Capítulo 69

84 16 1
                                    

Desde que Gu Louyin desertó del Pabellón Yunjian y se desconocía su paradero, Shen Fugui y Cai Xunnian estuvieron buscándolo. Después de buscarlo durante varios meses sin éxito, Cai Xunnian propuso volver al Pabellón Yunjian para preguntar si había alguna noticia. Tal vez Gu Louyin ya había sido llevado de vuelta por el Pabellón Yunjian. Los dos se apresuraron a ir al Pabellón Yunjian y en un abrir y cerrar de ojos tuvieron que luchar contra los discípulos del Pabellón Yunjian.

Mientras que Cai Xunnian estaba despreocupada, Shen Fugui tenía el corazón roto. Este grupo de secuaces no era nada, pero cuando los ancianos del Pabellón Yunjian o el propio Gu Hang llegaran más tarde, ¿podrían seguir luchando? Definitivamente era imposible vencerlos y dañaría la armoniosa relación de la Secta Xuanle y el Pabellón Yunjian. Aunque la última vez, cuando se enteró de que su amigo fue obligado a la demonización por su shimen, no se contuvo y regañó a todos en el Pabellón Yunjian, excepto a Gu Hang, pero no fue hasta el punto de una ruptura completa. Al ver que su shimei ya había invocado su se[1], Shen Fugui se apresuró a tratar de detenerla:

—¡Shimei, no!

Era una pena que Cai Xunnian nunca fue una buena shimei que escuchara a su shixiong. Sus blancos y delgados dedos pulsaron las cuerdas con rapidez y unas ondas invisibles se extendieron desde ellas. Las ondas sonoras rodearon en todas direcciones llenas del elegante y poderoso poder espiritual único de las discípulas de la Secta Xuanle.

La mayoría de los discípulos que custodiaban la puerta del Pabellón Yunjian eran jóvenes discípulos externos. Sólo la mitad de ellos fueron capaces de resistir las ondas sonoras de Cai Xunnian y la otra mitad fueron alejados unos pasos; algunos incluso perdieron sus espadas. El discípulo líder gritó indignado:

—¡Qué hace aturdidos, recojan sus espadas!

—¡Shixiong, ayúdame a derrotarlos! —dijo Cai Xunnian.

Ya que su amada shimei habló, a Shen Fugui ya no le importó la armonía entre sectas. Tomó la flauta que llevaba atada a la cintura y se dispuso a tocar junto a Cai Xunnian. Una voz familiar llegó desde detrás de él:

—Dignos hombres de dos metros golpeados así por una niña pequeña, mi viejo problema de vergüenza ajena ha vuelto y me arde la cara.

Todos miraron a la fuente del sonido y vieron a un hombre con el atuendo de discípulo del Pabellón Yunjian sentado en la puerta, mirándolos con condescendencia. Shen Fugui supo por qué esa voz le resultó familiar: ¡era su propia voz!

—¡¿Shi, shixiong?! —Cai Xunnian se quedó sin habla.

Los discípulos del Pabellón Yunjian miraron a Shen Fugui vestido de amarillo y a Shen Fugui vestido de blanco, sus expresiones estaban sorprendidas y confusas.

—¿Cómo puede haber dos shixiongs...? —Cai Xunnian seguía perpleja—: ¿Cuál es el verdadero?

—¡Claro que yo soy el verdadero! —Shen Fugui estaba furioso, señaló a Xiao Yuan y dijo—: Lo han visto, aquí hay una falsificación. ¡Lo que dijeron sobre robar el tesoro del Pabellón Yunjian fue hecho por esta falsificación y no tiene nada que ver conmigo!

Xiao Yuan sonrió ligeramente.

—Joven Maestro de Secta Shen, no te enfades. Es culpa mía haber usado tu cara sin autorización. Lo enmendaré en el futuro.

—¡Escuchen, lo admite! Dios mío, casi me matas... —gritó Shen Fugui.

—Probablemente sea una tradición del Pabellón Yunjian hacer daño a gente inocente —dijo Cai Xunnian con frialdad.

El discípulo del Pabellón Yunjian supo que estaban en el lugar equivocado e inmediatamente señaló con su dedo a Xiao Yuan:

—¡Bajen a esta persona por mí!

El mundo entero es mi crematorio + Extras [Español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora