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La semana había sido totalmente sofocante, mas para Bella, debido a que con Luca no habían encontrado en ningún momento a la albina pero si al finalizar ese miércoles y jueves, el pelonegro había aparecido con una mujer albina, la misma a la que había sido su heroína en aquellos callejones. Por algún motivo que desconocía, su "protector" ya tenía pareja y sentía el mal tercio que hacía con esta. Por lo que intentó dejarlos solos y ella seguir buscando a su mascota perdida, ya no se sentía segura de seguir aguantando la soledad por la cual se sentía enfrascada en su habitación. Aunque las cosas se habían vuelto incómodas porque desde el jueves en la noche empezó a sentir una mirada que la hacía sentir incomoda en las noches mientras intentaba dormir, pero en cuanto despertaba totalmente sudada mirando esa parte en especifico, nunca encontraba nada.

Y la verdad que aquello la estaba volviendo paranoica y más desconfiada, mas aún cuando Edward Cullen intentaba por todos los medios que fueran amigos era como si no entendiera que no lo quería cerca, por algún motivo cada vez que se encontraba cerca de este las ganas de vomitar le llegaban tan repentinas que con disgusto iba al baño a devolver su desayuno que a duras penas por la ausencia de su leona lograba consumir.

—¿Es que no lo captas Cullen? No te quiere cerca. —había logrado escuchar la voz de Luca.

—La dejó sola, es mi oportunidad. Ella es mi Tua Cantan-...—iba escuchando la voz del cobrizo pero abruptamente paró cuando la vio—Bella, si te sientes mal, mi padre es médico y...

—No se que cosa te pica conmigo pero... No tengo especial ganas de verte ahora, por favor, aléjate de mi. —pidió totalmente disgustada y con frío en cuanto sintió la frialdad de la mano de Edward rozar su mejilla.

—Pero tienes fiebre...

—No es tu problema, Cullen. Aléjate. —dice Luca mientras que con sumo cuidado la abraza protector y se van hacia el estacionamiento—Iremos a casa, me preocupa tu salud, Bella.

—B-busquemos una vez más a Leona... —tartamudea con frío.

—No, tu salud va primero.

—pff... Estaré bien.

Bella bufa totalmente molesta, e intenta ir por su cuenta pero de tan mareada que está solo logra que Luca la alcance a abrazar por la cintura para que no caiga directo al suelo.

—¿Decías..? —ironiza Luca.

En cuanto ambos iban caminando hasta la camioneta, notan como la  novia de Luca, Yiara; se encuentra con otra mujer un poco más universitaria tal vez mayor a ellos, recostada sobre la orilla de la parte trasera del auto.

Sin embargo, no pasa desapercibido el guapo pero platinado joven aunque un poco menor, tal vez menos que la albina universitaria de ojos celestes tan hermosos como el cielo. Este estaba intentando al parecer que acepte el pote de helado entre sus manos, mientras que la mujer parecía solo ignorarlo con suma despreocupación, logrando que el muchacho platinado empezará a molestarla y reclamar algo:

—Por favor, Leo. No sigas molesta conmigo, no puedes... Ser tan cruel conmigo —exclamó el chico totalmente dolido.

—¿Ah? Decías...?

—Me duele tu indiferencia.

—Te la haz buscado.

—Pero...

Ambos parecían hacer tan linda pareja que tuvo un pequeño resortijo de molestia en la garganta y boca del estómago, por lo que solo se plantó incomoda frente a ellos, mientras Luca saludaba a su novia con un pequeño beso.

—Que sorpresa verlos aquí, ¿ha pasado algo cariño?—pregunta Luca a la albina de ojos oscuros.

—No te acuerdas que me enviaste un mensaje. Decías que Bella no estaba bien, y pues, quería escapar de estos dos, pero no se pudo —murmuró Yiara cansada, apuntando a "la parejita" pero disfrutando tímidamente del corto beso, tras un ligero rubor.

Isabella Swan, Mi LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora