Cumplimos nuestro cometido

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Esto fue bastante improvisado, pero el plan de las Lunas y Desmona fue efectivo, bajar a asegurarme de que el tiro de la chica con ese cañón miniatura diera en la mano del idiota, le dio suficiente tiempo a Kitsune para que agarrara la espada y se la llevara a su templo en las montañas. Gracias a Khalida y sus ganas de espiar a la gente pude conocer bien la ubicación de esta novia de Marilin, y Desmona me explicó como funcionaba ese cañón, así que alterar el curso del proyectil fue algo sencillo.

En cuanto regresé al castillo, pude ver que Desmona y Khali estaban festejando el que todo haya salido bien, los dioses del este se veían preocupados al presenciar realmente poder demoníaco en Spes, y los dioses del norte... Bueno, festejaban el ver como le explotó la cabeza al maldito.

Debo decir que me sentía algo extraña, hace mucho que no bajaba a Spes por algo que no sea cumplir mis caprichos para cuidar a niños del frío, y mucho menos había intervenido en una pelea. Las Lunas no sabían que yo había interferido, pensaban que solo fui a revisar que todo estuviera listo para que ellos mandaran a Kitsune, así que el pequeño empujón se iría conmigo a mi inmortal tumba.

Me acerqué a Khalida y Desmona, quienes me recibieron con un profundo beso cada una, me iba a tardar en acostumbrar a estar en una relación mas que de amistad y deidad juntas, digo, ya cogíamos de vez en cuando, pero nunca había sido... Románticamente.

- Te vi desde aquí Mimi, bien hecho.

- Cállate Des, sabes que no pueden saberlo, si se enteran, me sancionarán...

- Ya lo saben.- Dijo Khali con una sonrisa en el rostro, una que no entendía. Se supone que interferir físicamente con asuntos de Spes está mal.

- ¿Cómo que lo saben? ¿Qué va a pasar conmigo?

- Absolutamente nada, estábamos viéndote mientras que esperábamos a que ese imbécil soltara la espada, y todos estamos de acuerdo en que si no le cortábamos la mano antes, Kitsune no iba a poder agarrar esa cosa, ya de por sí le costó agarrarla con la protección de las Lunas sobre la energía demoníaca.- Me explicó Des mientras que miré a las demás deidades y estos asintieron, incluso estaban escuchando nuestra conversación, me olvidé por un segundo de que son deidades y que tienen todos sentidos más que aumentados.

- Ahora me siento una tonta.

- Lo eres... Un poquito, pero no me vas a superar en toda la eternidad luego de besar a Yua.

- ¡Eso! ¿¡Cómo carajo se te ocurre hacer tal estupidez!? Podrían haberte matado.

- Si, Mireya tiene razón, eso fue irresponsable, incluso para ti... 

- ¿Se les ocurre alguna mejor idea para llamar la atención de todos al mismo tiempo tan rápido?

- Se me ocurren mil mejores, Des.- La miré con reproche, pero ella sacó la lengua un poco.

- Quizá, pero ninguna de ellas incluía besar al dios lunar, así que gané.

- ¿Qué ganaste? ¿Casi morir?- Preguntó Khalida con algo de incredulidad.

- Ser la única deidad en la existencia aparte de Yue, que besó a Yua... Ahora soy mas genial que nunca.

- Idiota.- Dijimos al unísono con Khalida, y luego nos acercamos a los dioses para seguir hablando.

El dios padre se me acercó y me agarró del hombro, como si de un hermano se tratara, parecía bastante emocionado.

- Jamás en mis miles de años de inmortalidad, me había alegrado tanto de ceder intervenciones divinas, ver esa carnicería no tuvo precio, y la implosión del castillo... Uff, la cereza del pastel.

La Madriguera de la ZorraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora