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La mujer albina se encontraba observando a su pequeña castaña desde el balcón de la casa Alfa, hace bastante tiempo que no la ocupaba, siquiera se sentía del todo cómoda después de lo sucedido con sus padres, pero el tener a su pequeña Luna reposando en la nueva cama, en la matrimonial comprada y hecha exactamente para este momento la hacía sentir un orgullo y cariño que nunca creyó poder sentir.

Tras haber saciado su celo en su luna e igualmente las de la misma, en la quinta ronda, luego de descubrir que su pequeña castaña era multiorgasmica, supo que si no le daba un respiro probablemente una buena semana no iría a clases. Claramente eso no era problema para ella, pero... La madre de su luna era un lío del cual no quería llamar a sus tierras, por lo que por esta vez, la dejó tranquila. Estaba contenta, satisfecha, tranquila y se sentía por algún motivo a salvo.

«Es extraño saber que mi luna me acepte sin mirar la aberración que muchos nos nombraron» pensó resoplando suavemente la albina.

«El hecho que tengas un aparato reproductor masculino, no quiere decir que seas una aberración. La naturaleza tuvo culpa, culpa de querer unir dos almas distintas, solo somos una especie rara que cada ciertos años aparece, tampoco traemos la peste.»bufó queriendo hacer entender a su querida yin.

«Con el tiempo lo fui comprendiendo, pero es tan molesto haberme sentido un bicho por ser diferente allí. Corporalmente hablando soy rara, tu pene viene de ti, ya me acostumbre por esa parte. Claramente no era mi idea de tener secretos íntimos contigo el saber estas cosas tan... Masculinas» expresó con un ligero rubor recordando que en su tiempo antepasado pudieron sentir química entre ambos, pero por su depresión la tensión sexual no se resolvió como debió ser.«sin embargo, sé que soy mujer, tengo algo de senos y también un órgano femenino. Realmente no somos compatibles si quiera para tener un hijo. ¿Cómo carajos crees que vamos a preñar a nuestra luna?» ya para este punto el debate seguía siendo interno.

Mientras que Bella seguía dormitando, creyendo que la almohada suave era el cuerpo de la albina, tal vez soñando en algo que daba a más que pensar, debido al sonrojo que mantenía en sus mejillas.

«Sé que soy sexy, mi miembro lo dice todo, estoy orgulloso de lo que soy. No somos como un cemental que eso sí que es asqueroso, pero soy enteramente justo para satisfacer las mías y suyas. Por lo que aceptaré tu rubor como alago, mi querida yin.»expresó orgulloso Maxam«Y por lo otro, pues, según el libro de elegidos... Tenemos cierta peculiar capacidad, entre la mezcla de la marca-mordida y nuestro contacto a flor de piel, se expresa que tal vez no la embaracemos con sêmen como es normal, sino que es más por el líquido que segregamos al estar excitados. Y para que no te alarmes de haber embarazado temprano a nuestra Luna, solo sucede en luna llena y aún no ha llegado eso

La albina sin siquiera quererlo ya se había tensado de sólo pensarlo. Aún era joven su pequeña Luna, no podía concebir las burlas encima de ella, no las iba a tolerar. Aceptó el alivio informativo que le dio Maxam, y se permitió volver a respirar, ni se había dado cuenta que retenía la respiración.

«No se porqué saberlo me relaja, aunque es asqueroso saberlo.»admitió mientras que para Maxam aquello sólo le dio un motivo para carcajearse divertido por las palabras de su yin.

—Leo... —susurró Bella entre sueños.

Logrando que en un parpadeo aquello los sacara de su momento pensativo, para empezar a acercarse a la cama. Subió a la misma con cuidado, y llevó con sumo cuidado su mano a la mejilla de su pequeña luna.

—¿Mm? ~ —tararea suavemente desde la garganta y así emitiendo un suave sonido nasal.

—M-me duele todo... ¿Me he caído de la cama o qué? —susurra adormilada Bella, intentando moverse en la cama, pero sus partes íntimas le limitaban la acción, siendo que solo se limitó a quedarse boca abajo.

—Mmm... No te has caído. —respondió con un ligero rubor.

Sin embargo, no tardó mucho en notar como entre las suaves caricias que la albina daba a la piel de la mejilla en Bella, está se acurrucara ligeramente hacia sus manos como si fuera lo mejor que podría recibir en esos momentos. En verdad quiso moverse para acercarse más, pero la punzada en su parte íntima había hecho que un ligero jadeo se le escapara, recordando de sopetón el motivo por el cual se encontraba en ese estado.

¿Me permitiría ayudarle con el dolor, mi pequeña Luna? —pregunta Maxam al escuchar el jadeo que sin duda lo había llamado, quería atender a su pequeña.

—Maxam, compórtate. Lo que necesita es un buen baño en la tina. Con agua caliente y unos masajes suaves. —regaña en voz alta, sin embargo, se queda sin aire al escuchar y oler la excitacion provenir de su luna. Lo que la hace cerrar los ojos, «recuerda lo que significa abstinencia» se regaña a sí misma.

—Maxam... Leo... No den ideas... —reprocha roncamente Bella, sin embargo, logra acostarse boca arriba—recuerden que soy humana, necesito comer y demás. No tendré nada más a menos que me den un respiro. —admite con las mejillas ruborizadas al igual que el estómago no se hace esperar en demostrar el hambre que poseía.

Maxam se quedó avergonzado y se reservó comentar. Mientras que Leongina siente también hambre. Hace tiempo que no se alimentaba tampoco, si no se le decía o no debía comer con alguien más, ni se iba a dar cuenta que tenía hambre.

—Bien, entonces vamos por comida. Que hoy es viernes.

—¿Ayer no era martes?—preguntó con el ceño fruncido Bella.

—Nos comimos unos días, el celo alfa se concluyó contigo unida a mi. Así que... Digamos que me quedé prensada a ti durante el miércoles, pero entre la marca y tu ansiedad por el deseo que estabas sintiendo por primera vez. No notaste que también faltaste jueves, y pues creí que no era conveniente despertarte sin haberte dejado descansar. —explicó suavemente aunque algo preocupada en como reaccionara Bella.

Bella por su lado se sentía perdida. Charlie la mataría por no ir a cumplir sus obligaciones, peor aún con su madre, literalmente no sabía dónde caer en ese momento. Por lo que sólo se dejó por un momento volver a cerrar sus ojos y perderse en su mente.

—¿Bella?

—Déjame tener un momento humano, ¿si? Porque siento que la crisis existencial y la vergüenza me mataran al verte a los ojos. Y si no me muero con eso, será con Charlie. —admite tapando sus ojos con su codo.

Leongina se quedó bastante enternecida por la reacción de su Luna, mientras que Maxam no pudo evitar reír de las ocurrencias de la pequeña humana. Por lo que ambos decidieron que lo mejor era que Jonas ordenara por ellos que abajo se hiciera por fin el desayuno, después de todo apenas serían las 9 de la mañana en la mansión alfa.

Isabella Swan, Mi LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora