Una tarde movida

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Luego de darle cinco minutos para que preparara su "sorpresa", entré al dormitorio y ella me estaba esperando allí en su cama, cubierta con una sábana mientras que las luces de la habitación estaban apagadas, y unas pequeñas velas aromáticas de sabores distintos que no combinaban bien estaban encendidas.

- Lamento si las velas huelen mal juntas, perdí las etiquetas hace un tiempo y... Bueno ya sabes.- Ella se tocó la nariz con la punta del dedo y yo asentí, si bien los olores de las velas eran muy intensos, el gesto que ella quería dar era hermoso.

Me acerqué a la cama con ella y apoyé el maletín a su lado, recostándome en la cama y dándole un suave beso. Ella quitó las sabanas de su cuerpo para revelar la lencería que traía puesta, un bonito set morado de corpiño y tanga de encaje.

- Estas muy bonita hoy Lila.

- Tu también Mari, el uniforme de hoy te queda sexy.- Dijo Lila y se acercó a besar mi cuello suavemente mientras yo acariciaba su cabello. Si estaba algo nerviosa por hacer esto, ella hacía que todo eso lo dejara en la puerta, conmigo se molestaba en quitarse las pociones antes de tocarme, al menos lo hizo las últimas veces, y me generaba confianza que no lo intentara hacer sin que yo lo quisiera, que no me enbaucara con trucos baratos.

Sus manos poco a poco comenzaron a desabotonar mi camisa para exponer mi torso, bajando lentamente para sujetar mis pechos por encima de mi brasier y apretandolos con cuidado. Se puso sobre mí lentamente, mordiendo mi clavícula con cuidado mientras sus muslos rozaban mi entrepierna. Aún me ponía algo nerviosa tenerla encima, sentía que iba a perder el control de la situación y empecé a agitarme un poco, pero ella se dió cuenta y lentamentepuso su cabeza en mi pecho, parecía que oía mis latidos... Instintivamente la abracé y comencé a calmarme, esto se sentía bien, ella sabía lo que necesitaba en este momento.

- Perdona, no se si pueda...

- Tranquila, podemos parar si no quieres.

- Pero quiero hacerlo, solo... Me cuesta ser pasiva sin recordar todo.

- Podemos hacerlo a tu manera, puedes estar arriba si quieres, pero prometo ser delicada contigo, no voy a lastimarte y podremos detenernos siempre que quieras ¿Si?

- Está bien, puedo intentarlo... Confío en ti, pero prométeme que estoy en control.

- Lo estas, solo dame la orden.

- Adelante... Podemos hacerlo.

Ella entonces asintió y comenzó a besarme nuevamente, quitandome los shorts poco a poco mientras que sus manos acariciaban mi vagina sobre mis bragas. Dejé salir un leve gemido que ella calló con un beso, mordiendo mi labio inferior suavemente mientras sus manos me quitaban la ropa, dejándome solamente con mi ropa interior la cual lentamente se iba mojando con mis fluidos.

Mis brazos la rodeaban y mientras ella estaba mordía mi cuello, sus dedos acariciando mi clítoris lentamente y forzándome a gemir un poco mas fuerte, Lila haciendo mi ropa interior a un lado y llevando sus dedos lentamente a mi interior. Mi espalda se arqueaba del placer, era la primera vez que alguien me hacía sentir algo de este modo, comencé a mover mis caderas suavemente mientras que ella metía sus dedos mas profundo dentro de mí, le quité el corpiño para tener acceso a sus pechos y comencé a chupar uno de sus pezones, sus gemidos inundaban la habitación junto a los míos, era hermoso.

- Ah, Mari... ¿Crees que estes lista para llevarlo un poco mas lejos?- Lila me preguntó mientras sacaba los dedos de mi entrepierna, y yo estaba confundida por la pregunta, hasta que tomó el maletín the traje y lo abrió.

- Tengo miedo de arruinarlo pero... Confío en ti, haz lo que quieras conmigo.- Ella se separó de mí y yo abrí mis piernas para ella, mirando hacia un costado avergonzada, nerviosa, pero ella era tan cuidadosa conmigo que sentía que esto era correcto.

La Madriguera de la ZorraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora