Vieron dónde vivía y se quedaron con él. Escuchamos este domingo el encuentro de los primeros discípulos de Jesús con el Mesías. Eran discípulos de Juan, iban a escuchar a Juan con gusto. Eran Juan el evangelista, no el Bautista, y San Andrés, el hermano de Simón Pedro. Cuando ven que Juan Bautista dice 'seguidle a él, que es el cordero de Dios', le siguen.
Jesús se da vuelta y pregunta: '¿Qué buscáis, maestro? ¿Dónde vives? ¿Dónde estás? ¿Dónde te podemos encontrar?' Venid y veréis. Y ellos fueron y se quedaron con él. A partir de ese momento, ese encuentro con Cristo cambió sus vidas. ¿Por qué? Porque fueron a la morada de Cristo, al lugar de Cristo. Se podría hablar místicamente de que entraron en su corazón. No es que fueran a la casa de Nazaret, Cristo ya había salido de esa casa, sino que Cristo les dio acceso a esa casa, que es el corazón de cada ser humano.
Pasaron la noche conversando sobre las confidencias de quién era Jesús, qué quería hacer, qué iba a proponer. Se quedaron tan entusiasmados con Jesucristo que a partir de ese momento empieza ese fenómeno del apostolado. Lo veíamos el otro día en la fiesta de San Andrés, y se pone en marcha la Iglesia. Se pone en marcha ese conjunto de discípulos de Jesús que, unidos a él, le siguen y quieren hacer su voluntad.
'Maestro, ¿dónde te puedo encontrar?' es como la gran pregunta que todos debemos hacer. ¿Dónde puedo encontrarte? ¿Dónde moras? ¿Dónde habitas? Y el Señor te responderá: 'Sí, estoy en el cosmos porque viendo la creación me ves a mí. Sí, estoy en los sacramentos, en la Eucaristía, en el bautismo, en la unción de los enfermos, en la orden sacerdotal. Cristo está en los sacramentos, pero sobre todo Cristo te dirá que dónde vivo, vivo dentro de ti. Dónde estoy, estoy contigo. ¿Por qué? Porque me importas tanto, me interesas tanto que tu corazón es mi casa.
Y yo te invito a que mi casa también sea parte de tu corazón.' Entonces, hace esa alianza de intimidad entre Cristo y su discípulo. Realmente, para ser discípulo de Cristo, hay que experimentarlo muy cercano, hay que experimentarlo muy dentro de nosotros. Hay que tener una experiencia de Cristo, una vivencia con Cristo que está más allá, repito, de lo teórico, de cuatro frases, de cuatro fórmulas para ser bueno.
'Maestro, ¿dónde vives? ¿Cómo puedo encontrarte? ¿Y cómo puedo estar contigo?' Esa pregunta la hacemos todos los días. A lo mejor no la hacemos explícitamente, pero sí desde nuestro corazón. Queremos paz, queremos compañía, queremos ser comprendidos, queremos que no nos juzguen. Todo eso son búsquedas de Cristo. Aunque, porque cuando buscamos la felicidad, cuando buscamos la verdad, cuando buscamos la paz, sin saberlo, estamos buscando a Cristo.
Porque el origen de todo eso está en Jesucristo. Eso sí, nosotros somos como Juan y como Andrés, que intentamos buscar a Cristo, encontrar a Cristo y quedarnos con Cristo para nunca más perderlo.
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TIEMPO ORDINARIO
SpiritualEl Tiempo Ordinario es la temporada en la que celebramos la vida y las enseñanzas de Jesucristo y lo que significa ser su discípulo. El nombre de este tiempo deriva de la palabra ordinal, que significa "contar". Es llamado Tiempo Ordinario porque la...