Cambiar el mundo

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- No puede ser, el hijo de puta se murió en nuestras manos... Alguien lo maldijo para evitar que hable. Ya no hay forma de sacarle nada, Ángel, deshazte del cuerpo de este imbécil, nadie lo extrañará.- Dije mientras me alejaba del muerto, Vix y Molly me seguían por detrás.- Ugh, no tengo tiempo para esto, tengo que partir en unos minutos.

- Sigo pensando que deberías reprogramar el viaje...

- Lo pensé mil veces Vix, no lo puedo reprogramar, si lo hago, todo por lo que trabajé estas decenas se irá al demonio... Además, mi carruaje sale en veinte minutos.

- Jefa, si me permite opinar, la persona que le pago al asesino no va a acercarse a la Madriguera pronto, menos cuando se entere de que su asesino murió. Iré con mi padre a seguir su pista, estoy segura de que tiene algún avance respecto al caso.- Molly me dijo y yo asentí.

- Molly, tienes la decena libre, investiga con tu padre, Vix, tu estarás a cargo de la seguridad como siempre, te ordeno que dupliques la seguridad en ya sabes cual cuarto.

- Si Matriarca.- Respondieron ambas al unísono y Molly se retiró, mientras que Vix me seguía.

- ¿Mis maletas ya estan en el carruaje?

- Así es.

- ¿Novedades sobre Marilin?

- Sufriendo como nunca, está unos centímetros mas alta y se la ve mas robusta.

- Entonces la poción está funcionando, aumenten la dosis de suero alimenticio o le dará hambre...- Me arrodillé y me acerqué a Vix, ya estabamos en la entrada de la Madriguera, y el carruaje ya me estaba esperando.

- Ari, mas te vale volver viva de ese viaje, se que solo serán siete días, pero lo que harás es muy peligroso...

- Pero si sale bien, el mundo cambiará para siempre...

Ells se acercó a besarme y la abracé a la vez que devolvía el beso. A esta altura, ya no me importaba que otros me vieran, pensaba hacerlo público igualmente.

- Te amo, Ariadna... Que tengas un buen viaje.

- Y yo te amo a ti, Viviana...- Me levanté del piso, y me subí al carruaje para partir en mi misión, si era exitosa, el mundo y el comercio intercontinental, cambiarían por completo.

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Tres dias de viaje, dos en carruaje y uno en barco, y ya me encontraba en la isla que habíamos comprado con mis asociados para el proyecto. Un grupo de 21 magos conmigo incluida me esperaba en la isla, mientras un centenar de obreros trabajaban en los artefactos mágicos alrededor del cristal rosado gigante.

Recuerdo las tareas de minería para sacar los componentes basicos, recuerdo las quemaduras de Renata y las mías mientras sintetizamos el cristal, diez magos murieron en ese proceso, y las explosiones se contuvieron metiendo los cadáveres en contenedores de plomo. El cristal quedó erguido los días siguientes, mientras los magos restantes nos recuperábamos y reclutabámos magos nuevos, y durante ese tiempo, los ingenieros trabajaron en la maquinaria de los portales.

El último paso que quedaba era el mas peligroso, cargar el cristal y activar los portales, la activación era simple, teníamos tres equipos, uno en la isla, y uno en cada continente, teníamos que activar la maquinaria y los demás equipos recibirían la señal para activar sus maquinas. El problema era cargar el cristal, necesitaba la energía de un regimiento mágico entero, y esto podia causar que gente muriera, incluyéndome.

La canalización de esto la llevaría a cabo yo, mientras que todos los otros magos se concentrarían en darme la energía. Renata había preparado un equipo de refrigerantes por si acaso, pero muchos de los magos ya eran conscientes de lo siguiente: no todos volverían a casa.

La Madriguera de la ZorraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora