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Going Home
Lorne Balfe -Suena de fondo.

La seriedad y el maldito silencio con aquellos ojos amenazantes, al igual que de alguna manera la musculatura del cuerpo del Alfa Ginonix más abultado como si los musculos si hubieran acentuado para hacerlo mas macizo, hacían pensar a Yiara y Lucas, que la tranquilidad con la que habían encontrado ellos era simplemente por Leongina, el yin podía ser tan impredecible muchas veces.

—Partiremos al finalizar esta semana. Ni más ni menos.—su tono ronco y para nada calmado denotaba su maldito humor.

—¿La llevarás contigo?—pregunta Yiara.— Los informes dicen que nuestro guerrero dio pelea pero lo emboscaron de a dos.

Leongina mantenía en su mano el papel con el aroma de los chupasangres que tenían acorrolados a los padres de su luna, y la carta decía:

"Ven al estudio de Ballet en Arizona, te entregaremos a los humanos solo si tu vienes, nos enteraremos si no vienes con ella. Sabremos tus pasos, Alfa"

—Debo hacerlo, pero para ello... Mi luna deberá despertarlo, no deseaba que fuerce, pero no tengo de otra. —contesta el Alfa Ginonix, habiendo recibido perfectamente hace una hora atrás los sentimientos de su Luna, ya sabiendo el tema de sus padres.

—Es lo más correcto, no se lo esperarán. Pensarán que te tienen entre sus manos, aunque me preocupa que sea demasiado para la luna, Alfa. —comenta Yiara pensativa.

—¿Crees que ella también despierte a su loba? Sé que solo la pareja de los elegidos lo despierta, pero nunca hemos visto la conversión efectiva... —pregunta preocupado el pelinegro, cruzado de brazos.

—Veamos como lo maneja, y si controla su emoción mas predominante para el momento, pero no menosprecien la fortaleza de mi querida Luna.—defiende fielmente el Alfa aunque cuando iba a seguir diciendo algo la puerta se abre, dejandolo con el corazón en puño. Ver las lágrimas ser derramadas por el susto y preocupación de su amada Luna por sus padres era lo peor que pudo haber visto.

—¡Los secuestraron... D-dijiste que estaban a salvos! ¿Por qué?¿ porqué pasó esto, Leona?—pide a suplica con aquella voz rota por el llanto.

Sin embargo, Lucas y Yiara pudieron sentir una ráfaga de enojo y desamparo en la luna, una que aunque fuera imperceptible levanta las hebras del cabellos achocolatado de Bella. Tragan saliva al ver el brillo de impotencia en su Alfa al igual que sentir como la humana estaba mostrando los índices que la conexión Luna -Alfa elegido, afectaba corporal y emocionalmente.

—Ellos están a salvo, no los dañaran mi Luna, e iremos al finalizar esta semana a solucionar este problema. —logra decir el Alfa, intentando mantener sus emociones a raya y mantenerse estable para controlar la situación que estaba por venir.

—¡No! Encuentra su ubicación, busquemoslos ahora. Mi m-mamá debe estar histerica, a ella no le gusta este mundo... Ella... Snig.... Ella... —niega con las lágrimas mas pesadas y golpea la mesa encarando a su albino Alfa, quién se le eriza la piel al verla fuera de sí.

—Cariño... Sé cuándo la situación amerita calmarse... No podemos ir sin que estes lista, porque no te dejaré sola aquí ni en ningun lado, irás conmigo a rescatar a tus padres, si es lo que más deseas... —propone el Alfa Ginonix, pero en cuánto Bella lo enfrenta con la mirada mientras la impotencia brilla en sus ojos marrones, puede ver el brillo de su yin iluminarse.

Leona traga saliva y realmente la impresiona, intentando no sentir como su propia calma se va debilitando ante lo que sus ojos ven, esta situación estaba acelerando cosas que aún no estaba lista para asimilar.

«Ella... Lo está despertando Maxam... Y-yo... Yo no sé... Yo...»conecta Leongina alarmada por ver el reflejo de su poder.

«Mi querida Yin, no te puede arrebatar lo que aún está alterando su genética, esto... Tarde o temprano debía pasar, sé que no era así como debía pero... No vas a desaparecer, recuerda que tu... Tu sólo formarás al lobo interno de nuestra Luna... N-no desaparecerás. »Maxam también estaba dudoso de si ocurriría el cambio, pero si lo hacía también tenía que la consciencia de su querida Yin no volviera a despertar, si no lo recordaba volvería a morir en pena.

Isabella Swan, Mi LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora