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Leongina había salido del baño con una expresión más relajada debido a que Maxam aún cuando se sintiera ofendido por cómo su Luna lo había acusado injustamente, pero muy en el fondo ambos se encontraban sumamente contentos de notar como su pequeña Luna estaba dando sus frutos de confianza. Por lo que, aunque hubiera fingido su indignación, era real la molestia del frío y por su parte, Leona no desaprovecharía el momento para fastidiar y de paso liberar el escarmiento en Maxam.

Mientras iban saliendo con la toalla envuelto por su cintura, para luego pasar directo hacia el pequeño guardarropa de la habitación, colocándose una ropa no muy llamativa, lo necesario para simular que el frío la afectara cuando no era cierto, una camisa blanca de mangas largas con una campera rompevientos y unos jeans deportivos negros al igual que el color de la campera. Acompañado de unos tenis negros con blancos, siempre demostrando su obviedad de preferencia de colores.

—Espero no haber demorado tanto. ¿Haz podido encontrar tu ropa? Abuela siempre hace de las suyas para mimarnos con sus métodos. —comenta a la vez que va secando su largo cabello albino, dijo saliendo del pequeño cuarto de guardarropa.

Bella se queda observándola totalmente curiosa de verla así.

Entonces ha sido ella —susurra comentando y dejando en claro que aquella era una de las dudas que tenía— Aunque... Creo que extrañaré sentir esas bienvenidas tuyas como un husky. No estas... Nada mal—admitió tratando de ocultar la admiración por la belleza que la dejaba muy boba.

Leongina levanta una ceja con incredulidad ante tales palabras. Aquello había removido algunos traumas y recuerdos del pasado en ella, recordando una frase de su madre Leska: "No estas nada mal, mi niña. Ahora sal y haz muchos amigos, por los que sean malos ni te preocupes, mamá se encargará de ellos, cariño" Aquel recuerdo la hizo sonreír con nostalgia, su madre tan protectora y de carácter fuerte.

—Ven, es hora de apurar el paso. —correspondió con un cálido sentimiento en su corazón, viendo la hora del reloj de la pared—¿Mi luna?

—¿Si? —preguntó inmediatamente colocándose los zapatos y agarrando su celular para guardarlo en el bolsillo de su campera. Quedando tras la albina.

—Siempre serás la mujer más bella ante nuestros ojos, así que, vayamos a clases y quienes mal se comporten contigo ni te preocupes, me encargaré de ello. —quiso decir la albina en honor a su madre pero con la castaña era distinto el instinto de protección, era de su Luna de quem hablaban.

Bella al escuchar aquello se quedó nuevamente sonrojada por la postura protectora de su Leona, por lo que tomó la iniciativa muy tímidamente de tomar la mano del Alfa.

—Gracias por siempre cuidarme, aunque no creo necesitarlo. No soy muy... Sociable no conozco a muchas personas —agradeció con una suave sonrisa al sentir la postura estática pero que con el tiempo la mano fría correspondía el agarre en un dulce apretón. —Te quiero... —dijo pero al continuar la sonrisa de alguna por un momento le quitó el aliento—aun cuando estoy molesta con tu larga desaparición.

Y allí la sonrisa se esfumó, dejando a Leongina tenga, bajando la mirada.

—Mil perdone, mi luna. Pero aún no estabas lista para ser cortejada y marcada. Lo hice por un bien común. —admitió aún cegada en unos principios morales. «aún me arrepiento de haber sido cegada por el aroma de mi soulmate, le había sido infiel a su luna» su humor decayó ligeramente por los suelos.

«Ni me lo recuerdes, pero aunque nos fuéramos a negar, sino liberabas tensión con tu soulmate las cosas estarían más tensas. En su debido momento me postraré de rodillas para pedir disculpas a mi luna pero tu necesitabas a tu mocoso, mi querida Yin.» regunfuñó Maxam tratando de reconfortar la.

«Es el cargo de nuestra maldición los que nos condena» pensó en conclusión, sintiendo que el silencio por parte de Maxam le dio toda la razón de la cuestión.

Bella se arrepintió ligeramente al recordar su motivo principal por el cual había llegado a la biblioteca en un primer instante, debido a las pistas que sus amigos le daban para llegar a obtener respuestas del motivo por el cual tanto le afectó la discusión.

Sin embargo, no tuvo tiempo para pedir disculpas, debido a que la albina empezó la caminata hacia la salida de aquel mágico e íntimo que ambas tenían en esa biblioteca; aunque no se quedaría con este mal trago ya que su intención no era romper el buen ambiente entre ellas, sino que advertirle de que no todo estaba absolutamente solucionado y debido a esto, aunque hubiera caído mal la broma de advertencia había conseguido saber más al respecto de aquella semana en ausencia de su Leona herida.

En cuanto llegaron a pasar por dos pasillos que alcanzaban juntos un aproximado de alrededor 1,6km; para Leongina los pasillos no eran nada pero para su pequeña castaña había sido mucha caminata por lo que la mano que estaban unidas ya empezaba a tildar el peso en esa zona.

—¿Cansada ya, mi luna? ~ —preguntó tarareando ligeramente divertida.

Bella se asustó un poco al ser descubierta pero no pudo exhalar ante el esfuerzo para el cual no había medido en primeras instancias. «Esto no había notado la primera vez, ¿Maxam había caminado tanto aún teniéndola con su peso en brazos? Que vergüenza» pensó estando muy convaleciente para su gusto.

—Eres insufrible, Leona. —espetó con vergüenza, logrando sentir como una ligera risa volvía a flote en los labios de la albina, pero que también sintió como sus manos fueron separadas.

—Aún así se que me amas mi luna ~ —Leongina decidió divertirse un poco, tomando cierta actitud que llevaba siendo con la castaña desde la infancia prematura. Inclinándose lo suficiente para dejar a su disposición su espalda— Vamos, te llevaré en la espalda. Falta aún para llegar a la biblioteca.

—P-pero tus heridas—tartamudeó Bella preocupada.

—Ya sanaron, eres mi Luna, tu mera presencia me sana cualquier herida. —admitió con tanta seguridad que hasta se la veía muy relajada.

—Yo... No creo que sea bueno... Leona.

—Solo he de avisar una vez, pero a la próxima no pido permiso. —siendo así como Bella sintió como su cuerpo por instinto a perder la oportunidad o tal vez era la advertencia.

Leongina sintió gozo pleno al sentir como aquella mujer subía a su espalda con cierta timidez pero se aferraba con miedo al cuello, pero en cuanto hizo jarra en sus brazos hacia la cintura, pudo ver el reflejo instintivo de Bella por colocar sus piernas en cada hueco, pudiendo ofrecer fuerza y protección ante el agarre que aseguraba que no caería de sus brazos.

—¿Todo bien, mi Luna?

—Se.. Siente raro, pero nada mal.

Leongina hizo una ligera sonrisa inclinada, e inhala para luego colocarse bien derecha, empezando a caminar sin ningún problema hacia la puerta lo que ninguna contaba era que una vez abierto y ya saliendo un par de pasos hacia la puerta que conectaba con la biblioteca, un objeto no desconocido se arrojase hacia ella y se apegara como chicle a ellas.

Bella por reflejo ocultó su rostro tras la espalda por mero impulso de protección, mientras que Leona no expresó ninguna exaltación pero si que se escuchó perfectamente un gruñido resurgir muy molesto del fuero interno, siendo el responsable el mismísimo Maxam y su mal genio.






━━━━━━hellou~
¿Quién habrá sido el objeto no desconocido que los quiso reducir pero se quedó pegado como una paloma a la cristalería de la ventana? ¿Que les parece estos pequeños momentos de Leongina con Bella? ¿Valió la pena tanta espera?

¡Saludos! Lxs quiero mucho. Gracias por su apoyo y comentarios que me alegran mucho mis días.

Isabella Swan, Mi LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora