Fang Baichu no sintió que hubiera nada extraño en sus palabras y siguió discutiendo con el tío Pan qué parte del cuerpo del cerdo era la más tierna. Gu Louyin sabía que esas "alegrías de pez y agua" no eran esas "alegrías de pez y agua". No quería preocuparse, pero cuando pensó en la escena que vio en la habitación de Xiao Yuan por la mañana, su humor siguió incontrolablemente caótico.
Mu Yingyang y Xiao Yuan eran condiscípulos que crecieron juntos desde niños y los sentimientos entre ellos naturalmente no se comparaban a los de otros. Mu Yingyang parecía saber que la muerte de Xiao Yuan era falsa y no se escondía más, en cambio a él se lo ocultó de principio a fin. Estaba claro a simple vista quién era más importante para Xiao Yuan.
Gu Louyin cerró los ojos, tratando de suprimir la sensación de asfixia y ansiedad en su pecho. Acaso no pensó hace poco tiempo que mientras Xiao Yuan estuviera vivo, no importaba con quién fuera amable, quién le gustara y con quién estuviera. No le importaba y no estaba capacitado para importarle. Ahora podía quedarse a su lado como un buen amigo, mirarlo y hablarle. Era suficiente para estar satisfecho. Si daba un paso más, podría ahuyentar a Xiao Yuan de nuevo. Todo lo que podía hacer era continuar con el status quo.
Gu Louyin pensó que se había calmado, pero cuando vio a Xiao Yuan y Mu Yingyang caminando uno al lado del otro, se dio cuenta de que había algunas cosas por las que no podía dejar de preocuparse solo diciendo que no le importaban. Un pensamiento secreto y egoísta se movió en su corazón: quería tomar a esa persona para sí, no dejar que los de afuera la vieran y la tocaran, para que siempre fuera el único a sus ojos. Pero no podía hacerlo. Xiao Yuan todavía estaba en este mundo, y eso ya era su mayor salvación e indulgencia. ¿Cómo podía estar dispuesto a hacer infeliz de nuevo a la otra parte?
Xiao Yuan soportó los "sinceros sentimientos" de Mu Yingyang a lo largo del camino, y su cara estaba llena de amargura. Dejó claro que no le gustaba, que era imposible, pero Mu Yingyang seguía sin dar señales de rendirse. Ya no sabía qué más hacer.
—¿Compraste el pato? —Xiao Yuan sonrió a Gu Louyin.
Gu Louyin lo miró como siempre y asintió con un "En".
—Pescamos un pez enorme —dijo Xiao Yuan—. ¿Te gustaría verlo?
—Sí.
El pescado en verdad era tan enorme que el tío Pan no tenía un plato lo suficientemente grande para él.
Ah Yuan estaba cocinando. El pescado se cocinaba al vapor, el pollo se guisaba, el pato se estofaba y el cerdo y las verduras se freían juntos. Para gente como Xiao Yuan, que estaba acostumbrado a comer manjares de todo el mundo, las habilidades culinarias de Ah Yuan sólo podían calificarse de normales. Xiao Yuan quería ir a la batalla solo, pero Shen Fugui no era un tipo que cocinara. Para no revelar su identidad delante de Gu Louyin, sólo pudo contener el picor de sus manos, aunque sospechaba que Gu Louyin parecía notar algo. Cuando todos se reunieron para cenar, Mu Yingyang puso comida en el cuenco de Xiao Yuan.
—Este es el pescado que pescamos juntos. Come más.
Xiao Yuan no supo qué decir por un momento. Mu Yingyang fue amable con Shen Fugui. No, debería ser imposible que Mu Yingyang fuera tan bueno con alguien excepto con su shixiong. Eligió comida para él de una manera tan digna que hasta un tonto podría ver que había gato encerrado. Sin embargo, Gu Louyin seguía sin sospechar nada, como si se hubiera vuelto tonto.
Xiao Yuan comió el pescado distraído, pensando en cómo pedirle a Fang Baichu que revisara el cerebro de Gu Louyin.
Después de la comida, salieron al patio para disfrutar de la luna. Ah Yuan sirvió sus pasteles caseros, miró la luna en el cielo y luego miró al joven de pelo plateado y ropas blancas. Pensó, "¿por qué disfrutar de la luna cuando podía admirar al maestro inmortal?" Xiao Yuan vio los pensamientos de la pequeña Ah Yuan y se burló:
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El mundo entero es mi crematorio + Extras [Español]
Historical FictionXiao Yuan tenía una gran responsabilidad. Debido a ciertas restricciones, debía llevarse bien con un grupo de escorias. Cuando la misión se completó, las restricciones desaparecieron, y Xiao Yuan gritó de alegría: ¡Ah, este es el sabor de la liberta...