Entrenamiento al rayo del sol

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Fuí a dormir luego de la... Clase de Max y Laura. Había quedado agotada, así que cené sin cruzarme con Lila o Vix, y a la mañana siguiente me presenté temprano en el taller de Annabelle para mi ejercicio, no sin antes notar que alguien se había metido a mi cuarto en medio de la noche.

Por varias notas que encontré, me di cuenta que la Matriarca había llenado mi vestidor con un montón de ropa nueva, toda con el símbolo igual a la máscara que me dió, y una N cursiva en alguna parte de toda la ropa a modo de firma, era el cargamento que Naushika me hizo. Toda era perfecta y me quedaba cómoda, después tendria que ver como pagarle pues la ropa para hacer ejercicio me quedaba tan cómoda que era como si no tuviera nada puesto.

En este caso llevaba unas zapatillas para correr muy novedosas con calcetines blancos hasta las pantorrillas, unos shorts muy cortitos que apenas me tapaban las nalgas, ropa interior elastizada y una remera gris de algodón, ademas de que Ariadna me dejó en la mesita de noche una crema que dijo que me protegería del sol, tenía un ligero olor metálico mezclado con rosas, debía ser mágico.

- Bueno, la nota en la mesita de noche decía que lo probara, que si funcionaba vería de producir más para que no me queme. Lo hizo en una noche, se está tomando lo de ser madre en serio, incluso lo de meterse con la privacidad del cuarto de su hija...- Murmuré para mis adentros mientras me terminaba de aplicar la crema por toda mi piel expuesta.

Annabelle apareció luego de unos minutos con su propio conjunto deportivo, igual al mío pero en negro.

- Buenos días Marilin, es bueno saber que eres puntual. Hoy trataremos un par de kilómetros antes de empezar con algunos aeróbicos y...- Su explicación se hizo algo larga, me tenía preparado un entrenamiento eterno para estas dos horas. Sabía que iba a cansarme más de una vez, pero necesitaba ponerme en forma.- ¿Entendiste? Hazlo bien y podremos ir a desayunar por segunda vez juntas, vas a necesitar energía para el resto del día luego de esto.

- Si Anna, estaría bien. Estoy lista.- En cuanto dije eso, ella empezó a trotar fuera del taller y yo comencé a seguirla por detrás. Ella se contenía, pero se aseguraba de estar siempre cinco metros delante mío, mientras yo intentaba mantener el ritmo.

Esta vez pude trotar a un ritmo tranquilo durante unos veinte minutos, antes de darme cuenta de que ella nos guió en su trote hasta un pequeño arrollo que pasaba por la granja.

Podía sentir que se me salía el corazón del pecho y claramente Annabelle lo notó. Nos detuvimos junto al arrollo y me recosté en el cesped mientras recobraba el aliento.

- Bien hecho Mari, recupérate unos minutos y luego seguimos, toma agua de la bomba de agua junto al arrollo, esta filtra el agua.- Dijo Annabelle enérgica, parecía que no se había cansado ni un poco.

- Yo... Ah... Gracias.- Permanecí en el pasto un instante mientras mi ritmo cardíaco se normalizaba, increíblemente, mi piel estaba como nueva, no me habia quemado ni un poco.

- ¿Cómo te sientes? Te veo mejor que el otro día.- Ella se sentó a mi lado mientras tomaba mis piernas y me ayudaba a elongar un poco

- Mejor, esta vez duré más tiempo, así que creo que voy bien... ¿Puedo preguntarte un poco sobre ti? Me estas ayudando mucho y quiero conocerte mejor.

- Adelante, pero haremos un uno a uno, tu preguntas, y luego yo pregunto. Yo haré la primera. ¿Qué edad tienes? Yo tengo veintiséis.- Ella no paraba de ayudarme a estirar mientras hablaba, aunque sus manos estaban muy cerca de mis nalgas.

- Tengo veinticuatro. Me toca ¿Cómo terminaste trabajando para la Matriarca?

- No trabajaba para ella en si, me contrataron de la granja como mecánica, soy de las pocas que conoce las maquinas de vapor en la ciudad.

La Madriguera de la ZorraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora