Capítulo 12

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El cielo era blanco como el mármol al amanecer, la luz de la luna se desvaneció y el Acacia Gu dentro del cuerpo de Xiao Yuan al fin se calmó después de perturbarlo toda la noche. Xiao Yuan durmió profundamente con la cara pálida como papel, como si hubiera atravesado una gran catástrofe.

Cuando llegaron a Biluozhai, Mu Yingyang acostó a Xiao Yuan. En el momento en que Xiao Yuan dejó su abrazo, lo que bloqueaba el pecho de Gu Louyin se disipó un poco de forma inexplicable. Luo Lan llamó al mejor médico del Pabellón Yunjian, una de las shishu de Gu Louyin y la única anciana del Pabellón: Han Mu. Lin Wulian, que había oído las noticias, vino con ella.

Han Mu comprobó el pulso de Xiao Yuan, volvió a sondear su pecho y declaró:

—Tiene un Gu en su cuerpo.

Todos se sobresaltaron al escucharla.

—¿Qué clase de Gu? —preguntó Gu Louyin.

—No lo sé —dijo Han Mu con gran interés.

—¿Hay un tipo de Gu en el mundo que Han shishu no conoce? —preguntó Lin Wulian sorprendido.

—¿Qué tiene de sorprendente? —respondió Han Mu con ligereza—. El mundo es enorme, hay muchas cosas extrañas por ahí. El Gu en el cuerpo de Xiao Yuan es extraño y engañoso, y la persona que lo infectó, con seguridad, era un maestro de cultivo Gu.

—¿Así que no tienen opciones? —se burló Mu Yingyang —. Demasiado para ser el espadachín número uno del mundo, jaja —diciendo eso, estaba a punto de abrazar a Xiao Yuan.

Gu Louyin lo detuvo.

—¿Qué vas a hacer?

—Por supuesto que lo llevaré con shizun, ¿o se supone que debe quedarse aquí y esperar la muerte?

—No te preocupes, no morirá pronto —repuso Han Mu.

—¿Shishu tiene una forma de tratarlo? —susurró Gu Louyin.

—Debe haber una forma. El Gu de su cuerpo entró en la médula de su corazón. Si tomamos un poco de su sangre, es posible que podamos encontrar algo.

—¿Cuánta sangre necesitas? —preguntó Gu Louyin.

—Tres gotas.

Las muñecas de Xiao Yuan eran delgadas y justas, y colgaban indefensas a los lados.

—Trae un cuenco —ordenó Gu Louyin.

Luo Lan miró a su alrededor y cogió una taza de té de la mesa.

—Usa esto.

Mu Yingyang tomó la mano de Xiao Yuan, abrió con suavidad su palma y le pinchó el dedo. Como artista marcial, Xiao Yuan rara vez usaba armas, por lo que no tenía ampollas en sus manos y eran incluso más suaves que las de una chica. La sensación de sus dedos al tocarse hizo que Mu Yingyang se sintiera entumecido por un momento. Contuvo la respiración sin darse cuenta y preguntó:

—¿Le dolerá?

—Es sólo un piquete, no lo va a matar —bromeó Han Mu.

—Por favor, ten cuidado, shishu —dijo Gu Louyin.

Han Mu no sabía que pensar de esto. Después de tomar la sangre, Han Mu la olió y su expresión cambió un poco.

—¿Qué hueles? —preguntó Mu Yingyang

Han Mu lo ignoró, mojó una gota de sangre con su dedo y la lamió.

—¡Eh! —exclamó Mu Yingyang.

El mundo entero es mi crematorio + Extras [Español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora