¿Y ahora qué?

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En mi vida me quedaban pocas cosas que apreciara, que atesorara como se debe, y una de ellas era Kaz... Incluso cuando nos separamos, incluso cuando ambos fuimos idiotas y nos tratamos mal luego de la relación, habíamos aprendido a querernos cómo amigos nuevamente, nos conocíamos de manera muy cercana y nadie nos podía quitar eso.

Si no fuera porque Mari vio a las diosas y me describió que ellas no influían en el destino, creería que ellas solo me daban desgracias, y que había sido abandonada por ellas... Tengo un caso terminal de mala suerte, y hoy no ha sido la excepción.

Los últimos cinco años de mi vida han sido una caída tras otra, y cuando creo que algo bueno me puede pasar, esa cosa buena se transforma en algo malo de inmediato... Soy una tonta por tener esperanza de que la vida me puede dar algo bueno, debería acabar con todo esto.

Primero mi cuerpo, luego mi mejor amigo, ahora mi ex novio, todas tragedias que no pude predecir, siendo demasiado inocente como para pensar que algo malo podría pasar.

Mientras lloro, estoy armando unos bolsos para irme de la Madriguera... ¿Pero a donde iría? No tengo nada, y lo único que me queda que me importa está aquí... Mari.

Y tengo miedo de que también voy a perder a Mari tarde o temprano, la quieren asesinar hace un buen rato, y si bien con ella me he mantenido en calma, en mi cabeza hay mas preocupación de la que ella se imagina. Ella es un ente divino, y es básicamente ahora un enemigo público, no va a pasar mucho para que alguien la encuentre, ya lo hizo, y mató a mi exnovio para demostrar lo cerca que está de ella.

No se que hacer... Quiero irme para no causar mas desgracias aquí, pero si me voy, no podré proteger a Mari...

Casi como si la hubiera invocado, Mari se apareció en la puerta de mi cuarto, golpeando la puerta y apoyada sobre el marco de la misma.

- Lila... ¿Puedo entrar?

- Supongo... Aunque preferiría que no me vieras de este modo.- Mi voz estaba temblorosa, estaba... Quebrada, se sentía horrible.

Ella se acercó a mí y se sentó a mi lado, abrazándome suavemente mientras yo me rendía y empezaba a llorar de nuevo sobre su hombro. Su mano en mi espalda se sentía reconfortante, pero al mismo tiempo como si yo fuera la siguiente que iba a morir... Kaz fue asesinado porque era amigo de Marilin, o al menos porque habían hablado alguna vez.

- Estoy asustada Lila... No quiero que nadie mas sufra en la mansión porque alguien me quiere matar a mi...- Ella se veía muy mal, podía sentir que le dolía mucho lo que había sucedido, ella tenía que volverse mas fuerte, porque si no, el asesino podría herirla mucho peor que el de la fiesta, ella tenía que aprender a defenderse.

- Él era el mejor amigo que tenía aquí después de que dejamos de ser pareja... No dejaré que el asesino se lleve a nadie mas, y eso te incluye a ti Mari. Se que tu magia probablemente sea lo mas fuerte que existe en el planeta ahora mismo, pero necesitas practicar con ella, y tienes que aprender a defenderte de otras maneras...- La miré a los ojos, me dolían los míos, sentía que me ardían de todo lo que había estado llorando hasta recién.

- Yo... Espera. ¿A donde vas?- Ella echó un vistazo al bolso con mi ropa que estaba apartado a un lado de mi cama.- ¿Ibas a dejar la Madriguera?

- Aun quiero... Pero mientras estés aquí, tengo un motivo para quedarme... Dame el resto del día por favor, necesito desahogarme. Ven a la noche por favor así puedo hablar contigo sobre lo que sucedió como se debe.- Le pedí a Mari un poco de espacio para poder descargarme, pues no iba a ser lindo lo que iba a pasar ahora.

Mari asintió, probablemente no sabía lo que pasaba por mi mente, pero tampoco quería que supiera. Ella se fue y cerró la puerta, y en cuanto lo hizo tomé un profundo respiro, y busqué una pequeña bolsa bajo mi cama. Saqué de esta una daga retráctil que tenía de cuando era una Rata, y contra el poste de la cama me puse a practicar varios golpes y movimientos.

La Madriguera de la ZorraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora