Isabella Swan, Mi Luna

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La biblioteca había sido construida hace casi un milenio, la construcción estaba realizada en mayor parte por las estrategias de Maxam, la creatividad de Leongina y la genialidad de Urana junto con el afán y concordancia de conseguir una excelente protección en el refugio de emergencia por parte del Alfa Zicam O'Riaver, difunto padre del Alfa actual. Por lo que, no había lugar que Maxam no conociera de lo que era la "actual" biblioteca. Nadie pensaría que la biblioteca fuera el lugar donde todos se pudieran refugiar. Claro que había un señuelo realizado por Maxam en caso de que las manadas enemigas quisieran atacar por lo bajo.

A diferencia de la guardiana de la Bibliotecaria que era Urana, la abuela y madre de Zicam; Maxam sabía mas detalles del subterráneo del que alguien podía saber. Por lo que, agarró y empujó con ayuda de su codo un botón similar a una pata de lobo, solo él sabía en que preciso remarque de la pared cerca del agua termal. Tras un punch, la pata se hunde y va dibujando una gran pata de lobo del cual se mueve de manera horizontal revelando la pieza oculta. Una que a diario era limpiada por el único que mantenía confianza, Luca Marchelo su único soldado fiel.

Se mostraba una recamara amplia, unas cuantas cómodas de ropas, y toalla limpias, junto a un pequeño baño doble, poseyendo una pequeña ducha de concepto abierto, siendo que a unos pocos metros y lo suficientes alejado un jacuzzi redondo de piso. Con una mampara no tan alta se dividía el retrete y un orinal a su lado, siendo así un buen combo puesto de todo material de mármol blanco y liso, junto con el suelo antideslizante.

La joven albina de ojos dorados y rictus dominante coloca con suma suavidad a la pequeña castaña sobre la tapa del retrete. Bella suspira de alivio al poder sentarse, aunque aún se sentía bastante mareada.

—¿Confías en mi? —preguntó Maxam al ver tan debilitada.

Bella levantó con cierta dificultad la cabeza y conectó mirada con aquellos ojos: castaños contra dorados, una conexión tan dulce y suave.

—Confío.

Maxam al escuchar la seguridad de su Luna ante la respuesta siente una inmensa calidez en su pecho. Siendo así como de estar agachado ante su Luna, se levantó para buscar una pequeña toalla mediana y remojar suavemente en el agua del lavabo. Se volvió a acercar a su pequeña luna y con cierta delicadeza fue quitándole la ropa restante que cubría su parte superior hasta dejarla en sostén, sin pensamientos carnales colocó la toalla fresca en el cuello para enfriar suavemente el cuerpo de su Luna.

—¿Maxam...?

—¿Dime? —preguntó mientras que con cuidado volvía a levantarse para preparar todo para la ducha de su Luna.

—¿Qué les ocurrió...? —preguntó Bella suavemente mientras se refrescaba las mejillas con las orillas restantes de la toalla humedecida en agua fría de la canilla.

Maxam al escuchar aquello, fue cuando volvió a caer en cuenta en el desgaste que su propio cuerpo humano poseía, hizo una mueca imperceptible al sentir los estirones de los puntos que la bruja debió hacer en los rasguños a sus costados.

—Bien. Te lo explicaré de la manera más directa posible, cualquier cosa me lo preguntas, mi pequeña Luna. —resignado ante la charla que debían de tener, suspiró espectante ante lo que su Luna pudiera saber.

—No te preocupes ahora por mi, ya mi cuerpo se relajó... Lo suficiente con las aguas termales. —añadió Bella mientras sentía como poco a poco su cuerpo volvía a tener una temperatura que no le diera mareos ni escalofríos.

—Como te habrán dicho, ser Alfa trae consigo una gran responsabilidad que es la protección y seguridad de los nuestros. Si bien, siempre tenemos rivalidades con otros lobos de otras manadas, pero en esta ocasión fue la rivalidad más instintiva y animal. Teníamos prioridades que solucionar más allá de Seattle, pero fuimos  emboscados por vampiros. —admite con cierta molestia al recordar que los dejaron vivos— Tanto así como nosotros existimos, existen también los vampiros, o chupadores de sangre humana.