Historias de la Madriguera: Vix

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Imagina despertarte en un hospital a medio morir, que tu vida esté a punto de ser arruinada, y que tus únicas salidas de ahí sean por la puerta delantera, donde tus asesinos te esperan para terminar el trabajo, o por la puerta trasera con una mujer de dos metros y medio, convirtiéndome en prostituta.

Soy Viviana Ximenez, mis amigos me dicen Vix, tengo veintiocho años y soy ciudadana de Cor. Esta es la historia de cómo me convertí en Zorra, y empieza tres años atrás.

Trabajaba en un bar como seguridad, el gremio de aventureros funcionaba dentro y necesitaban gente que controlara que ningun idiota se pasara de la raya, y ahí estaba yo en la puerta, siendo la mujer más ruda del lugar.

- ¡Te dije que no volvieras aquí si estabas drogado con esos hongos, no me importa si tu "religión" lo permite, drogarse no es una religión!- Sostenía a un cualquiera que estaba causando problemas, y este simplemente me escupió en la cara. Procedí a arrojarlo un par de metros atras, y en cuanto se intentó incorporar le rompí la nariz de una patada.

- Oye Vivi, ¿No crees que te pasaste un poco?

- Relajate Joshua, esta mas drogado que filósofo recién graduado, seguro ni lo sintió.

- Como sea, tu turno acaba en diez, hiciste un buen trabajo hoy asi que te daré un pequeño extra, y puedes tomarte algo si quieres, la paga la tiene el bartender.- Joshua siempre era considerado conmigo, era como un segundo padre, tenía incluso una habitación para dormir allí y escapar de mis hermanos y mi familia cuando necesitaba.

- Gracias Josh, tomaré esa bebida con gusto.

Mi trabajo era duro pero pagaba decentemente, y no tenía nada de que quejarme además de sacar indeseables. Tomé una cerveza y me senté en el bar, la vista a la calle era agradable, ya estaba amaneciendo y se haría hora de que me fuera.

- Josh, voy yendo a casa, nos vemos.

- Cuídate mucho Vivi, nos vemos mañana, y salúdame a tu madre, planeo invitarla a salir esta noche.

- Sabés que te va a rechazar como siempre.- Ambos reímos y el se fué a seguir su turno, recibiendo a los aventureros y cazarecompenzas.

Terminé de tomar mi cerveza, puse mi paga en mi monedero y me levanté para ir a casa, mientras iba caminando, una chica se chocó contra mí y nos caímos al piso.

- Ugh, lo lamento, déjame ayudarte.- La mujer dijo mientras que tomó mi mano y me ayudó a levantarme, estaba cubierta completamente, pero tenía una hebilla del gremio de ladrones, en cuanto me di cuenta de ello se largó a correr y me di cuenta de que me quitó el monedero.

- ¡Ladrona! ¡Vuelve aquí!- Me puse a perseguirla, ella era rápida pero yo no me quedaba atrás. No iba a dejar que se llevara mi paga del día.

Ella empezó a meterse entre los callejones y tirarme obstáculos como cajas y basura, pude esquivar la mayoría mientras que tropecé con algunos otros, pero nada que me quitara a la ladrona de los ojos, no le iba a perder el rastro así como así.

La terminé alcanzando en un callejón sin salida y la logre embestir, golpeándola contra el muro y quitándole el pañuelo que usaba para cubrirse la cara, cabello ondulado y castaño, ojos marrones, pero antes de que pudiera verla mas en detalle, sentí como una daga se clavaba en mi estómago. Ella quitó la daga y se fue corriendo, mientras que yo caía al piso y empezaba a desangrarme.

- ¡A-Ayudenme! ¡Médico!...- No pasó mucho tiempo para que yo me desmayara, pero pude sentir pasos alrededor mío, quizá alguien me había encontrado.

...

- Ugh... ¿Dónde estoy?- Me desperté con un dolor muy intenso en el abdomen, miré alrededor y noté que estaba en una habitación de hospital.

La Madriguera de la ZorraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora