—Por cierto, no te debes preocupar por cuestiones externas mientras estás en el Instituto, termina bien los estudios y luego verás que no corro ningún peligro de que otros se interesen en mi de manera romántica. —dice Leongina mientras se acerca a darle un beso suave en la comisura de sus labios.
Bella queda totalmente tímida tras ello, tal parece le podía leer la mente.
—Era verdad lo de poder leer la mente tras la marca... Vaya. —murmura avergonzada.
—Si, ahora al menos estarás protegida de las bromillas que Venai o los del consejo. —admite bastante feliz.
—En verdad que te molestó cuando escondió mi aroma. —comenta bastante curiosa.
—Recuerda como te pusiste cuando no me encontraste, así mismo me sentí cuando no encontraba tu aroma. Ni Lucah pudo encontrarte ni Yiara, y eso que son expertos en rastreo. —comenta bastante seria.
Maxam había recordado la molestia, y más cuando los había visto su luna en un momento de debilidad por culpa del concejo, aquello sin duda no había sido su parte favorita de bromas jugadas por ese par de animales.
Sin embargo, tras aquella charla común y relajada del almuerzo, la puerta de la sala se escucha ser abierta sin cuidado alguno. Bella se tensa al voltearse para ver quién es, quedando con el labio fruncido. Mientras que Leongina miró de manera dulce, pero intrigada hacia el lugar de la persona que había entrado sin llamar a su casa.
—Leo, necesito hablar contigo.... De un tema muy delicado yo... —empieza a decir el platinado quedando de piedra al sentir el aroma combinado, mas las miradas no gratas sobre él.
—Bienvenido Joven Elay, ¿desea también almorzar? —pregunta con educación la cocinera Águeda.
Siendo así como Elay al fin había llegado junto a Leongina para contar sus problemas que lo tenían en aprieto, pero no contaba con que la luna fuera recientemente marcada.
—Yo... ¿He llegado en mal momento? —preguntó algo avergonzado.
—Si, has llegado en mal momento. ¿No ves que estoy ocupado, mocoso? —gruñe totalmente territorial Maxam. Pero seguido de eso un suspiro se escucha de la albina—¿Ha sucedido algo que te inquiete Elay? —preguntó pacientemente Leongina, curiosa por la interrupción tan desprevenida.
Desde que había marcado a Bella no sentía demasiado la necesidad de tener a su pequeño omega cerca, ya no se sentía sola, pero si que seguía el cariño latente hacia Elay.
El rubio platinado al escuchar las palabras de su amada soulmate de alguna manera sintió una emoción muy fuerte en su pecho al igual que en sus ojos se vieron plasmados al cristalizar se, preocupando a la albina. Por un momento ambos conectaron y fueron transportados en aquella vez en que la albina encontró mal herido a su pequeño soulmate.
—Encontré a mi mate.... Pero no te va a gustar quién... —susurró apanicado el rubio, cayendo de rodillas ante su propio miedo.
Leongina no se esperaba escuchar tan pronto aquello, de alguna forma sentía mucha felicidad de que al fin fuera feliz su pequeño omega, pero... La forma en la que se había expresado y preocupado no le traía muy buena vibra, por lo que sin poder evitarlo empezó a erguirse firme y mirarlo casi igual de temerosa que él.
—Dilo.
Maxam está bastante intrigado ante la situación al ver como ambos reaccionan, por lo que se queda como espectador, sin intervenir.
—Mi mate es Jacob Black. —expulsa sin ningún tacto más y temeroso la observa. —El chico que está interesado en nuestra luna. —gimotea cómo si fuera su perdición.
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Isabella Swan, Mi Luna
Hombres LoboIsabella Swan es una joven normal, curiosa y taciturna, su vida es redactada caótica si es envuelta en un mundo sobrenatural. Se vera envuelta en este mundo tras tomar la decisión de quedar con su padre Charlie, en Forks mientras deja a su atolondra...