World Domination System [ 2 ]

Capítulo 230:

En las cámaras del Rey Cuervo Negro, un hombre se paró frente a un espejo de cuerpo entero con una armadura que parecía haber pasado por muchas batallas.

Múltiples agujeros se podían ver por todo su cuerpo donde el material de la armadura no había tenido más remedio que dar paso a los golpes penetrantes que había tenido que soportar.

Todavía se podía ver sangre en los bordes de estos agujeros, como si se hubiera empapado tanto que algo se hubiera filtrado en su propio ser.

En cierto modo, representaba la tenacidad del guerrero que lo había llevado y continuaba luchando sin importar cuántas heridas hubiera soportado.

Así se vio el Rey Cuervo Negro en el espejo: magullado, maltratado y ensangrentado;  pero con la frente en alto porque le había arrebatado la victoria haciendo todo lo que podía.

Lamentablemente, la imagen solo duró unos segundos antes de ser reemplazada por la realidad.

En el lugar del guerrero estaba un hombre que pasaba todo el día encerrado en el Reino, manejando varios asuntos mientras temía por el futuro.

De hecho, no era reacio a admitir que sentía miedo.

Como guerrero que había pasado por muchas situaciones que deberían haber resultado en su muerte, sabía que el miedo era un poder que incitaba a hombres y mujeres a luchar con lo mejor de sus habilidades.

Muchas veces, era este miedo el que permitía superar sus límites para dar un paso hacia nuevos niveles.

Sin embargo, antes, había temido que una hoja lo cortara, haciendo que todo su entrenamiento y sus sueños fueran discutibles.

Ahora, temía que sería recordado como un cobarde.

Un cobarde y un tonto que permitió que el Reino que gobernaba fuera manipulado para provocar su destrucción.

Deseaba poder evitar sus miedos simplemente hundiendo la espada en sus manos en los corazones de sus enemigos.

Por desgracia, ese no fue el caso.

Mirando a su alrededor por última vez y dejando de lado el ferviente sueño de estar de vuelta en el campo de batalla sin ninguna responsabilidad en lugar de tener que manejar asuntos políticos y económicos, el Rey Cuervo Negro dejó escapar un largo suspiro antes de dirigirse al Salón del Trono.

Su Reino estaba construido sobre la idea de que el poder era absoluto.  La gente reverenciaba el poder y los militares eran, en muchos casos, las personas más populares y ricas de todo el Reino.

Ahora, parecía que alguien había llegado a cuestionar si la descendencia de su dios legendario realmente dio un gran impulso en el poder como se decía.

Al llegar al Salón del Trono y ver al maldito anciano responsable de todo parado allí como siempre lo hacía como una sombra que no se iba, el Rey Cuervo Negro sintió que la ira que siempre reprimía se elevaba para afectarlo.

Antes, en realidad había sido un individuo de mente moderadamente fría que no recurría a enojarse por cada pequeña cosa.

Ahora, era esa ira reprimida la que a menudo asomaba la cabeza en presencia de ese anciano para dar la ilusión de que era un exaltado que fácilmente podía ser manipulado.

Llegaría su día, pensó por millonésima vez antes de sentarse en el Trono con el enorme Cuervo Negro encima de él.

Los dos hombres que habían estado afuera antes para ver el combate entre la mujer y el cuervo estaban frente a él.  Uno se arrodilló, mientras que el otro se inclinó.