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Lucas y Yiara previamente se había ocupado de los humanos que estaban a merced de quedar en peligro entre los golpes entre los rogues contra el Alfa y la Luna, por suerte pasaron desapercibidos y los humanos tras la impresión de los fuertes sonidos habían caído inconscientes. De tal forma, que ninguno había podido ver como su pequeña hija Isabella tomaba aquella forma cuadrupeda y lloraba a su pareja por tales daños físicos.

—Tranquila, Luna. El Alfa se recuperará, enhorabuena por conseguir la victoria en tu primera lucha. Estoy tan feliz que usted se encuentre con bien...—comenta Yiara tras los gemidos de cachorro que soltaba la Luna.

La mano de Bella había sanado, tras la transformación a lobo. Confirmando que contaba con la curación acelerada.

«¿Maxam, Leona?» preguntaba, buscando algun signo de vida por la conexión telepática.

«Maxam ni ella se encuentran bien, en este momento querida Bella.»interviene una voz que proviene de algún lado en su mente o alrededor.

Busca la voz de quién le ha contestado, a la defensiva. Sin embargo, solo ella, Lucas y Yiara se encontraban en el lugar además de las chispas de los cuerpos de aquellos tres vampiros que terminaron exterminados.

«¿quién eres?, ¿Dónde estás?, ¡muéstrate!»pensó intentando mostrar la valentía que por poco la abandona.

«Soy Donatella, y somos lo que refleja aquel espejo, querida Bella»contesta la loba espiritual de color achocolatado.

«¿S-somos dices..?»pregunta asombrada Bella mirando su reflejo, quedando impresionada. Cayendo en cuenta como un balde de agua fría, que está podría ser la primera conexión con su loba.

Una tensión extraña siente en su lado izquierdo, como si tuviera un hormigueo, sintiendo que sus patas no pueden mas, cayendo de bruces al suelo.

—¡Luna!—escucha dos gritos al unísono, sin embargo, no pudo contestar algo más.

«Descansa, yo me encargaré de todo, querida Bella...»contesta Donatella, nombrada así porque había nacido del maná del yin, entregada a Bella para protegerla en caso de perder la consciencia.

Si bien, Donatella era una loba espiritual nacida de una parte importante de Yin, para que Bella pudiera tener protección improvisada y no quedar desprotegida. Aunque este fuera un método que antes Yin lo hacía con solo un destello de luz en plena oscuridad bajo guerras, era totalmente otra cosa cuando debía ofrecer parte de su maná espiritual para crear algo mas que un destello, sino que una subconsciencia del mismo Yin para que Bella pudiera ser una forma mestiza de un licántropo.

Yin no había sido consciente de la cantidad de energía que ofrecía dicho esfuerzo, y era por eso que Maxam había quedado en trance. Yin era la parte consciente, Maxam estaba muy oxidado en ese aspecto y mucho más por contar con daños físicos punzantes en su cuerpo. No pudiendo hacer algo mas que ver su Yin insconciente dentro del subconsciente.

Deseaba decirle a su pequeña Luna que la podía ver, pero estaba tan débil sin su amada Yin que no podía conectar con ella como quisiera. Estaba en un problema, porque había confiado plenamente en ella sin saber que esto era un experimento de mayor escala por la mente creativa de su querida Yin.

[...]

En la manada Ginonix, las cosas iban patas para arriba. El pueblo estaba preocupado por su Alfa quien había llegado insconciente, el General Lucas, explicaba que pronto estaría como nuevo que no era grave. Sin embargo, los cachorros eran los mas afectados, su Alfa nunca había estado ido como esos ojos bicolores se mostraban.

Se habían puesto esa noche a luz de la luna a pedir por la salud de su Alfa y Luna, con sus manos pequeñas, la esperanza y la petición mas pura de la manada en la generación de licantropos mas leal que pudieran haber visto los mas ancianos en la manada. Muchos no querían admitir en voz alta, cuan aclamado y querido era el Alfa de género extraño, pero sabían que sin él estaban perdidos.

—Diosa Luna, no permitas que nuestro Alfa enferme...—pidió una niña de ocho años, de cabellera negra.

—Diosa Luna, haz que nuestra Luna pueda despertarlo pronto.—pidió otra niña pero de 10 años.

—Diosa Luna, te encomendamos su sanación como usted desee...pero que no nos abandone por favor...—pide suplicante un niño de 11 años, de ojos azules y cabello castaño.

Y así fueron muchas plegarias mas, mientras los corazones de quienes eran cercanos eran tan felices de poseer niños tan leales al Alfa.

Mientras tanto, en la enfermería de la manada se encontraban Yiara y el médico de cabecera hablando serios. Quedando en que el Alfa se recuperaría bien, pero que no sabía el motivo por el cual se encontraba en trance pero que lo mejor era dejarlo descansar por unos días. Aunque aquello no había sido lo suficiente para quitar la preocupación alrededor del Alfa, quedando en que Urana viera a su nieta para entender la situación, ahora se encontraban la Luna, ella y el Alfa en la habitación.

Bella horas después había vuelto a ser humana, pero fue quedando igual de insconciente que su Alfa, ambos habían tenido un desgaste de energía severa, por lo que deberían quedar en reposo por unos días. Las heridas del Alfa ya eran superficiales pero la zona estaría sensible por más tiempo ya que no era cualquier mordida, tenían arsénico en muy pequeña dosis como para afectarlo así.

«¿Que has hecho?... Seguís haciendo más de lo que deberías, Leongina»pensaba Urana mientras la analizaba.

Podía notar perfectamente la conexión de la Luna y Alfa más fuerte que antes, pero esta vez Yin parecía emanar más fuertemente en Bella, lo cual no tenía sentido para la Bruja mitad hechicera, Yin no podía transferirse a otro cuerpo, se supone que estaba maldita a estar conviviendo con el Yang, pero parecía estar ocurriendo un caso inédito.

Podía percibir la presencia de otro lobo, pero no era diferente al de un omega, capaz un beta pero tampoco llegaba a serlo. Era aún mas extraño que Yiara y Luca le habían confirmado su sospecha, la Luna se había transformado a lobo para protegerse, pero no entendía porque su nieta parecía estar en un limbo, debía investigar que pudo haber causado esto.

«Tan solo espero que no sea esto un problema para nuestro tan aclamado futuro»pensó mientras acariciaba la cabellera de su nieta.

Al mismo momento que conjuraba algo para revitalizar el maná del Yin&Yang. Tal vez algo en ello le sentaría mejor para su nieta, al menos era lo único que podía hacer. Quería saber cuál había sido el motivo por el cuál todo terminó así, pero tras su voz y con buena salud.

Isabella Swan, Mi LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora