Tener a Marilin trabajando para mi tenía sus ventajas y desventajas, era un par de manos extras, pero le faltaba práctica y esperaba que al ponerla junto a mis mejores empleadas aprendiera algo... Solo esperaba que las chicas no fueran muy malas con ella, tenían su carácter fuerte.
Había estado trabajando muy duro estos días, y sabía que mi rol era muy importante para que esta velada saliera perfectamente, era la cuarta masquerade que ayudaba a organizar junto a la Matriarca, y sin contar la primera, mi récord era intachable.
Pasé por todos los cuartos de los empleados, procurando que estuvieran limpios lo antes posible así podía destinar al resto de los empleados a preparar el salón principal y la pista de baile, el comedor se prepararía el día anterior para que estuviera todo listo. Los invitados se quedarían en un hotel del que la Matriarca era dueña también, con eso se aseguraba de que la guardia imperial no metiera el hocico donde no debían.
Fui hasta el cuarto de Omar para que empezara su turno, abrí la puerta sin tocar y lo pude ver. El se encontraba en cuatro sobre la cama, una de las chicas lo estaba penetrando con un strap on, mientras el mordía la almohada... Por más que me gustara restregarle en la cara la mucha razón que tenía sobre él, había trabajo que hacer.
- Oye, me gusta que me des la razón después de tanto tiempo, pero tenemos que trabajar.- Le dije a él mientras le hacía una señal a la chica, simplemente se sacó el strap y se fué del lugar, mientras que Omar me miraba avergonzado.
- No le digas a nadie...
- Lo sabrá todo el mundo y lo sabes, vamos, prepárate para trabajar, ya casi empieza tu turno y yo incluso haré horas extra para llegar a la cuota, vamos atrasados con el cronograma de limpieza por un día así que hoy debemos trabajar el doble.- Le dije y cerré la puerta para que se preparara para el trabajo.
Iba a trabajar el doble, si, pero lo iba a hacer el doble de rápido, la Matriarca me había preparado una poción especial, según ella la receta venía de los reinos del norte, de Semper Nive. Fui a mi cuarto y me bebí la poción, al principio no sentí nada, pero al salir, me di cuenta de que todos se movían mucho mas lento que yo... Le pediría mas de esta cosa luego, ahora mismo aprovecharía lo que durase para limpiar todo y llegar al objetivo de hoy.
---
Cuarto, quinto y sexto piso limpiados solo por mi en seis horas, la poción había perdido efecto hace tres, pero vaya que me ayudó a avanzar mucho, ahora debía seguir con el cuarto de la Matriarca, pero debía darme prisa, faltaba poco para la hora de cenar.
Fuí al séptimo piso y me acerqué para tocar la enorme puerta de nuestra enorme jefa, y siempre era un enorme honor ser de las pocas personas que podía entrar en su cuarto, aunque sea por un rato para limpiar. Al tocar, ella simplemente me abrió como de costumbre, vestía un camisón blanco semitransparente, trataba de no ver mucho, pero se veía que no usaba ropa interior, era raro poder siquiera vislumbrar a la Matriarca desnuda, así que esto era lo mas cercano que había visto, y yo era de los pocos afortunados.
La habitación era la mas lujosa de toda la Madriguera, además de ser la mas grande por obvios motivos. Paredes de madera adornadas con un papel tapiz color rojo con diseños florales, todo el piso estaba cubierto con una alfombra de pelo suave y un poco largo color morado, era incomodo de limpiar pero ella lo amaba. Tres candelabros de cristal distintos iluminaban el cuarto con una luz tenue, estos se encendían a comando a través de una llave en la pared, fuego mágico iluminando donde deberían ir las velas. Arriba de la cama había un cuadro de unas montañas que desconocía, la cama en si ocupaba lo que dos camas tamaño rey, si bien ella necesitaba una cama grande, esta ya era grande de más por comodidad, poner las sábanas era un suplicio diario.
ESTÁS LEYENDO
La Madriguera de la Zorra
FantasyMarilin es la princesa de Cor, el reino mas grande de Spes, o al menos lo era. El reino ha sido derrocado por una orden secreta y destruyeron cualquier vestigio del anterior linaje. Encerrada bajo el calabozo del castillo, cuenta sus días hasta su m...