Una vez más, Xiao Yuan se vio rodeado por el aura de otro hombre, pero a diferencia del cálido y limpio olor de Mu Yingyang, Xiao Du tenía un frío olor a sangre en su cuerpo. Cuando lo sostuvo en sus brazos, el calor en el cuerpo de Xiao Yuan se disipó ligeramente, y su lucidez perduró por un corto tiempo.
Xiao Yuan permaneció cerca de Xiao Du y miró a Mu Yingyang. Mu Yingyang también lo miró, sus labios se movían en silencio, como llamándolo "shixiong". Su mano derecha colgaba de forma antinatural, y aunque no había sangre, podía verse que estaba gravemente herido. Era probable que la mano de Mu Yingyang quedara arruinada. Xiao Yuan apartó la mirada de Mu Yingyang y dijo:
—De acuerdo.
—¡No! —Mu Yingyang gritó con esfuerzo—. ¡Déjalo en paz, shixiong, ignórame!
Xiao Du levantó ligeramente los ojos. Acarició la mejilla de Xiao Yuan con la palma de la mano y dijo:
—No escuché lo que Ah Yu acaba de decir. ¿Dilo otra vez?
Xiao Yuan fue forzado a mirar de frente a Xiao Du, sus largas y gruesas pestañas temblaron, y susurró:
—Dije que seré obediente y te escucharé, siempre y cuando lo dejes ir.
Xiao Du sonrió al instante.
—Es imposible dejarlo ir. Voy a mantenerlo en prisión para que Ah Yu pueda permanecer siempre obediente.
Xiao Yuan apretó los puños con fuerza, sus uñas casi se clavaron en su carne. Bajó la cabeza y jadeó.
—Como quieras.
Al oír esto, Mu Yingyang luchó frenéticamente. Prefería morir antes que convertirse en una carga para su shixiong.
—¡Xiao Du, deja ir a mi shixiong, puedes matarme si lo deseas!
—Sella su base de cultivo y llévalo a la Prisión Suoxian —ordenó Xiao Du a Meng Chi.
Con su base de cultivo sellada, Mu Yingyang no podría si quiera suicidarse.
Después de que Xiao Du terminara de hablar, levantó a Xiao Yuan en sus brazos.
—Pon tus brazos alrededor de mi cuello.
Xiao Yuan hizo lo que dijo, tan dócil como una oveja. Xiao Du parecía gentil. Tiró al suelo la túnica con la que Xiao Yuan estaba cubierto y se fue con él en brazos. Mu Yingyang soltó un rugido que helaba la sangre:
—¡No te vayas, shixiong! ¡Vuelve, no te vayas! Devuélveme a mi shixiong...
Su voz ya estaba llena de lágrimas, y el dolor de perder su mano derecha era mucho menor que el de ver cómo se llevaban a su shixiong mientras él era impotente para evitarlo. Meng Chi sabía que era una bendición salvar la vida de Mu Yingyang y dijo:
—Maestro Mu, déjame echar un vistazo a tu mano primero.
Meng Chi quiso tomar la mano de Mu Yingyang pero él la apartó.
—¡Voy a buscar a mi shixiong y voy a salvarlo!
La mano derecha de Mu Yingyang quedó inservible y estaba seriamente herido, pero Meng Chi no pudo contenerlo. Un fuego furioso surgió en su pecho. Meng Chi abofeteó ferozmente a Mu Yingyang, apretó los dientes y exclamó:
—¡Mírate, qué desperdicio! ¿Qué puedes hacer por tu shixiong? No eres rival para el Venerable Señor ni siquiera con tus dos manos intactas, y ahora incluso yo puedo matarte con facilidad. ¿Todavía vas a arrebatarle a alguien al Venerable Señor? ¿Por qué no sigues soñando? Todo puede pasar en tus sueños. No sabía si Mu Yingyang escuchó sus palabras o es que ya no tenía fuerzas para gritar, pero miró su mano derecha inexpresivo, con los ojos apagados. Meng Chi lo vio brillante y vigoroso. Ella le dijo antes a Xiao Yuan que la razón por la que habló varias veces por Mu Yingyang fue porque le gustaban los jóvenes guapos. No era mentira. Ahora miraba el aspecto menguante de Mu Yingyang y suspiró. En sólo una noche, este chico de dieciocho años experimentó todas las alegrías y penas que un hombre puede experimentar en su vida. El shixiong que llevaba dos años muerto, su amado shixiong, apareció ante él sin previo aviso. Shixiong lo abrazó y lo besó. Él también abrazó y besó a shixiong. Justo cuando pensaba que iba a estar con su shixiong, su mano se estropeó y le arrebataron a su shixiong de nuevo.
ESTÁS LEYENDO
El mundo entero es mi crematorio + Extras [Español]
Historical FictionXiao Yuan tenía una gran responsabilidad. Debido a ciertas restricciones, debía llevarse bien con un grupo de escorias. Cuando la misión se completó, las restricciones desaparecieron, y Xiao Yuan gritó de alegría: ¡Ah, este es el sabor de la liberta...