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PAY ATTENTION "SCENE SMUT"
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A Thousand years old
Cristina Perri, Steve Kazee
01:02 ──⊙──────── 05:05
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Maxam se encontraba deleitandose con la suavidad de la piel de su Luna, Bella se estremeció tras sentir como la mano derecha fue entreverando sus dedos entre la braga que tenía puesta, con dulce mimo empezó a acariciar el clítoris humedo de la intimidad de su mujer, robando jadeos erraticos en la castaña quedando absorta y temblorosa bajo la dominancia del mayor.

—M-ma-maxam~

El susurra suplicante tras el sonido vergonzoso de la zona intima humeda de donde los dedos y movimientos magistrales cada vez evidenciaban los chapoteos de la propia excitación causada en la joven humana. Maxam no se resistió agarró entre sus dientes y lengua el lobulo derecho de su Luna, soplando suavemente, encontrando sumamente estimulante. Bella temblaba constantemente y expresaba espasmos tras cada caricias, agarrandose de la sabana para acallar sus nervios.

—Eres sumamente deleitable, eres la mujer quién he estado esperando por mucho tiempo reclamar, Bells...

La castaña sintió sus mejillas acalorarse tras sentir como Maxam levantó la orilla de la remera y recorrió la tela hacia arriba pasando por sus manos, dejando casi desnuda de no ser por el pequeño sosten de color negro. Sin embargo, aquello no duró por mucho tiempo, jadeó en cuanto fue volteada boca arriba y sucumbida bajo el cuerpo albino de aquellos ojos dorados que la comían con todo orgullo.

—P-perdón por hacerte esperar por tanto tiempo. —susurró ligeramente avergonzada la castaña al ver sin querer el notorio bulto de su contrario, rozar ligeramente sus muslos.

Maxam acarició dulcemente la mejilla de su Luna, se acercó y besó rudamente los labios, gruñendo gutural al sentir la delicia de ambos alientos excitarse el uno al otro. Consumiendo su dulce amor en ese beso, mientras que aún con la mano derecha metida entre los pliegues humedos de la vagina femina, cada vez lograba más mojar las bragas consiguiendo que fueran obsoletas, ya nada cubrían.

—Nos desharemos de esto también...—susurró Maxam, mientras mordisquea ligeramente el labio inferior de su Luna, logrando que esta jadee hipnotizada por sus hambrientos besos, dejando los labios rojizos.

Lentamente ante la mirada de su luna la despojó de sus pantalones y bragas, pero antes de que la misma se quejara, Maxam se desvistió quedando a la misma par de desnudos contra aquella cama, disfrutando del fresco día que empezaba por calentarse tras consumar su amor de varias semanas de abstinencia, ninguno admitiría pero sus miradas evidenciaban lo necesitados que estaban de sentirse mutuamente.

—Seré lo más gentil que pueda, cariño... Tan solo dime cuando duela. —pide suplicante y avergonzado.

Maxam no era un santo. Yin sabía cuan delicioso y bruto era, pero de aquello no lo recordaría, ahora esta con su tan ansiada Luna, la próxima madre de sus cachorros, y quien por fin podrá reclamar como suya. Gruñó excitado, y fue a por ello.

Bella soltó un gritito en cuanto el albino abrió sus piernas, y en vez de sentir una hambrienta embestida, fue consumida por una hambrienta boca que la comía tan insaciable. Volviendola loca, logrando que sus piernas se cierren por el placer obtenido, tirando su cabeza para atrás y curvando su espalda ante el dichoso placer, gimiendo sin poder evitarlo.

—¡N-no lo metas yo...mgh!—gimió en cuanto sintió como aquellos dedos fríos escaneaban sus entrañas, se resbalaron y tocaron un punto que empezó a dar espasmos mas frecuentes de puro placer, casi llegando tocar el cielo.

Las caricias eran tan obscenas, brutas pero deliciosas, que la hacían delirar, gimotear y suplicar al punto que no pudo chillar tras sentir una punzada de pura necesidad del clímax, tras sentir los chupones de aquella boca hambrienta jugando con su sanidad mental, casi perdiendo la cordura.

—¡Ah! Me corro, mgh!

Gimió totalmente histerica, con los palpitos de su corazón totalmente freneticos, sintiendo los espasmos y aquel vergonzoso chorro estallar contra la pared que consumían sin ningún reparo dejandola perdida entre el deseo, el placer y el éxtasis.

Tarde fue cuando lo sintió entrar de golpe, sentir como tocó fondo en su útero y gimió tan ronca de voz. Que no pudo evitar arañar la piel blanca de su Alfa, quien la tomo entre sus brazos para que sintiera la profunda embestida que casi colmaba enteramente su útero, dolía pero era uno que no iba siquiera quejarse porque parecía hacerla estremecer y dejarla mas sensible de lo que ya estaba con el reciente orgasmo. Nerviosa, susurró y muy temblorosa lo miró:

—Hazme el amor, Maxam... Solo como tu lo sepas hacer...por favor.

Suplicó con el deseo lujurioso compartido por miradas sinceras que se admiran con amor, deseo y felicidad plena. Siendo ella como besó a su Alfa tras sentir como las estocadas comenzaron a calentar su cuerpo de una forma tan inimaginable ni en sus mejores sueños humedos se había imaginado desear tanto unas estocadas tan fuertes, certeras y profundas que tocaran cada parte sensible de su ser. Ambos perdidos entre una lucha de lenguas y un beso pasional donde ambos se mezclaban en sintonía, exhibiendo sus gemidos ahogados y resonando por el tacto bucal que lograba estremecer continuamente sus pieles en un encanto que solo quiénes fueran compañeros del alma entenderían cuánto era el disfrute.

Hasta que ambos sintieron que el frenesí de vaivenes llamaba ese final tan ansiado, que los consumía en un calor tremendo y por sobretodo que reclamaba cada parte de ambos para ser totalmente suyos. Uno mismo, del uno para el otro, suyo y suya, mío y mía. Gimiendo por última vez acabaron llenos y mojados por las propias escencias de aquél fruto del placer.

Bella gimió totalmente nerviosa al sentir la calidez ser implatada en el fondo de su ser, desplazandose tal vez por su vagina y útero, quedando totalmente llena, ardiendo. Mientras que Maxam recibía su dicha, ser mojado por la esencia de su Luna y ver la sonrisa de pura plena y felicidad en ella tras el arrebatador segundo orgasmo. Ambos consumidos por fin.

Isabella Swan, Mi LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora