Travesuras

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Volví a entrar al edificio y miré alrededor, todos estaban trabajando o haciendo algo, me sentía mal por no ayudar mas hoy pero sabía que podría hacer mas luego, tenía que recuperarme, y para eso precisaba comer mejor.

Fuí a mi habitación a ponerme ropa mas cómoda y menos reveladora, una camisa negra y unos shorts rosados, luego bajé a explorar la planta baja donde estaban casi todos los cuartos de los distintos trabajos de la estancia. Sala de mantenimiento, cuarto de limpieza, cocina, y recepción de los clientes nuevos.

Miré el cuarto de recepción un segundo, donde las chicas recibían a los clientes, Vix les mostraba un libro grueso, y ellos elegían con quien querían estar si estaba disponible, ella vestía una falda de cuero negro, medias de red, y solamente cinta negra en forma de cruz cubriendo sus pezones. Me quedé espiando un rato, venía gente de casi todas las clases sociales, tanto hombres como mujeres. En cuanto dejaron de llegar Vix desapareció por uno de los portales.

- ¿No sabes que está mal espiar a los demás? Mami va a tener que castigarte por eso...

Sentí como alguien me agarró del cabello y su otra mano recorría mis caderas, me paralicé, me temblaban las piernas y las manos y solo me apoyé contra la puerta. La voz de quien me sostenía era suave, pero severa, no me atrevía a voltearme en lo absoluto.

- L-lo siento... No me lastimes por favor...

En cuanto dije eso, ella me soltó y volteó mi cuerpo para que la pudiera ver.

- Dios, no te pongas así... Pensé que sonaba seductora, normalmente a las otras chicas les gusta. ¿No estabas con las de limpieza hoy?

Era Vix, su mirada severa, pero algo preocupada al verme desmoronarme de esa manera, yo estaba contra la puerta temblando. Suspiró un poco y se apartó de mí, al ver como reaccionó intente recuperar el aliento.

- Kaz... M-me dejo ir antes porque estaba cansada. No me agarres así, por favor.- Respondí luego de un minuto, mi respiración algo agitada aún.

- No pasará de nuevo, te ví espiando y eres bonita, estaba bromeando. ¿Qué hacías espiando? Llevas ahí desde hace unos veinte minutos.

- Sentí curiosidad... Quería ver como los clientes llegaban, como trabajabas, disculpa por espiar.- La miré a los ojos mientras que me calmaba, era la primera vez que prestaba atención a sus ojos, eran de color morado, pero probablemente eran lentes de contacto.

- Estas perdonada, si quieres puedes quedarte conmigo durante la siguiente tanda de clientes.

La oferta era interesante, y podría aprender mas del trabajo, pero habia una sola cosa que me asustaba.

- ¿Pero y si entra un guardia de la realeza? Si me encuentran soy mujer muerta.

- Buscan a una chica desnutrida y descuidada de ojos rojos, puedo pedirle a las chicas que te traigan lentes de contacto, incluso puedes usar una máscara, las máscaras son sexys... En cualquier caso, tienes una hora antes de la siguiente tanda, le diré a Lila que vaya a tu cuarto así te ayuda.

Asentí aunque su tono no me gustara, ella tenía razón, un disfraz podría ayudar a que no me descubran y a que pueda desempeñar la tarea.
Pasé por la cocina a sacar un par de manzanas y luego fuí a mi cuarto a quitarme la ropa, echándome en la cama mientras esperaba a Lila.

¿De verdad iba a usar un disfraz y recibir a pervertidos que solo quieren sexo? Me temía que sí, y me asustaba mas el hecho de que la idea me parecía algo atractiva. Había estado entre gente hermosa y semidesnuda todo el día, ¿Por qué no también lo hacía yo?

Me levanté, viéndome al espejo desnuda mientras posaba un poco, tapando mi entrepierna y senos con mis brazos, inclinándome hacia adelante un poco y tratando de hacer una mueca sexy. Yo podía ser bonita, solía serlo, ¿Pero cómo podría volver a sentirme asi?

Mientras posaba, tratando de verme más naturalmente sensual sin mucho éxito, escuché la puerta abrirse y al voltear vi como Lila entraba a mi cuarto, toda despeinada y con la ropa desaliñada, trayendo una caja de bastante grande.

- Tienes suerte de que guarde toda esta ropa que me quedaba chica, uy, debí tocar antes de entrar.- Ella sonrió pícaramente, dejando la caja sobre la cama y luego cerrando la puerta.- Te ves linda así ¿Tratas de seducirme?

- Trato de sentirme mas bonita, mas sexy, no sé como, ha pasado mucho tiempo desde que me sentí de ese modo, y cuando me veo en el espejo, a mis espaldas siempre veo a los monstruos que destruyeron mi vida y mi cuerpo.- Suspiré profundamente y me segui observando, entonces sentí como ella me abrazó suavemente por detrás, apoyando su cabeza en mi hombro.

- Bueno, no hay forma que yo sepa de superar ese tipo de traumas... Pero si de algo se, es de sentirme sexy, es una cuestión de confianza, no tanto de imágen. Tienes que sentirte cómoda en tu propia piel, así que revisa la caja un instante y saca lo que está al fondo, te vamos a hacer una conejita bonita y haremos que te guste ver tu cuerpo en el espejo, que con verte a tí misma sientas que puedes seducir a quien se te de la gana.

Sus manos sobre mi cuerpo se sentian bien, agradables, su piel era suave y estaba bien cuidada y era delicada, no me provocaba luchar en lo absoluto, y un extraño calor se apoderaba de mis mejillas. Asentí y caminé hasta la caja de ropa que había traido y la vacié sobre la cama. Habían vestidos bastante reveladores, algunos con estilo antiguo, otros de lo mas extraño, como un disfraz de enfermera ¿A qué clase de raros les gustan las enfermeras en especifico?

- ¿Ves algo que te guste? El de enfermera es mi favorito.

- Hmmm hay muchos que son lindos, pero me gustó el apodo que me diste.

- No se diga más, Vix me dijo que también debes usar máscara y lentes de contacto. Tengo lentes de varios colores y en cuanto a mascaras, me quedaron un par de la masquerade del año pasado. Ponte esto.

Ella me dió una pequeña tanga de latex negro, un cinturón con una cola de conejo, medias de red y zapatos negros de taco aguja. Me puse todo y traté de caminar hasta Lila, nunca habia usado este tipo de zapatos asi que me estaba costando mantener el equilibrio.

- Lila ¿Tienes el corpiño que hace juego con esto?- Pregunté pues ella no me dió nada para cubrirme arriba.

- Si, sirvete.- Mientras eslla buscaba en la caja otras cosas, me alcanzó cinta de latex negra y otra rosada.- Pensé que querrías combinar con Vix, tu elije el color cariño... Ten, aquí esta una mascara de conejo, y en cuanto a los lentes, podemos elegir entre unos morados, o unos transparentes, podríamos disimular que tus ojos rojos son artificiales.

No me terminaba de convencer la idea de la cinta en los pezones, pero quizá era buena idea combinar con Vix, así que me puse los lentes de contacto transparentes y la mascara, una máscara blanca de media cara, adornada con bijouterie dorada en los bordes y en los ojos, con una oreja parada y la otra doblada, era muy bonita.

- Es todo muy lindo... Jamás pensé que me iba a vestir asi, cuando eres princesa, las apariencias son lo mas importante.

- ¡Ja! Te sorprendería cuántos estirados de la realeza actual se van a escondidas a tener su doble vida, ese ambiente es asfixiante.- Mientras decía eso, ella agarró la cinta y cortó pedacitos, ella acercándose lentamente y colocándolos en mis pechos con cuidado, poniendo una cinta rosa y una negra en cruz.- Yo vengo a liberarte de ese ambiente, tal cual como te liberé de la prisión.

Ella apretó mis senos suavemente mientras que terminaba de colocar las cintas, yo estaba algo paralizada, su voz era seductora, y sentía un calor fuerte en el pecho y entrepierna. Mi piel estaba sensible, y en cuanto apretó un poco más mis pechos, solte un pequeño gemido, que no pudo escapar porque ella me besó inmediatamente, y luego se separó de mí lentamente. Antes de que pudiera responder, ella estaba caminando hacia la puerta del cuarto y sin dirigirme la mirada.

- Ups, parece que se nos acaba el tiempo, debes ir con Vix ahorita, y comienza mi siguiente turno... Te deseo mucha suerte, conejita.- Ella simplemente se alejó, contoneando las caderas y cerrando la puerta tras salir.

- ¿Q-Qué... Acaba de pasar?

La Madriguera de la ZorraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora