Capítulo 44

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Xiao Yuan obedeció las palabras de Xiao Du y no volvió a utilizar los cuerpos de otras personas. Cuando regresó al Patio Chanxin, Le'er se sorprendió al verlo:

—¿Ma, Maestro Xiao?

La identidad de Xiao Yuan ya no era un secreto en la Secta Xingtian y no se molestó en ocultarlo.

—Soy yo, cambia toda la ropa del armario.

Le'er se quedó atónita.

—¿Entonces el Maestro An no volverá?

Xiao Yuan sonrió y señaló significativo:

—No, él volverá, sólo espera.

Xiao Du ordenó a la gente que enviara ropa recién confeccionada, la mayoría roja pero no monótona. Aunque fuera rojo, había variaciones de carmesí, rosa, magenta, carmín, granate... Los ojos de Xiao Yuan se iban a poner rojos. Antes le apasionaba el rojo, pero lo usó menos en los últimos dos años, en mayor parte porque la cara sencilla de An Mu era un poco difícil de combinar con el rojo, así que poco a poco dejó de gustarle tanto.

Xiao Yuan se puso una túnica brocada de color oscuro, un poco menos brillante y un poco más digna que las demás. Como dijo Meng Chi, así parecía menos una zorra[1] que dañaba al país y a la gente.

Xiao Yuan no supo si reírse o no.

—Quieres decir que sigo siendo una zorra.

—Llamarte zorra no es un insulto —dijo Meng Chi con una sonrisa—, es un cumplido a tu buen aspecto.

Xiao Yuan no se lo tragó. Halagarlo por su buena apariencia no era tan agradable como halagarlo por su dinero.

—Déjame preguntarte, dijiste que pondrías el antídoto del Acacia Gu en un lugar obvio. ¿Por qué busqué en la sala de medicinas de arriba abajo y no lo encontré?

Sabiendo que Xiao Yuan haría esta pregunta, Meng Chi explicó:

—Lo dije, pero entonces el Venerable Señor me buscó y me pidió que le diera el antídoto. Más tarde, vino la gente del Pabellón Yunjian y no tuve tiempo de decírtelo.

El rostro de Xiao Yuan estaba inexpresivo.

—Oh, él otra vez. —No se sorprendió en absoluto.

—Su Señoría no esperaba que hubiera accidentes. Sólo quería que cedieras en el asunto del intercambio de corazones. —Meng Chi dijo con una sonrisa irónica—: Hizo todo lo posible por volver corriendo y por ello fue lastimado por una espada del Pabellón Yunjian, pero aun así llegó un paso demasiado tarde.

Xiao Yuan hizo una mueca:

—Creo que fue un paso demasiado pronto.

Meng Chi hizo una pausa con su expresión un poco complicada, y lentamente preguntó:

—Tú y Mu Yingyang... ¿Te gusta?

—No me gusta. —Xiao Yuan recordó el sentimiento de entonces y respondió con sinceridad—. Pero me siento bien intimando con él.

—Fuiste torturado hasta la muerte por el Acacia Gu, y cualquiera se sentiría bien intimando contigo.

—Excepto tu Señor —dijo Xiao Yuan casual.

Meng Chi no estuvo de acuerdo:

—Ya llevabas un rato despierto, eso no cuenta, ¿por qué me miras así?

—Sólo tengo un poco de curiosidad. Si eres desleal a Xiao Du, por qué hablas por él y piensas en él todo el tiempo; pero si eres leal a Xiao Du, por qué me has ayudado mucho a mí y a mi shidi a sus espaldas. No puedo entenderlo.

El mundo entero es mi crematorio + Extras [Español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora