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Rock Saint había podido percibir con tanta magestuosidad de empoderamiento la reducción del Alfa Quileute, lamentablemente no había podido resistir el contacto del Yin-Yang. El desmayo llegó, a su causa la impronta de este se había puesto histérica, consiguiendo una frívola reflexión por parte del Elegido.

El sabía que si humanos o criaturas sobrenaturales no respetaban las leyes de Superno, sacaría sin duda la esencia que resguardaba el elegido. Solo Alfas que fueran lo suficientemente capaces de proteger a la única criatura que los podía salvar del castigo de la tierra, se encontraba bajo esa combinación de almas y cuerpo que era Leongina, si ella decidía fusionarse en uno, volvería al poder el príncipe Mayor, Superno.

Por ese motivo, con pesar intervino, realmente deseaba que el perro sufriera por sus errores. Pero, esto podría causar una anomalía en el equilibrio, por lo que solo se le ocurrió decir:

—Puede ser exiliado de su rango y gen, hasta que una bruja se apiade a ayudarlo a sanar la cicatriz maldita en la impronta. —expresó Rock Saint.

Leah al escucharlo lo vio bastante sorprendida como si aquello fuera imposible de realizar. Por lo que la fuda reflejaba su rostro.

—¿Te apiadas de este humano?—encara incrédulo el Alfa Ginonix, totalmente molesto. En verdad, que ansiaba dar una lección a este par.

—Justamente por ser humano, los proteges. Recuerda que las costumbres del Black aún puedes cambiar, eres el elegido deberán respetar la decisión que tomes, sea la que sea. —contesta no muy congraciado.

No es mala tu reflexión. Sin embargo, no creo que sea suficiente ese castigo. —contesta el Alfa Maxam mientras observa con desdén al susodicho, aunque la impronta estuviera llorando por la forma tan fría que la figura superior realmente era.

—El tema del Alfa Sam podemos intervenir de acuerdo a la sugerencia del Alfa Rock Saint, sin embargo, la humana deberá abstenerse a su condena también. —contesta Pardo con una expresión bastante seria.

—¿Castigo? ¡No he hecho nada, ella es quién hace daño!—se queja histerica Emily totalmente incrédula.

—Justamente por ello, si hubieras investigado más del asunto en el que estabas envuelta. Acudido a nosotros a costa de tu gente, e investigado más de la marca que tienes, probablemente tu vida no sería una vergüenza. Ningún humano debe permitir que una croatura sobrenatural manche su piel de esta forma, es una desgracia. —contesta bastante serio el oso.

—Pero el concejo nos dijo que se ocuparían de todo...—susurra apenada.

—También serán castigados, no se preocupe por ellos, preocúpese por usted misma. Tenga un poco de dignidad humana. —contesta molesta Venai la venado, decepcionada por la forma tan sumisa de ser en la nativa.

Mi decisión final para ambas personas será la siguiente: Emily Young buscará revertir la maldición con su Alfa fuera de sus tierras, seguirá teniendo su gen cambiaformas pero no su título dentro de la tribu. —contesta el Alfa Ginonix recostando la espalda sobre la pared tras suya, cruzado de brazos expresando la contención de sus actos y la molestia de ser tan piadoso.

—¡Usted no puede hacerlo! ¡Nosotros somos quiénes lo deciden! Somos el concejo de la tribu...—saltan a defender sus derechos Billy, Quil y Harry, totalmente rojos de la angustia.

—Incorrecto. Tras todas sus influencias mal intervenidas los han puesto en una situación que los deja fuera del cargo que realizan sin orden y juicio justo. —interviene Ardeyo, la ardilla, sacando un grueso libro con ayuda del beta Jonas. —Según las leyes de Superno, los Quileute que no sepan intervenir con mente fría las decisiones, y calidad moderada las guerras, no tiene ningún sentido que siga como miembro del concejo de la tribu.

Isabella Swan, Mi LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora