Aprendiendo el oficio

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Nuevo día, nuevas oportunidades. Vix planeaba dejarme sola en el puesto y estaba algo nerviosa, mas por el hecho de que yo iba a dirigir a todas.

Estabamos en recepción y había un grupo de al menos sesenta zorras, Lila incluida, y Vix estaba ahí esperándome mientras todas estaban reunidas para iniciar la jornada. Vix vestía un short y top negros, por donde viera de su piel había red, usaba guantes de cuero, y su pelo rizado estaba organizando en dos coletas que parecían pompones.

- Muy bien zorras, turno mañana usual de día uno de la semana. Gente con resaca del día diez, gente que necesita descargarse antes de trabajar, etc. Lo particular de hoy es que yo no manejare sus contratos para nada, Marilin hoy trabajará sin mi ayuda, lo que significa que los clientes que ustedes reciban son responsabilidad de ella, las llamadas de seguridad se las harán a ella, y lo mas importante, si queda algún cliente en el establecimiento para el fin del turno, es culpa de ella.- Ella sonrió mientras todos me miraban, probablemente juzgando y preocupados.

Maldita sea Vix, se que querias mantener tu personaje de mujer estricta frente a todos, pero ponerme así de nerviosa era para nada alentador.

Todos ya lo sabían, si algo malo pasaba sería mi culpa. Ví a Vix por un instante, y en su mirada podía notar que había algo raro, no se si sabía que algo sucedería y esperaba que fallase, o simplemente le divertía verme nerviosa. Cual fuera el caso, ella simplemente se sentó en la silla que yo solía ocupar y agarró su libro de dibujos.

- M-Muy bien chicas, va a ser una excelente jornada, vayan a sus puestos habituales y prepárense, los clientes empezaran a llegar pronto.- Dije y en el instante, diez de ellas se fueron a través de portales mientras que el resto caminó a sus puestos.

Me senté en el asiento de Vix y la miré, mientras que ella solamente hacia dibujos en su libro.

Yo estaba vestida con el mismo vestido y máscara que me dió la Matriarca ayer, era bonito así que no veía por qué no usarlo de nuevo.

- No vas a ayudarme en nada ¿Verdad?

- Tu puedes manejarlo, si no puedes con esto no se como le haras para ser zorra.- Vix respondió y comenzó a dibujar.- Los clientes ya van a llegar, recuerda que los que tienen reservación estan al final del libro, las chicas manejan sus reservaciones individualmente, nosotras solo las anotamos al final de la jornada.

Asentí y esperé pacientemente, mientras tanto comencé a leer el libro. Ahora que podía verlo, era otoño, y faltaban cuatro decenas para el paso de estación. Habían muchas reservas para hoy pero había algo muy raro, Lila tenía reserva para todo los inicios de decena por el resto del otoño.

- Oye Vix ¿Quién es el cliente regular de Lila?

- Lo verás en un rato ¿Por qué? Desde ya te voy avisando que si te pones celosa, este no es tu tipo de trabajo.

- N-No son celos, es curiosidad, la ordenó todos inicio de semana de otoño.

- Y lo hará en invierno, y primavera, solo se que cuando ese hombre entra, sale igual de arreglado como vino... Si tan curiosa andas, mejor le preguntas a ella, pero creo que este es un asunto que no te incumbe a ti, ni menos a mi. Vienen clientes, comportate.- Vix me regañó y empezó a llegar la gente.

Muchos conocían a las chicas, otros tenían reservación, otros se tomaban su tiempo para elegir, pero Vix no me corrigió en ningún momento así que asumí que estaba haciendo un buen trabajo.

Pasaron las horas, y casi se hacia momento del fin de turno. Llegó un hombre de un metro setenta con una gabardina negra y capucha, en el cinturón un medallón con el diseño de una rata, pero cuando lo mire al rostro su cara se distorcionaba y me dolían los ojos.

- ¡Hey! Sin hechizos de camuflaje en la Madriguera.- Vix le grito y él chasqueo los dedos, era un hombre de cabello castaño y corto, un ojo blanco, probablemente ciego y otro verde.

- Me disculpo, reservación número 7, Lila, asumo que la conejita aquí está reemplazándote hoy. ¿Verdad Vix?

- Si, y si tanto te preocupas por tu identidad, Paolo, te recomiendo que dejes de charlar y pases por el portal que la Coneja esta por abrirte.- Apenas dijo eso, yo terminé de abrirle el portal al hombre y este paso sin decir mas.- Ugh que dolor en el culo. De verdad preguntale a Lila al respecto cuando termine su turno o lo que sea, yo no puedo hablarte de con quién hace tratos.

- El símbolo de la rata... Creo haberlo visto antes.

- ¿Ah si?

- Si, en la prisión...

- Bueno, después lo hablarás con ella, mas por respeto a sus secretos, pero mejor que no sepan quien eres y no te veas involucrada. Haz hecho un buen trabajo hoy, ve con la Matriarca, me pidió que te dejara salir unos minutos antes.- Vix se levantó de su asiento y arrancó una hoja de su cuaderno y me la dió.

En el dibujo estaba yo con la ropa que traía puesta, dándole un golpe en las nalgas a Vix con una especie de paleta con agujeros, ella apoyada contra el mostrador con una cara de placer algo exagerada.

Miré a Vix toda sonrojada y ella solo me guiñó el ojo, doblé el dibujo y lo guardé en mi escote antes de ir a la oficina de Ariadna.

Al entrar ella estaba organizando en una pizarra los horarios de la decena. Siete dias de trabajo, tres de descanso, y los dias de descanso también tenían actividades.

- Marilin, buenos dias. Por lo que veo hiciste un buen trabajo, le dije a Vix que te dejara ir antes si lo hacías bien.

- Buenos dias Matriarca, si, fué un bien día, algo intenso pero bueno, todo bajo control.

- Excelente, me alegra oir que te va bien. Me tomé la libertad de ajustar tus horarios a los míos, sientate y te explicaré bien.- Ella parecía que había trabajado toda la mañana en esto, y le parecía importar mucho. Tomé asiento y ella prosiguió.- Bien, de días uno a siete tienes trabajo de recepcionista, días, cada día de por medio tendrás ejercicio con Annabelle.

- Entiendo, tengo que hacer mas ejercicio y seguir trabajando.

- Si, los días tres, cuatro y cinco tendras clases conmigo, los dias dos, seis y siete tendrás entrenamiento de Zorra, y los días ocho, bueno... Si quieres podemos tener tiempo de familia.

Me puse a mirar la pizarra y sonreí un poco a la Matriarca, si bien era una decena bastante atareada, sabía que debía volver a la actividad plenamente si quería volver a estar en forma.

- Me parece bien, esta algo apretada la agenda pero me gusta, y estoy de acuerdo con el tiempo familiar.-Me acerqué a abrazar suavemente a Ariadna y esta sonrió, se me hacía raro, sobre todo porque mi cabeza llegaba justo debajo de sus pechos, pero a ella le parecia gustar que la abrazara.- Gracias por ayudarme a organizar todo, prometo trabajar duro.

Ella respondió el abrazo y me acarició la cabeza, luego se separó y sonrió un poco.

- Bien, vamos a conocer a quienes te entrenará como Zorra, ¿Si? En las habitaciones de cuero en el segundo piso.

Asentí y comenzamos a caminar fuera de su oficina, yendo hasta el piso dos. Entramos a una habitación cuyas paredes estaban forradas en terciopelo rojo, el piso era de madera bien pulida, habían varios aparatos para restringir a la gente, cosas que parecían elementos de tortura pero no del todo. Me estaba comenzando a hiperventilar pero la Matriarca puso su mano sobre mi hombro para que me calmara.

Un hombre y una mujer se acercaron a nosotras. La mujer rubia vestida con un ajustado entero de cuero, zapatos de taco aguja, y llevaba de una correa, aunque él la seguía sin necesidad de que ella tirara, al hombre, quien solamente estaba usando unos boxers de látex, y una mascara de cabeza entera de cuero con solamente orificios para que pudiera respirar y un cierre a la altura de la boca. La imagen era... Perturbadora en cierto sentido.

- Marilín, te presento a Max y Laura, Maestro y Dominatrix de las salas de cuero, ellos dos te enseñaran a ser dominante como se debe.- Dijo Ariadna mientras que el hombre abrió la cremallera de su boca y me estrechó la mano.

- Bienvenida, será un gusto enseñarte.- Y aunque pareciera que la dominante era ella en ese momento, el qué me dirigió la palabra fué él.

Estaba totalmente confundida.

La Madriguera de la ZorraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora