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Para el joven platinado, el día jueves había comenzado totalmente desfallecido, estaba desparramado en la cama totalmente molido, le dolía hasta respirar de lo cansado que se encontraba, nunca había terminado así de agotado por ninguno de sus encuentros, su albina era insaciable, y sabía que se había quedado con ganas de más de no ser porque ella fuera obstinada o bien, algo en el mecanismo del cuerpo de ella decía que se debiera calmar ya y abstener, el estaría mil veces peor.

Allí se notaba perfectamente porque sólo era el aguante, el que pudiera calmar levemente al alfa pero lo que la luna le correspondiera era un cupo más alto del cual el nunca podría alcanzar, dejar totalmente satisfecha a su alfa era como un cielo demasiado inalcanzable para el platinado y su cuerpo lo confirmaba.

Estaba totalmente exhausto, aunque había válido la pena el calor del alfa había disminuido lo suficiente para seguir aguantando un poco más por la única que calmaría al portador del yin-yang. Su albina al fin se encontraba profundamente dormida en la cama de la habitación de huéspedes, no sabía realmente porqué no habían sido capaces de llegar a los suyos individualmente pero aquello suponía que era más instinto lógico que instinto carnal. El hecho de que le hubiera ayudado y bueno hubiera sido totalmente urgido por su alfa, que viéndolo y diciéndolo así sonaba muy vergonzoso, era totalmente válido que ninguno de los dos hubiera usado su propia cama, debido a que había escuchado que la Luna ya había sido encontraba más no reclamada, mientras que por su lado, su mate aún ni lo había encontrado y no sabía si lo encontraría muy próximamente. No querían tener ningún tipo de molestias por haberlo hecho y sus respectivas parejas fueran a reclamar dicha situación que haría incomoda.

Ni siquiera tenía ganas de despegarse de la cama, aún si estuviera totalmente sudoroso, ¿será que en algún momento podría ser capaz de volver a tener fuerzas?

—Even...tualmente...—una voz totalmente adormilada le contestó.

Volteando lentamente el rostro a su izquierda se encontró con su dulce albina sin rastros de siquiera abrir sus propios ojos, pero lo que simplemente le quitó el aire fue ver como ella se movía sin dificultad, colocaba con lentitud una sabana sobre su torso y sin siquiera decir algo más se acurrucada sobre ese, claramente el resto de sábanas cubría la propia desnudez de su contraria dejándolo totalmente embobado por la ternura que aquel simple acto le había dado en un solo santiamén. Debido a que poco después se sintió abrazado.

—A veces creo que la conexión no da tanta privacidad, ¿sabes? —expresó mientras con la mano derecha le empezó a acariciar suavemente el cabello de su adormilada Leo.

—mm...mm —unos murmullos, primero salieron al sentir un ronroneo—solo tienes que pensar en algo que me disguste y no me veras por ahí...

Su ceja sin poder evitarlo se enarcó ante el curioso dato.

—¿Tan fácil? —preguntó.

—Ajam... No quiero estar escuchando tus cochinadas con tu mate. —murmura acurrucandose mejor.

Por lo que aquello sin duda le da gracia, inconscientemente con la mano izquierda le acaricia la espalda encontrando un punto que estaba tenso y sumamente extraño.

—¿Que es esto..?

—Estrés.

—¿Porqué tanto así? —pregunta mientras intenta realizar masajes para liberar la tensión suavemente con sus dedos.

—Nuestra luna es un imán de problemas, la amo pero... Me causa estrés no poderla cuidar completamente como quisiera. —admite tranquilamente con su voz adormilada la albina.

—Mmm... Me dijeron un poco al respecto. —corresponde pensativo pero luego al cerrar los ojos trata de pensar unos minutos para preguntar con delicadeza—¿Leo...?

—¿Si, Iceman?

—He vuelto para quedarme.

Los minutos pasan, lo dicho causa que pueda escuchar perfectamente como el corazón de su alfa se pausa y luego como esta va levantando la cabeza, haciendo que el deje de tener su mano encima de la cabeza, con sólo ver el brillo iluminando los ojos celestes de su alfa logra comprender el silencio, las lágrimas caen y lo que después siente solo es el reflejo de un atizante golpe de emociones que lo hacen temblar y erizar todo vello púbico a la redonda y por todo su ser.

Debido a que Leongina se había subido sobre él, abrazando lo completamente mimosa y sollozando de la felicidad como si esto hubiera estado esperando demasiado tiempo, y la cuestión es que sabía que lo era, por lo que solo alcanzó a corresponder el abrazo.

—Aún así no te perdono lo que haz hecho horas atrás.

—¿Pero... Que...? —su rostro se compugna de pura incredulidad al escuchar esas palabras.

—El hecho de que Yin este contenta contigo, no quiere decir que este moralmente tranquila de haberme acostado con mi omega al que considero un hermano pequeño. —la voz salía tan escalofriantemente armoniosa que le causaba frío.

—¿Q-que es lo que tanto...? Un incesto de vez en cuando y en nuestra naturaleza no es pecado.

—Aunque no lo sea, no es mi tipo. Te amo pero no para estos complots que haces con Maxam, a la próxima que hagas algo sin pensar en las consecuencias, no solo llevaras mi indiferencia, sino que... Tendrás más peso en tus hombros.

—Pero si te ayudé.

—Gracias, pero no puedo volver a conceder estos tipos de deslices a menos que mi luna quiera una orgia o un trío, hasta entonces la respetaras.

—Pero no me puedes alejar de Yin, la necesito yo...

—No lo estoy haciendo, idiota. Solo te estoy diciendo que respetes, ya he encontrado a la luna y tu próximamente encontraras al tuyo. Así que, evitemos problemas a larga distancia Elay. No tengo ganas de estar usando ni mi aroma ni voz alfa.

Elay se encontraba con el puchero totalmente presente en sus labios, pero aún cuando la contraria lo estuviera regañando, aún así está no parecía alejarse de su cuello, el cual lo tenía totalmente paralizado.

—Bien. —a regañadientes cede a la petición, por lo que solo el silencio lo deja con la respuesta de que del tema ya no hablarían.

Por qué, luego ya sólo podía escuchar la respiración acompasada de su alfa soulmate, y que por consecuencia apoyó la noción de seguir descansando, ni fuerza tenía para levantarla del cansancio.

Tan sólo esperaba que más en la mañana, que ni aún era siquiera las cinco de la mañana -sino que las tres y media-, todo su cuerpo volviera a sentirse renovado y poder conocer a la famosa Bella, la luna de su alfa.

#La relación de Elay y Leo, no es de esos hormonales con causa, ¿Cuál es el tipo que tienen según ustedes?
¿Que piensan con los principios morales de Leo en cuanto al incesto? Podrían haberlo evitado?

Saludos! Espero estén disfrutando de la maraton 2/4

Isabella Swan, Mi LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora