El día de las Tres Diosas

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Diez días han pasado desde esa última pelea, y la verdad aún no podía quitarme la sensación de que podría estar en peligro en cualquier momento. Si, el enemigo había caído, pero muchos murieron por mi culpa, y la idea de que alguien intente dañarme a mí o a los que amo no dejaba de dar vueltas en mi cabeza. No iba a mentir, estaba mas relajada que antes de eso, pero había tanta sangre en mis manos que se me hacía bastante difícil encontrar la paz.

Ahora mismo me encontraba junto a Ari y Vix en el lobby, esperando la llegada de las conejas y de Renata, Lila estaba relajándose con Paz en su cuarto, y Kiria se encontraba en la cocina trabajando incansablemente, pero en esta decena pareció disfrutar mucho el trabajo, al parecer estaba acostumbrada a un nivel presión y que laburar en una mansión era menos estresante que estar bajo la tiranía de una concejal con delirios de esclavista.

Mamá vestía un sobre todo bastante elegante de color rojo y guantes de cuero, Vix llevaba lo mismo pero en negro, al parecer querían combinar como pareja. Yo vestía mas casual, me había hartado de andar tan arreglada durante los últimos días, usaba un sweater de lana color beige, unos jeans negros y botas de cuero con interior acolchado, bien invernal.

- Llevamos paradas aquí como tontas treinta minutos, ¿No se supone que tus portales deberían haber acelerado esto, Ari? Van a llegar mas tarde que el año pasado.

- Vix, solo llevamos diez minutos aquí paradas, mis portales funcionan bien, y si estás tan apurada, puedes ir a la cocina a ayudar con la cena, claro, tendrías que cruzarte de vuelta con Kiria.

- No tengo nada contra la dragoncita.

- Toda la decena la estuviste vigilando de cerca, ¿Eso no es tener algo contra ella?

- Claro que no Marilin, es seguridad de que no siga trabajando para alguien del imperio y...- Ari y yo miramos a Vix con reproche y ella se encogió de hombros.- Bueno, la verdad es que quiero vengarme por la congelada, pero los afrodisíacos no funcionan en ella porque las escamas no absorben nada, no puedo regañarla porque no hace nada mal, es incluso mejor empleada que Mari cuando empezó, Mari era un desastre.

- ¡Oye!

- Sabes que es cierto, la cuestión es que con Ari ya me vengué por quitarme de la pelea, pero con la lagartija todavía no, tampoco quiero ser mala con ella porque... Bueno, sabiendo por lo que pasó...

- ¡Conmigo no tuviste piedad!- Fingí enojo, aunque tenía razón, ella no mostró piedad alguna conmigo cuando recién llegué.

- ... Perdón Marilin.

- Descuida, al menos después me aclaraste que era acto para mantener una imagen, pero me hubiera gustado mas comprensión cuando recién llegué.- Vix se acercó a mí y me besó la mejilla.- Oye, ¿Y eso?

- Ahora estoy siendo dulce contigo en público, ¿Lo compensa?

- Un poco... Después te agarraré con Lila para sacarte mas... Secretos.- Sonreí algo pícara, pero Ari nos dio un golpe en la nuca a ambas.

- Compórtense ustedes dos, que están llegando las invitadas.- Dijo Ari mientras que el portón principal se abrió, Renata fue quien entró primero, vistiendo su atuendo de doctor alquimista pero blanco, con la máscara en negro con detalles dorados. A su izquierda y derecha, estaban las gemelas, ambas vistiendo lo que parecía ser un vestido tradicional de Marutinesu, pero con la falda bastante recortada, la de la izquierda vestía de rojo, y la de la derecha de azul... Paz, ojala estuvieras aquí, tu si sabrías diferenciarlas, yo estoy por marearme otra vez.

- ¿Solo ellos? ¿No invitaste a los otros gremios?

- No, estas fiestas son para pasarlas entre amigos y familia, yo se diferenciar entre eso y aliados laborales. Renata es como una hermanita, y para las conejas soy como la tía genial que malcría.- Ari sonrió casi orgullosa, y se acercó a abrazar a Renata, las conejas en cambio siguieron de largo, parecían acercarse a mi.

La Madriguera de la ZorraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora