LA IMPORTANCIA DE ANTEPONER EL BIEN DE LOS DEMÁS

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Andaban como ovejas que no tienen pastor. En el Evangelio de este domingo, Jesús invita a sus discípulos y les dice: "Venid conmigo a un lugar apartado para descansar". Habían trabajado mucho los pobres les había enviado a evangelizar, a dar la buena noticia, a anunciar que ya había llegado el Reino de Dios a las aldeas y a la gente de Israel. Los apóstoles, claro, volvieron muy cansados, y Jesús les dijo que necesitaban descansar.

Sin embargo, de repente la gente se enteró de dónde iban a descansar y se presentaron allí, rompiéndoles todos los planes. Jesús, al verlos como ovejas sin pastor, decidió atenderlos. Él sabía que amar es ocuparse de los demás, que amar es tomarse en serio a los demás, y que amar de verdad es anteponer los planes de los demás a los propios, siempre que sean planes buenos, como es lógico.

Entonces, ¿qué te pasa a ti cuando te rompen los planes? ¿Cómo reaccionamos ante situaciones en las que estaba previsto que todo fuera de una manera y de repente cambian nuestros planes? Quizás habíamos planeado nuestro momento de descanso, y de repente ocurre una enfermedad, un niño se pone antipático, o cualquier otra cosa cambia todo.

¿Sabemos reaccionar positivamente ante estos cambios que la vida nos plantea? A veces íbamos tan contentos por una carretera principal y nos la encontramos cortada, llevándonos por una secundaria, incluso en otra dirección. La historia la escribe Dios con la libertad del hombre, por supuesto, y muchas veces nuestros planes y proyectos, aunque sean buenos, se rompen. ¿Cuántas veces en la familia se han roto los proyectos? ¿Cuántas veces con los amigos nos hemos sentido abandonados o decepcionados? ¿Cuántas veces nuestro cuerpo no responde a lo que nos gustaría? ¿Cuántas veces en el trabajo encontramos trabas y obstáculos?

Pero un cristiano sabe decir: "¿Cuál es el bien mayor? ¿Dónde voy a ser más útil? ¿Dónde puedo prescindir de mis planes para dar vida a otros?" Jesús dice: "El que quiera ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, que acepte la cruz que le ha tocado y que me siga. Porque el que quiera ganar su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí, la encontrará". A veces nos piden perder la vida, lo que significa perder nuestros planes, nuestros gustos personales, nuestros proyectos que nos parecían apasionantes. Y bueno, pues no han salido como esperábamos. La felicidad no es cuestión de éxitos; la felicidad es cuestión de amor. La vida nos viene a través de las personas y los acontecimientos.

Sí, Jesús quería descansar con sus discípulos y no pudo hacerlo porque tuvo compasión de las personas. Antepuso el bien de los demás al suyo. Ojalá que nosotros también lo hagamos con una sonrisa, sin reprochar ni quejarnos, con elegancia y amor, como el Señor nos pide.

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