Un paseo por la ciudad

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- Vamos, solo un poco más, no falta tanto.

- Cinco minutos, necesito tomar aire y sombra... Por favor.

- Está bien Mari, paremos junto a ese árbol de ahí, de paso te puedes reaplicar la crema solar. Es bueno verte aquí por cierto, pensé que después de lo que pasó en la fiesta, te ibas a tomar unos dias de descanso.

- Tengo que estar en forma, más si alguien me vuelve a atacar, no soy tan fuerte... Sombra, ¡Sí!.

Annie y yo estabamos trotando como de costumbre, por suerte aceptó mi propuesta de detenernos para descansar, si bien estaba haciendo mejores tiempos y me estaba cansando menos, aún tenía que ponerme crema en el rostro para no quemarme por el sol. Una pensaría que el sol de invierno quemaría menos, pero el frío solo hacía mi piel mas sensible.

Estaba vistiendo pantalones de jogging y una sudadera, junto con mis zapatillas de correr, además llevaba una mochila con mi paraguas y mi crema solar. Me posicioné bajo el árbol, tomando asiento en el suelo, y Annie se paró a mi lado, vistiendo una sudadera que apenas le tapaba los pechos, y unos pantalones de jogging, ambas prendas grises.

- Vas mejorando Mar, me alegra ver que sigues motivada para entrenar.

- B-Bueno, tu siempre vas frente a mi... Tengo razón para seguir corriendo.- Le miré las nalgas de reojo y ella se rió algo fuerte.

Saqué mi crema solar y me la empecé a aplicar en cualquier parte de la piel que estuviera descubierta, mientras que Annie se sentaba a mi lado y sonreía un poco.

- Oye, ahora que lo pienso, tu y yo no hemos cogido, ni nos hemos juntado a tomar una cerveza o algo así.

- Bueno, tenemos trabajos distintos y no nos cruzamos tanto fuera de nuestras salidas a correr...

- Cierto, bueno, si quieres podemos organizarnos para vernos después de la cena.- Ella entonces se posicionó entre mis piernas y se acostó con la cabeza en mi pelvis.- Se que tienes tus planes, entre entrenar a la nueva y pasear por ese convento, imagino que estarás ocupada.

- Si, pero puedo hacer un espacio para ir a tu cuarto ¿Seremos solo nosotras dos o traerás a algún amigo?

- Solo nosotras, mis amigas se van con sus respectivas parejas. Aparte irás a mi casa, yo no duermo en la Madriguera, tengo mi casa en las afueras de la granja.

- Oh, supongo que está bien, me hará bien salir de la estancia un rato.

- Excelente... ¿Nos quedamos así un rato? Tu entrepierna es cómoda.

- ¿Damos por finalizado el ejercicio de hoy y disfrutamos de la mañana antes de nuestros horarios laborales?- Sonreí mientras acariciaba el cabello de Annie, y ella asintió.

- Si, hace mucho que no tengo una mañana pacífica, esto me sienta bien.

Nos quedamos ahi un buen rato hasta que se hizo hora de volver, yo abriendo mi paraguas y caminando bajo el rayo del sol invernal.

Vix se había tomado el día y mi turno de recepcionista fué algo solitario, pero tranquilo, al terminar mi turno, me dirigí a las habitaciones de cuero para ver a Paz, Max y Laura.

Paz estaba usando una falda ajustada de cuero negro, y un chaleco hasta las costillas que hacía juego, además de unas botas altas hasta las rodillas, y un maquillaje bastante atrevido, labial y delineador negro. Diosas, era una chica totalmente distinta, me encantaba la cantidad de facetas que tenía.

Max y Laura se encontraban torturando sexualmente a un cliente, mientras Paz miraba atenta, su cara casi contra el vidrio. Me acerqué a ella y besé su mejilla antes de ponerme atenta a la acción que Max y Laura estaban ofreciendo.

La Madriguera de la ZorraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora