Gatos y Ratones

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- Casius ¿Por qué tenemos esta reunión en la terraza fría, y no adentro donde toda la fiesta está ocurriendo?

- Ya te lo expliqué Mina, Lila quería hablar con nosotros, pero además le está preparando una sorpresita a su novia, así que aprovechamos la privacidad de la terraza... Pensé que a los gatos les gustaba andar en los techos.

- Nos encanta, pero no en pleno invierno, en fin ¿Todo listo para esta noche?

- Si, solo quiero saber que es lo que Lila tiene que decirme.

- Que es una idea de mierda Casius, en serio.- Ya me estaba cansando de esos dos, ambos lideres de los gremios de ladrones se encontraban conmigo en el techo, mientras que yo preparaba una mesa con unos aperitivos románticos para hablar con Marilin esta noche, pero como tenía mierda que decirle a mi antiguo jefe, aproveché de traerlos aquí.- ¿De verdad los dos piensan que es buena idea asaltar el castillo Imperial durante el eclipse? Van a mandar a buena gente a morir sin motivo.

- ¿Qué pasó Lila? Solías amar los desafíos tan grandes como estos.- Dijo el Patriarca mientras que la gata le siguió.

- Sí, escuché historias de ti, robándole a todos los reyes en el hotel Imperial, robarte un barco entero del puerto en las narices del capitán, incluso oí que te metiste un día a robar al gremio de los asesinos y saliste en total sigilo.

Ahí es cuando suspiré y dejé lo que estaba haciendo en la mesa para voltearme y ver a la gata, estaba algo molesta, enojada, si eso era todo lo que había oído de mí, era porque papá no le había contado la mejor parte.

- ¿También escuchaste de como me derritieron la cara con Cloro? ¿De que quedé con las tripas casi saliéndose de mi cuerpo en la calle? Seguro que no...

- Lila, sabes que no pude hacer nada al respecto, el consejo...

- El consejo puede chuparme las tetas, padre, se supone que eres el jefe. ¿¡Por qué no los detuviste antes de que hicieran algo!? Me torturaron sin un juicio justo, sin que nadie me diera la oportunidad de defenderme. Casi muero por culpa de un malentendido...- El aire alrededor era frio, pero el calor que sentía en mi rostro, en mi pecho, a causa de toda la ira que sentía en ese momento, eran mas que suficientes para mantenerme abrigada.

La gata estaba allí, inexpresiva, parecía que tenía algo que decir, pero también parecía juzgar a Casius mientras yo hablaba, esperaba que tuviera una imagen de mierda de él, porque se iba a poner peor.

- ¡Porque alguien actuó a mis espaldas! Ya te estaban torturando cuando me informaron de la situación, hice todo lo que pude para detenerlos antes de que te mataran... Te puse en la celda con la vía de escape justamente porque sabía que la conocías.

- ¿Pero por qué no me sacaste de ahí? ¿Qué te detuvo de simplemente frenar lo que estaban haciéndome y sacarme de la celda?

- ¡Mis manos estaban atadas! El consejo... Ugh. Lo lamento, hice lo que pude en el momento, quería sacarte, pero en cuanto pude hacer algo, ya estabas en poder de las monjas, y de la Matriarca. Sabes que este territorio es prohibido para nosotros, mas en ese entonces, cuando ella te acogió, yo ya no podía hacer nada.- Se veía dolor en su voz, pero yo simplemente no podía perdonarlo, estaba demasiado dolida.

El se acercó a mi y trató de abrazarme, pero lo aparté y me acerqué al balcón para simplemente mirar a otro lado.

- Tampoco puedes hacer nada, puede que dijera que te perdoné hace unos días, pero solo fue por política, se que Ariadna hace negocios contigo y no podía dejar que lo que siento simplemente se interpusieran... No me importaba que tú me pidieras perdón, no me interesa, la Madriguera es mi hogar ahora, Ariadna es mi Matriarca. Te traje aquí porque tengo que decírtelo, no puedes simplemente mandar a Blair a una misión suicida al castillo, he visto como tratan a la gente que atrapan ahí, tuve suerte de salir con vida... ¿Cómo puedes mandar a la muerte a uno de los mejores hombres que el Nido haya tenido bajo su mando?

- ¡Puedo, y lo hago, porque sé que morirá!- Contestó con furia mientras que yo me partía en lágrimas, estaba confundida, enojada, y ahora me sentía perdida.

- Tu... Lo estas mandando a morir a Blair... ¿Por qué?- Dije con mi voz quebrada, ya me había cansado de gritarle, mi corazón tampoco podía con este maremoto de emociones.

- Porque es quien te inculpó en primer lugar, y hoy pagará lo que te hizo y su traición al gremio.

El golpe fué tan duro que pude sentir mi corazón latiendo con fuerza, mi antiguo jefe nunca bromeaba con estas cosas, pero no podía creer que todo este tiempo, tuve al maldito que me hizo esto ante mis inútiles narices.

- Un grupo de las Gatas buscará el libro para Ariadna, mientras que el Patriarca mandó a tu noviecito y a un grupo de traidores más a una trampa. la idea es castigarlos, además de que el Casius planea mudar el Nido a otro escondite, si las ratitas traidoras los delatan, solo encontraran un lugar vacío.- La Gata dijo mientras que yo miraba a mi padrastro shockeada.

- ¿Hace cuanto sabías lo de Blair? ¿¡Hace cuanto sabías y no pensabas decírmelo!?

- Hace ya algunas decenas, pero tenía que confirmarlo... Está intentando robar mi libro de contaduría nuevamente y planea venderlo al imperio, lo descubrí, y sabía que la Matriarca tenía este plan, así que esperé pacientemente para enviarlo a esa trampa mortal sin que él sospechara.

Estaba lagrimeando, miré al balcón de la terraza nuevamente y suspiré, Casius se paró a mi lado y simplemente exhaló frustrado, mientras mirábamos las dos lunas que estaban prontas a eclipsar.

- Entonces... Si era cierto que no dejaste de buscar al culpable.

- Nunca me detuve, el perderte fue lo peor que me pasó en la vida, hija mía, espero que puedas perdonarme por todo.- Ambos hablábamos sin mirarnos las caras, pero no era necesario para saber que por una vez, estaba siendo honesto conmigo.

- No se si pueda perdonarte y ya, aún debo procesarlo... Pero estamos en paz tu y yo. Si Blair sobrevive, seré la primera en derretirle los nervios nasales con cloro, lo haré pagar por todo lo que me hizo.- El remolino de emociones se centró en una sola ahora, rencor... Trató de ser mi amigo incluso después de casi matarme, cogió conmigo, fue la persona mas cercana que tuve en el gremio, fue como un hermano desde que éramos huérfanos. Siempre le importó su propio bienestar al final, ahora podía notarlo.

- Entiendo, creo que es mejor así. Mina se hará cargo del robo real, mientras que los traidores morirán en el maldito castillo... O eres parte de las ratas, o estas en contra, ya sabes como es. ¿Vamos adentro Lila? La noche aún es joven y la fiesta continúa.

- Me temo que no... Vayan sin mí, me quedaré aquí arriba, donde el aire es fresco, y el frío es acogedor.- Dije mientras seguía apoyada contra la baranda del balcón. Ellos dos asintieron y entonces se fueron, dejándome sola mientras que yo comencé a llorar sin reprimirlo más.

No era justo ¿Es que acaso algún amigo de los que tenía era real? No podía creer que había sido traicionada de esta manera, no podía creer que mi mejor amigo me usó todos estos años. Soy una idiota, todo lo bueno que tengo se arruina de algún modo siempre, debe ser mi culpa...

No, el donde estoy parada ahora, el donde estoy, es porque hago bien mi trabajo, es porque tengo gente que me ama, una jefa que aprecia mis esfuerzos, amigos que no me han traicionado... Una futura novia.

No podía dejar que el idiota de Blair se llevara la atención de esta noche especial, esta noche era de Mari y mía, y cuando ella terminara de jugar con Vix y sus amigas a quién consigue coger primero, la estaría esperando aquí para sorprenderla con la cena mas romántica del mundo, bajo el eclipse y bajo un show de fuegos artificiales.

Tomé un pañuelo de papel de la mesa y me limpié las lágrimas, ya podría llorar luego, ahora más que nunca debía concentrarme en que esta noche fuera perfecta.

La Madriguera de la ZorraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora