LA DISTINCIÓN ENTRE LO TEMPORAL Y LO ESPIRITUAL

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Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Cuando a Jesús le quieren hacer una trampa mezclando la política con la fe y la religión, Jesús distingue perfectamente el ámbito temporal del ámbito eterno, lo que es propiamente espiritual de lo que es más bien de convivencia sociológica.

Cuántas veces, sin querer, hacemos una intrusión de lo temporal en lo espiritual, en el sentido de lo profano en lo sagrado. Y por qué no, a veces también de lo sagrado en lo profano. Por ejemplo, cuánta gente le gustaría que la Iglesia fuera como el mundo, que la Iglesia tuviera los mismos criterios de cara al matrimonio, a la fecundación de los niños. Es un horror. El César hará cosas que estarán bien o mal, pero las cosas de Dios no tienen nada que ver. Querer una Iglesia que esté identificada con los esquemas mundanos es destruir la Iglesia. Ahora, también podría pasar lo contrario, en las personas que queremos vivir una vida interior, aplicar todos los esquemas espirituales a lo que es la vida temporal también sería absurdo.

"No voy a estudiar porque Dios es mi auxilio y me va a apoyar." "Yo, como confío mucho en la Providencia, casi no voy a trabajar porque el Señor proveerá." No te equivoques. Tienes que distinguir perfectamente que Dios ha creado en ti una dimensión doble, triple: la dimensión de lo que sucede en el tiempo, las cosas que tienen una repercusión exclusivamente en el tiempo, y las cosas que tienen una dimensión eterna. Sabiendo que lo bonito es que todo lo temporal puede estar enriquecido por lo eterno.

Por eso, no hay que mezclar religión con política, ni con el deporte, ni con una serie de actividades humanas que son sanamente independientes. No tenemos por qué ser mejores médicos porque seamos más católicos, ni vamos a ser mejores profesores o mejores deportistas porque recemos más rosarios. Está muy bien rezar muchos rosarios, pero luego tienes que aprender mucha medicina o entrenar mucho para hacer bien tu deporte, sin confusiones ni por un lado ni por el otro. Porque, además, Dios quiere que seamos, en lo temporal, muy libres, que cada uno se desarrolle a sí mismo como es lógico.

Querer imponer modos de ver desde la fe, modos de conducirse desde la fe, es un poco dictatorial, es un poco totalitario. En el sentido de: "Como yo rezo así, como yo veo el mundo así, tú tienes que hacer lo que yo diga porque es lo mejor y si no, te denigro o te quito de en medio de mi vida." Nunca ha estado bien. Nunca ha estado bien confundir una cosa y otra. Por tanto, sí que se nos quede muy grabada esta enseñanza de Jesús: "Al César lo que es del César y a Dios, por supuesto, también hay que darle lo que es de Dios."

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