Teníamos una apuesta.

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- ¿Lo ves Renata? Te lo dije, las conejitas y Mari se iban a llevar bien.

- Tienes razón Ariadna, siempre la tienes.

- Eh, no siempre, una vez te quise contradecir respecto a unas pociones y me explotó en la cara.

- Los errores pasan, es común subestimar a tu profesor cuando este tiene diez años.

Conozco a Renata desde hace unos veinticinco años, y la verdad nunca pensé que una niña de 10 años en su momento podría ser mejor que yo en cuanto me inscribí a perfeccionar mi alquimia, menos que ella sería mi profesora. Podía decir que era de las pocas amigas cercanas que tenía, y aunque no nos viéramos tan seguido como quisiéramos debido a nuestros deberes, reencontrarnos cada vez, era como si no hubiera pasado ni un solo día.

- Bueno, y tener de alumna a una mujer de mas de docientos años también debe haber sido una pesadilla.

- Oh, eras terrible, lo recuerdo bien, dejar la Madriguera sola para venir a aprender pociones conmigo te volvía loca, y recordar lo que hiciste con ese mago...

- ¿Hablas del imbécil al que le prendí fuego la entrepierna? Se pensaba que por ser la dueña de un prostíbulo iba a coger con él, si tanto quería jugar con fuego, le dí justo lo que quería.

Ambas reímos un poco mientras bebíamos de nuestras copas, estábamos sentadas en mi oficina, yo ocupaba mi puesto mientras que había puesto algunas sillas para los líderes de los gremios cuando llegaran.

- Bueno ¿Recuerdas la apuesta?

- Así es, todo se definirá por la primera persona que entre por esa puerta, si es quien tú dijiste, te diré mi verdadero nombre, y si es el que yo dije, le mostraras tu rostro al resto de los invitados.- Era una apuesta arriesgada, pero ella era una de las chicas en las que mas confiaba en el mundo, prácticamente creció junto a mi, mientras me enseñaba pociones... Decirle quien era no sería tan malo, pero la decisión la tomaría con la apuesta tonta que hicimos.

Básicamente, si llegaba el líder del gremio de los aventureros primero, quien iba a llegar mas tarde a la fiesta por un compromiso previo, pero iba a llegar bien a la reunión, yo perdería, pero si llegaba antes el líder del gremio de los enanos, uno de los jefes de Robert, yo habría ganado.

- ¿En serio me dirás tu verdadero nombre por este tonto juego?

- Te lo diría si me lo preguntaras seriamente Renata, lo mereces mas que nadie de los que conozco, solo que sabes que...

- Te gusta jugar al misterio, lo sé, se lo dices a cada persona que conoces y te cae mas o menos bien... Esta bebida es buena, hasta se me ha quitado el tartamudeo un poquito.- Veía como ella simplemente apoyaba la punta de su máscara de cuervo, y bebía a través de esta, era cómico pensar que diseñó una máscara para poder beber si quitarse la misma, parecía un pajarito de verdad.

Sentimos la puerta abrirse y ambas miramos con emoción pero... Era solo Zoe.

- Oh, eres solo tú...

- ¿Solo yo? Que desconsiderada luego de que desnudé a tu secretaria.

- Recepcionista.

- Lo que sea, frente a toda la Madriguera y todos los gremios... ¿Qué carajos fue lo de mi máscara? Le metiste lo mismo que me metiste en el cargamento de perfumes el otro día. No es gracioso Ari, mi equipo de limpieza no está acostumbrado a limpiar tantos fluidos íntimos...-Ella se cruzó de brazos y se sentó en mi regazo, así sin preguntar.- La pajarita es tierna como siempre, un gusto verte Renata.

Renata se acercó y acarició las orejas de la zorra, ella sonriendo un poquito.

- También es un gusto verte Zoe... Ari, ¿Le contamos de nuestro plan de esta noche?

La Madriguera de la ZorraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora