Y por eso falté ayer

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- Matriarca, ¿Quería verme?

- Si Vix, pasa, y deja de ser tan formal, ya sabes que Renata y las conejitas ya saben de lo nuestro.

- Lo siento Ari, es la costumbre. Renata, Lee, Lea, es un gusto verlas a todas antes de que mañana se retiren.- Me incliné en una pequeña reverencia antes de sentarme con ellas a tomar algo de té.

- Es lindo verte Vix, ya casi terminamos nuestro té y estábamos por ir a la habitación de Ari.

- ¿A su habitación? Renata, Ari nunca deja que otros entren a su cuarto a menos que... Espera.- Miré a Ari un segundo y ella asintió mientras tomaba un sorbo de su taza de té.

- Así es, creímos que sería divertido si jugábamos juntas.- Dijo Renata mientras las conejas le seguían la palabra.

- Y no te queríamos excluir.

- Porque eres importante para Ari.

- Y además muy bonita.

- Y se ve que eres fuerte.

- Y...

- Ya, ya entendí chicas.- Si no frenaba a las conejas, iban a estar toda la eternidad así.- Entonces, para esto me llamaste, muy bien, deberíamos preparar el cuarto, iré por adelantado y ordenaré un poco.

- Excelente, te alcanzamos en un minuto.- Dijo Ari y corrí hasta su cuarto para empezar a organizar la cama, moviendo las sábanas y poniendo a disposición juguetes varios que seguro ibamos a usar en la noche.

Me quité la ropa para quedar solo en mi lencería negra de encaje, y me acosté en la cama esperando a las chicas. Las primeras en entrar fueron las conejad, quienes corrieron a la enorme cama y me abrazaron de cada lado.

- Wow, llegaron rápido.

- Queríamos probarte antes que ellas.- Dijeron al mismo tiempo mientras mordieron y besaron mi cuello las dos, haciéndome gemir levemente mientras veía que Ari y Renata entraban en la habitación.

Renata se desabrochó sobre todo, en cuando lo abrió pude ver que abajo llevaba otro sobretodo, pero en la capa externa había lo que parecía una destilería y laboratorio de químicos portátil. Luego se quitó la segunda capa de ropa y ya se encontraba desnuda, usando solamente la máscara, pero Ari se la quitó lentamente mientras la elfa oscura le quitaba la ropa a mi jefa.

- Oh, Renata es linda.

- Nunca la vimos sin ropa.

- Igual y solo la vimos tres veces.

- Pero igual es muy linda.- Las conejas ya se habían distraido con Renata y me reí un poco, mientras que ella tímidamente se acostaba en la cama y tapaba sus pechos un poco.

- N-No soy tan bonita, en serio...

- Tonterías Renata, eres hermosa, y de seguro sin esa ropa encips pesas veinte kilos menos y ya se te normalizó la temperatura.

- B-Bueno Ari, es cierto lo del peso, pero la temperatura de mi cuerpo está alta casi siempre, ya sabes que unto toda mi piel con un aceite especial.

Ari se acostó en la cama y sonrió un poco, ya totalmente desnuda se recostó a mi lado y las conejas se hicieron a un lado para que pudiera darle un beso. Le senté luego de besarla y acaricié su cabello, mientras que las conejas inmediatamente se prendieron cada una los pechos de Ari, y empezaron a chupar algo agresivamente, la Matriarca soltando gemidos algo suaves mientras que sus manos agarraban las entrepiernas de ambas conejas y empezaban a juguetear con sus vaginas.

Me acerqué un poco a Renata y sonreí mientras ella miraba la escena curiosa y bebía un frasquito con un líquido púrpura.

- ¿Qué bebes Renata?

La Madriguera de la ZorraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora