La Madriguera de la Zorra

Arma letal

- Bien, ya me has demostrado que puedes hacer ilusiones a distancia, y afectar a varias personas a la vez pero... ¿Cómo te afecta esto a ti?

- Puedo ver y sentir lo mismo que les causo a las personas, con ilusiones ópticas y placer es sencillo, pero con el dolor...

- Entiendo. Hija mía, hoy no nos iremos de aquí hasta que puedas hacerme sentir dolor sin que lo sientas tú. ¿Entendido?

Nos encontrábamos con mamá en el techo de la Madriguera, la noche estaba totalmente despejada y se veía el cielo estrellado claramente, me encantaba, era hermoso, el frío de la noche invernal sobre mi pálida piel, el viento helado congelando las gotas de sudor en mi cuerpo, y el calor que yo emanaba por andar practicando las seguía derritiendo.

Tres días, tres días para lo que probablemente sea el evento que definiría la historia de Cor para siempre, o salvaba a mis amigos y detenía a quien me quiere utilizar, o moriríamos todos juntos.

Mamá estaba ayudándome a terminar de dominar mis poderes, que habían ya avanzado lo suficiente en los últimos días, pero si no me concentraba en dominar el detalle de sentir lo mismo que el otro, iba a ser un obstáculo en una pelea real. Puedo hacer sentir placer y causar ilusiones ópticas fuertes a cualquiera, pero siempre me terminan afectando, mientras que estas sean placenteras no es problema alguno, pero el dolor me afectaba mucho y me hacía perder la concentración.

- Entendido mamá.

- Bien, ahora voy a atacarte, y tu tienes que asegurarte de que me detenga, cáusame dolor, hazme caer... Pero no detendré mi ataque hacia ti hasta que te vea dominarlo.- Dijo ella mientras que se ponía en pose de combate, brazos extendidos a los lados de su cadera, manos abiertas mostrando sus dedos recubiertos de cristal.

Procedí a prepararme también, de pie firme, mi mano derecha apuntando hacia ella mientras que ponía mi mente en blanco. Cerré los ojos un segundos y me concentré en que mi mente recibiera la mayor cantidad de información del entorno posible, podía sentir ligeramente el flujo de magia en el aire aumentar, mi estómago se revolvía salvajemente mientras que concentraba la energía en la punta de mis dedos.

Al abrir los ojos, no había nadie allí, la silueta de mamá había desaparecido en menos de unos segundos, solo para sentir como por la espalda me golpeaba una bola de fuego. El impacto fue tan repentino y la energía se disipó tan rápido que no alcanzó a incendiar mi ropa, en cuanto me di vuelta, ella había desaparecido nuevamente, pero esta vez vi como un portal se cerraba detrás de mí.

- ¡Despierta Marilin!- Ella gritó desde su posición inicial mientras que otra bola de fuego se acercaba a mí, bola de fuego que logré esquivar arrojándome hacia adelante y al piso, y al poder localizar a Ari, logré hacer que mi magia conectara con ella, quien estaba cinco metros de mí, si había alguien en la misma distancia alrededor mío, de seguro se verían afectados, pero todo lo que hiciera ahora estaba dirigido exclusivamente a Ariadna.

Antes de que ella intentara desaparecer por el portal, le hice sentir el dolor de un calambre en la pierna derecha, pero lamentablemente también me afectó a mí, aún no era suficiente.

Las luces en el cielo se apagaron para ambas, oscuridad total en el techo de la Madriguera era lo que ambas veíamos. Ella formó una llama roja en su mano mientras buscaba alrededor mi posición, yo me puse de pie y mientras seguía causando dolor a ambas, me acerqué lentamente a ella. Ella apagó la llama y dejó de buscarme, antes de que me pudiera preguntar que planeaba, sentí como una fuerza me empujaba, me traía hacia ella, era la misma fuerza que me había descrito Lila que causó cuando me secuestraron en la fiesta de las máscaras.

La fuerza del hechizo era tal que me terminó atrayendo directamente a su puño, el cual me dio en la cara y me hizo caer al piso de vuelta, solo para ser atraída otra vez y golpeada en el estómago, haciéndome retroceder nuevamente, mamá no me estaba dando piedad, y si lo hacía, era temible en cuanto a lo que podía hacer como hechicera.