero segundas intenciones. No iré a ninguna parte. Si no, no tengo porque tenerte en cuenta.
Tras ello envía el mensaje y su corazón late nervioso, se sentía como si estuviera jugando con la muerte, se sentía la oveja tonta que iba directamente a la boca del lobo. Aunque ella ya estuviera en boca del lobo, pero el lobo que la buscaba no era ni siquiera similar a lo que ya conocía. Sabía que su Leona no la abandonaría nunca, por lo que, citarlo frente a su hogar, le dio más confianza para asegurar que ambos bandos no fueran a crear una guerra.

Tras ello, dejó su celular nuevamente en la encimera, se recostó en la almohada, pensativa y cansada. «¿para qué la estaría buscando el Cullen?, ¿porqué parece que algo ocultan? ¿Será que la matará por arruinarle la materia en el insti?»pensó infinitamente hasta sentir sueño, aunque no pasó mucho tiempo para empezar a escuchar como se habría la puerta.

—¿Puedo pasar? —pregunta la voz suave y neutra de la albina.

—Si, pasa. —responde sin saber que decir más, aun estaba pensativa con el asunto que haría a continuación.

—¿Te encuentras bien? ¿Necesitas algo? —pregunta enseguida Leongina al verla, parece que era muy obvia. Esta se acercó con cautela y le acaricia el rostro, palpando la frente. —No tienes fiebre.

—Estoy algo adolorida. Pero estoy bien... Y la... La verdad que si, necesito volver junto a papá. Quiero hablar con él de nuestro tema. —expresa moviendo su antebrazo que antes estaba sobre sus ojos. Empezando a mirarla con cierta vergüenza.

—No creo que sea necesario, pero si lo deseas, iremos. ¿Cuando? —pregunta Leongina atenta.

—Hoy, en breve por favor. —expresa Bella nuevamente

La albina mira atenta a su luna, buscando algo que le diga sus ideas o dudas nuevas. Pero no llega a verlas, o escucharlas, dejando claro que algo ocultaba. Algo trama su pequeña luna.

[...]

Tras unos momentos, ambas se asearon, pusieron en forma presentables en cuanto a vestimenta. Subieron a la camioneta de Bella, la cual había sido traído días antes por el mismo Luca, por lo que aunque hubiera querido la castaña conducir no pudo lograrlo. Porque la albina había tomado antes la llave y elegido ser la conductora.

—¿Qué pasa por tu mente, mi Luna? —preguntó curiosa Leongina. —Te encuentras muy callada,

«¿aún hay molestias?» preguntó Maxam ciertamente curioso. Podría ser que fue un poco duro con su pequeña luna.

—Es... Extraño, me siento va-vacía pero no es tan molesto la sensación, Maxam. Y... Uhm... Estoy algo pensativa nomas Leona. —respondió Bella, aun no sabiendo cómo enfrentar a un acosador como lo era Edward, y como enfrentar a su padres tras no dar la cara ante varios días.

—¿Sobre qué?, si se puede saber, claro. —preguntó taciturno la albina tras estar concentrada en el camino por el cual conducía.

Bella dudó por un momento, pero sabía que en Leona podía confiar, ella estuvo en cada momento con ella. Nunca le había fallado, y sus discusiones previas sólo era por culpa de las inseguridades personales de la albina, pero nunca la vio como una persona en la que no pudiera confiar.

—Mm... Te lo cuento porque confío en ti, pero quiero que sea con una condición. No es grave... Creo. —comenta algo incomoda Bella.

La albina no podía desviar su mirada por ser conductor nomas, pero de reojo podía ver como los labios de su luna, justamente en las comisuras estas temblaban como un tic de estar insegura en sus palabras dichas. Un tic que aprendió a entender desde los 10 años de su pequeña luna. Por lo que, sólo se quedó con la mente en blanco, no quería buscar en la mente de su Luna.

—¿Cuál condición deseas que cumpla ? —pregunta Leongina con semblante neutral.

—Te lo diré solo si te mantienes por todo lo que yo puedo importar como Luna, amiga y demás, lo más tranquila y calmada que puedes estar, ante lo que acabo de involucrarme sin desearlo. —expresa Bella con total sinceridad, pero también vergüenza en pedir tanto.

Leongina hizo una mueca ligera en su mejilla derecha, si era así la condición era porque realmente a ninguno, ni Maxam ni ella estarían calmados, por lo que pedir eso no era nada de otro mundo, siempre lo hacía pero... ¿Porque ahora? ¿Porque lo pedía tan exclusivamente por ella?

«Empiezo a entender el chiste ese de mal gusto. "A gusto joven, estrés soez", no se en qué mierdas se habrá metido nuestra pequeña, pero si esta en peligro no me callaré» comentó Maxam, advirtiendo a su querida Yin.

—Siempre estaré para velar por ti, pero si no veo seguridad no pidas tanta clemencia por el próximo, mi pequeña Luna. —responde de manera neutral, ya que no sabía si podría evitar el caos, aún cuando ella fuera su todo. —Lo intentaremos.

—Bien, creo que me sirve. —dice Bella tras un suspiro y saca su teléfono justo a unas cuadras de su casa. —Un número desconocido me escribió, quería hablar conmigo. Al principio no me gustó la insistencia pero, creo que tengo algo de culpa en ello y... Lo cité frente a casa para encararlo y resolver este problema. —comentó Bella sin decir nombre ni mucho al respecto logrando hacer fruncir el ceño a su Leona. —Me siento culpable porque descuidé mis estudios al estar contigo, tampoco he hablado con papá y... Dejé botado una materia con compañero de trabajo, aunque no me agrade no puedo seguir evitandolo.

«No me digas que...» empezó gruñir Maxam internamente en molestia.

«Hoy me comeré a un lindo canario y al fin feliz seré» tarareó Yin al ver el famoso auto de ese vampiro al que tanto había advertido en el Instituto.

Isabella Swan, Mi LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora