Seguridad Imperial

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Luego de mi pequeña reunión con Lila no podía estar mas contenta, no solo habíamos dejado en claro el tema del robo, si no que además sabía que tenía intenciones de salir con mi hijastra, romanticamente hablando, sé que es tonto, pero hacía muchos años que no podía darle este tipo de cariño a un hijo, así que tener la charla con la pretendiente de mi hija había sido... Divertido cuanto menos.

Ella me contó que pensaba declararsele en medio del eclipse, y la idea me parecía por demás romántica, somos Zorras, si, pero no significa que no podamos permitirnos romance en nuestras vidas, así que estaba totalmente de acuerdo con esta decisión. Ahora debía encargarme de ciertos asuntos, preparativos para la fiesta, y no podía permitirme perder el tiempo ya que había mucho por hacer.

Primero que nada fuí a mi oficina para ponerme a escribir las invitaciones formales para los gremios, era la primera vez que ibamos a invitar al gremio de aventureros y al de enanos, y aunque estos no iban a participar de la parte secreta de nuestra reunion, si iban a participar de pequeñas negociaciones que se darían respecto a proyectos a futuro como crear portales intercontinentales, portales que mantendríamos en funcionamiento fuera de la vista de cualquier gobierno así no se les ocurrían ideas tontas como usarlos para iniciar alguna guerra.

Otra cosa que era prioridad en esa reunion era anunciar que Mari era hija mía, el simple hecho de que la relacionaran conmigo debía ser suficiente para que ninguno de los subordinados de cualqueira de los gremios intentara algo, sabían que lo que conocían de mi poder era minúsculo en comparación a lo que realmente podía hacer, y no solamente hablo de magia, hablo políticamente... Solo un idiota o un ignorante pondría un dedo sobre mí o mi hija.

También debía coordinar con las ratas el robo al castillo, el libro que no pudo conseguir Lila era importante por varios motivos, era el diario de profecías de la reina de Cor, donde anotaba todos sus sueños que revelaban el futuro, y uno de ellos contenía mi verdadera identidad, si alguien de casualidad descifraba el hechizo para leer el libro, muchas personas iban a estar en riesgo, reyes de los reinos vecinos, la Madriguera, y las diosas sabrán qué más estaba en juego. Obviamente nadie mas que yo sabía del contenido del libro, así que una vez este estuviera en mi poder, lo iba a destruir, no iba a dejar que nadie se hiciera con esto.

Por último pero no menos importante, tenía que encargarme de supervisar el catering, las bebidas, los servicios que ofrecería durante el evento y sobre todo la limpieza de las habitaciones de toda la Madriguera para ese día, gente de casi todos lados del mundo iban a venir a mi mansión, y si bien sabía que debía delegar muchas tareas, mi visto bueno debía estar en todas al mismo tiempo que me hago cargo de que la calidad de todo sea perfecta... A veces no me gustaba estar a cargo, me recordaba que tengo estándares de calidad muy altos y que soy algo maniática del control.

Luego de un rato haciendo trabajo de oficina, sentí como alguien aparecía detrás de mi, y había solo una persona capaz de aparecer y desaparecer como le diera la gana en este lugar.

- Hola Zoe ¿A qué haz venido esta vez? Pensé que tenías un antro que cuidar.- Dije sin voltear a verla, aún concentrada en mis papeles.

- Rayos ¿Así saludas a tu mejor empleada de todos los tiempos? Debes de seguir molesta por el temita de la monja...- Ella simplemente tomó asiento en el apoyabrazos de mi silla y me abrazó, dándome un pequeño beso en la mejilla.

- No, pero gracias por recordarmelo.- Dije mientras que la abracé y la puse en mi regazo mientras seguía trabajando, ella simplemente estaba muy comoda siendo encimosa.

- Debes admitir que fué gracioso. Tienes que enseñarle a tu hija a abrir la boca menos, va soltando secretitos a diestra y siniestra.

- No es cierto, solo lo dijo porque pensó que al ser amigas mías ustedes sabían... ¿Qué te trae por aquí?

Ella entonces dejó caer una moneda en el escritorio, era una moneda con la cara de Marilin, de cuando era la princesa de Cor.

- Debo admitir que no veía una de estas hace ocho años, no puede ser bueno en lo absoluto.

- ¿Dónde conseguiste eso?

- Un guardia se detuvo en mi antro anoche y pagó con esto, lo que significa que le pagaron recientemente con dinero de la boveda Imperial, por lo que me puse a averiguar, era uno de los carceleros de tu hijita, el problema es que andaba buscando la Madriguera por fines de placer y una de tus chicas lo interceptó antes de que pudiera despistarlo. En resumen, probablemente ese guardia este en camino a cogerse a alguna de tus muchachas, normalmente no me importaría, pero conociendo el estado actual de las cosas, seguro es importante.

- Si lo es, aunque no me preocuparía mucho, Mari estaba de día libre como recepcionista, así que no creo que se crucen, a lo sumo podemos fichar su identidad y estar atentos... Estoy segura de que mis recepcionistas se van a encargar de ello si llega a haber algún inconveniente.

Estaba super preocupada de hecho, ¿Qué iba a hacer si el guardia de casualidad se cruzaba con ella? No iba a poder vivir conmigo misma, confiaba en que aún estaba en su cuarto con resaca de anoche, Vix, Lila y Mari habían estado festejando así que probablemente Mari aún no se había levantado... Al menos esperaba eso.

- Tienes razón, las chicas aquí siempre son muy cuidadosas en cuanto a mezclarse con gente equivocada, pero la chica que está por entrar ahora parece muy alterada... Mejor dicho parecen, en plural, tienes problemas.- Zoe dijo eso e inmediatamente saltó de mi regazo para apoyarse detrás de mi silla, ocultándose de las visitas que estaban por entrar.

La puerta se abrió de par en par y mi corazón simplemente se cayó a pedazos, Vix, Lila, Max y Laura habían entrado al mismo tiempo a mi oficina, parecían agitados, desesperados, me puse de pié y Vix se acercó primero que todos.

- Matriarca, tenemos un problema, muy serio.

- Espero que tenga solución porque si no están todos en problemas.- Dije mientras Vix tragaba saliva, no la había visto tan preocupada hace mucho tiempo.

- Bueno... Recibimos a un guardia Imperial como cliente para Laura, pero ella tuvo que ir a la maternidad a ver a su hijo así que vino a la recepción a pedirme permiso para ir, cuando le pregunté quién la cubría me dijo que Mari iba a hacerlo, cuando me di cuenta de lo grave del asunto fuimos a ver a Max para que tomara el lugar de Mari, pero cuando llegamos ella ya estaba en sesión con el guardia Imperial... No me mates.

Mis manos temblaban, me acerqué a mi mesa del escritorio un instante, pero no pude resistir el impulso y voltee la mesa con todo lo que estaba arriba.

- ¡No puede ser! Mari está en peligro y ustedes vinieron a verme a mí. ¿Qué hacen ahi parados? ¡Vayan allá y detengan la sesión antes de que sea muy tarde!

- No podemos...- Lila dijo con miedo y me acerqué a ellos, acorralandolos contra la pared de mi ofinica.

- ¿Cómo que no pueden? Quiero saber una maldita razón por la que esta sesión aún está activa.

- Es que... Ella nos prohibió detener la sesión, en cuanto lo intentamos... Nos derretimos del miedo, al igual que con usted ahora.- Lila dijo mientras que el resto solo asintió.

- ¿Qué?...

- Marilin nos ordenó mantenernos al margen de esto, y no pudimos hacer mas que obedecer.- Vix dijo y entonces los miré bien a todos, podía ver rastros de magia alrededor de ellos, magia proveniente de la misma persona, Mari los había hechizado a todos para impedir que interfirieran, lo que sea que tenía en mente, no era bueno.- Por eso vinimos a pedirle ayuda, está en plena sesión con el guardia, y tememos lo peor...

- Entiendo... Tendremos que ir a observar entonces, cierren las puertas y los portales, nadie entra ni sale hasta que yo lo autorice, tenemos un problema gordo entre manos.

Odiaba tener que dar esta orden, pero esto ocurrió antes de lo esperado... Ella se había encontrado con probablemente su captor, y ambos estaban en la misma habitación encerrados, nada bueno podía salir de esto.

La Madriguera de la ZorraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora