Revisión médica

33 10 0
                                    

No era justo, yo vine por un chequeo médico, pero entre mis hormonas que no se calman y el toque de la enfermera, no había mucha resistencia que oponer de mi parte, mis caderas se hicieron instintivamente hacia atrás mientras ella insertaba sus dedos en mi vagina lentamente, además de que movió el termómetro lentamente en mi ano antes de sacarlo.

- Bueno, tu temperatura interna es de 5°C mientras que tu exterior se mantiene a unos 21°C...- Ella dijo en su diagnóstico mientras empezaba a mover los dedos en mi vagina un poco mas profundamente.- Totalmente sano, aunque creo que el termómetro se equivoca, te noto mas caliente...

- Cállate...- Ella me dio una nalgada y metió otro dedo en mi vagina, mientras presionaba mi cara contra la almohada de la camilla, yo no pude evitar gemir suavemente.

- No hables mientras la enfermera realiza las pruebas, vamos a testear tus reflejos ahora.- Ella me hizo voltear y siguió estimulando mi clítoris con sus dedos, pero inadvertidamente ella me dio un pequeño golpecito en la vagina con los dedos, haciéndome gemir, intentaba moverme, pero su hechizo me tenía paralizada... Normalmente estaría algo asustada por esta falta de control, pero mientras se movía y trataba mi cuerpo, su cencerro sonaba y me daba ternura.

- N-Ngh... Yo... Mas fuerte...- No sé por que dije eso, yo quería dominarla a ella, pero me estaba ganando la calentura. Ella inmediatamente golpeó mi vagina con sus dedos mas fuertemente, mientras su otra mano apretaba uno de mis pechos y tiraba de mis pezones, el quejido de dolor del golpe mezclado con un gemido parecieron excitar a la enfermera más, porque la fuerza de los pequeños golpes aumentaba.

- Hmmm bastante tendencia al masoquismo, pero tus reflejos están en orden.- Ella se subió a la camilla y cruzó sus piernas con las mías, su entrepierna rozando contra la mía mientras aún llevaba su ropa puesta.- Vamos a revisar tus latidos...

Ella se puso un estetoscopio mientras apoyaba el frío metal contra mi pecho derecho, justo en uno de mis pezones, mientras ella empezaba a mover sus caderas contra las mías, ella conteniendo sus gemidos mientras yo gemía con mas fuerza, su hechizo de parálisis había acabado, pero solo me dejé llevar para aumentar el movimiento de mis caderas, ambas gimiendo con fuerza.

- Ngh... Tienes un corazón sano, fuerte... Sigamos probando tu resistencia...- Ella empezó a moverse con mas fuerza mientras gemía, su vagina rozando contra la mía, mis fríos fluidos mezclándose con el calor de los suyos. Darieth se quitó la bata de enfermera y su corpiño, sus grandes pechos rebotando frente a mi con cada embestida que ella daba contra mi vagina, haciendo que su cencerro sonara sin control.

- A-Ah, enfermera, creo que debe llevar a cabo pruebas mas intensivas...- Dije entre gemidos mientras que ambas empezamos a frotarnos con mas fuerza, ella agarró mis pechos con ambas manos y apretaba con fuerza. Ella me embestía sin control alguno, el placer se incrementaba más y más mientras mis ruidos solo se hacían más fuertes, pero ella se detuvo y se alejó de mí, solo para acercarse a mi entrada y empezar a lamer y chupar mi clítoris, no ayudando nada al volumen de ruido que yo causaba.

Empecé a apretar y estimular mis propios pechos, la enfermera asaltaba mi vagina profesionalmente, su lengua recorriendo gran parte de mi interior y labios no dejaban escapar mi clítoris de la estimulación. No pude evitar gemir con todas mis fuerzas, mientras que empecé a liberar mis fluidos sobre la cara de la vaquita, quien se puso de pie y mientras mi orgasmo continuaba sin control, ella recubría sus pechos y abdomen en mis fluidos. Estuve al menos un minuto corriéndome, no sabía que mi cuerpo ahora podía tener un orgasmo tan poderoso, pero me encantó cada segundo.

La vaquita se acercó a mi rostro y apoyó sus pechos en mi cara mientras con su mano acariciaba mi cabeza.

- ¿Y-Ya tuviste suficiente? Espero no escuchar mas chistes de vaca al respecto...- En el momento que dijo eso, yo sonreí un poco y metí mi mano en su entrepierna para empezar a masturbar su vagina, mientras que metía uno de sus pechos en mi boca y empezaba a chupar con fuerza, no tardó mucho hasta que la vaquita empezó a dejar salir su leche para mí.- A-Ah... ¿Qué haces?

La Madriguera de la ZorraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora