La Madriguera de la Zorra

Hoy soy Libre, es el fin.

Esto era una locura, mi ama había sido cómplice de cosas muy malas, en el fondo sé que no debo seguirla, pero después de lo que le hizo a mi familia, no puedo simplemente enfrentarla.

Mis padres eran aventureros del reino, dos de los mejores cazadores de monstruos de toda la historia de Cor, pero cuando el congreso los traicionó, el concejal de defensa junto a la ama Xarina, ordenaron que todos los dracónidos de la ciudad se reunieran en el castillo para elogiarlos por su excelente trabajo en el reino... Cayeron uno por uno, llenaron el salón principal de un gas letal y todos empezaron a morir, yo me estaba asfixiando junto a mis padres, pero Xarina me había rescatado en ese momento.

Me habían dicho que había sido un ataque del reino de Francis, un intento de asesinar al Rey, pero el Rey ni siquiera se encontraba en el castillo ese día, habían salido con toda la familia real a un encuentro diplomático. Crecí como si fuera su hija, al menos los primeros años, pero con el tiempo me enseñó que era una simple sirvienta, y que le debía mi vida... Cuando me enteré de que el ataque a los dracónidos de la ciudad, fue orquestado por ellos, ella me amenazó de muerte. El hombre encapuchado tiene en su cinturón una muñeca con una de mis escamas, y Xarina me dijo que si la destruye con sus poderes, moriré en un instante.

Me dispuse a sus órdenes toda mi vida con el fin de sobrevivir, pero siempre quise creer que había algo mas que esto, vi a la princesa crecer en una celda, pero jamás me permitieron acercarme a ella, y siempre sentí que teníamos el mismo destino, por tonto que suene. Ambas crecimos en el miedo, alejadas de nuestra familia, sin nada que perder mas que nuestras vidas... Y ahora que sabía que ella no era la que estaba por ser sacrificada en esa mesa, si no que estaba luchando para conseguir su vida, su libertad... Sabía que no tenía que desaprovechar esta oportunidad, sabía que ella podía liberarme de esto. ¿Pero como ayudarla sin que me maten antes? Tengo que poder hacer algo...

- Eres una tonta niñita, la Matriarca no puede ayudarte, esa bola de moco cambiaforma no va a durar contra nuestros magos... Ríndete, o mataré a la chica de la mesa.- Dijo Xarina mientras caminaba lentamente hasta la que creíamos que era Marilin hasta hace un momento, pero sabía que era una de las motivaciones de luchar de Mari, ella no podía morir.

... La Matriarca, eso es.

Ella estaba apresada en mi bloque de hielo, y no sería fácil derretirlo, pero si lo debilitaba lo suficiente, ella podría romperlo. Tiene el hedor de un gigante hielo por todo su cuerpo, así que ella se dará cuenta que el hielo es lo suficientemente frágil para ser destruido, solo no tenía que ser lo suficientemente obvia para que Xarina se de cuenta de que la estaba ayudando.

Los encapuchados empezaron a atacarlos, Marilin nos tenía a todos atrapados en una especie de hechizo, pues podía ver como se hacía gigante, y en cuanto el primer encapuchado que se acercó a ella mostró estar asustado, la cambia formas le saltó encima y empezó a derretirle la piel. Quedaban once encapuchados y empezaron a intentar atacar a la chica cambiante, entonces Mari deshizo el hechizo, volvió a la normalidad, la cambia formas estaba a su lado y los encapuchados habían apuñalado a uno de sus compañeros.

Aproveché esa distracción para acercarme al témpano de hielo, y empezar a deshacer el hechizo.

- ¿Qué haces niña?- Me susurró la anciana mientras que intentaba liberarla.

- Usted junto a Marilin... Son mi oportunidad de ser libre, le suplico, cuando vea que el hielo está lo suficientemente débil, rómpalo.

Ella no contestó y se encomendó a generar calor de su lado, podía ver ligeras gotas de agua empezar a formarse en el témpano. Marilin al parecer activó otro hechizo, esta vez estaba todo oscuro, no podía ver nada a mi alrededor mas que a ella en el centro, la vi transformarse violentamente en una mujer lobo, saltando a otro de los encapuchados y empezando a arrancarle la cara a mordiscos.