Capítulo 41

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La cinta carmesí fue arrancada y algunos mechones del largo cabello disperso del joven cayeron sobre el cuerpo de Xiao Yuan. La luz de la luna en el exterior era clara, y un pensamiento sobrio destelló en la mente de Xiao Yuan, la persona a la que abrazaba era... Sin embargo, fue sólo un breve momento de lucidez mental y de nuevo fue abrumado por el deseo. Xiao Yuan no había besado a nadie antes, no sabía qué hacer y solo podía confiar en su instinto en momentos como ese. El olor del cuerpo del joven era limpio y cálido. No le desagradaba. Quería más. Lo mejor sería sumergirse por completo en su aliento y mezclarse con él.

Los ojos de Mu Yingyang se abrieron bruscamente. Todo fue tan repentino que ni siquiera se dio cuenta de lo que pasó. El cuerpo que apretaba sus brazos estaba ardiendo, y él también se sentía igual. El aliento que exhalaba era caliente. Había una fragancia única a su alrededor, diferente a cualquier olor de una sala de medicina. Una vez la olió antes, cuando su shixiong tuvo un ataque del Acacia Gu dos años atrás. ¿Por qué este hombre llamado An Mu también exudaba ese olor?

Los pensamientos caóticos, los recuerdos lejanos y el extraño toque en sus labios hicieron que Mu Yingyang se quedara inmóvil, perdido y confuso, hasta que la persona que tenía entre sus brazos estiró algo suave y le lamió la comisura del labio. De golpe, Mu Yingyang se sonrojó y por fin recordó el significado de tocarse los labios: lo besaron, lo besó una persona desconocida. Siempre quiso hacer esto con su shixiong. Llevaba mucho tiempo pensando en ello, pero ahora lo hacía con otra persona... Mu Yingyang contuvo la respiración, empujó enérgico al hombre y dijo enfadado:

—¡Tú! ¿Qué estás haciendo?

Xiao Yuan fue empujado al suelo con los ojos empañados, su expresión aturdida e impotente.

La fragancia se hizo cada vez más intensa, Mu Yingyang jadeaba ligero y una gota de sudor caliente resbaló de su frente. Estaba seguro de que An Mu también fue atacado por el Acacia Gu, y la peculiar fragancia que emitía tenía un efecto afrodisíaco sobre los hombres. Si se quedaba más tiempo, podría tener un accidente. Mu Yingyang apretó los dientes y preguntó:

—¿Tienes el antídoto?

Xiao Yuan no podía oír nada, excepto los rápidos latidos de su propio corazón. Cayó al suelo y tendió la mano hacia Mu Yingyang con impaciencia:

—Ven aquí... ven y ayúdame.

Mu Yingyang volvió a decir algo y se dio la vuelta para marcharse. Xiao Yuan no supo de dónde le vinieron las fuerzas, así que luchó por levantarse, tropezó unos pasos y se abrazó a la cintura de Mu Yingyang por detrás. Mu Yingyang hizo una pausa, su manzana de Adán rodó, y dijo rápidamente:

—No puedo ayudarte.

Xiao Yuan puso su mejilla en la espalda de Mu Yingyang, jadeando sin parar, y dijo con suavidad:

—Sí, puedes... ¿me abrazarás?

—Buen intento —resopló Mu Yingyang molesto.

No sólo estaba enfadado con An Mu, sino aún más consigo mismo. Sin importar lo poderosa que fuera la fragancia del Acacia Gu, no debió haber reaccionado. Debió patear a An Mu en el aire y luego alejarse, en lugar de ser abrazado por detrás y quedarse en el lugar. Pero, tal vez era porque An Mu y su shixiong fueron infectados con el mismo tipo de Gu, que cuando miró a An Mu, que deliraba, pensaba en su shixiong y en que nunca podría volver a tocarlo.

—Suéltame, si no me sueltas, yo, yo... —susurró Mu Yingyang.

Los ojos de Xiao Yuan estaban húmedos y rojos mientras era torturado por el Acacia Gu.

—¿Por qué no me quieres, no me veo bien? —preguntó agraviado.

—¡¿No sabes tú mismo si te ves bien o no?! —exclamó Mu Yingyang—. ¡Suéltame!

El mundo entero es mi crematorio + Extras [Español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora