Salió el Sembrador a sembrar. En las cosas divinas, y en esta parábola Jesús hace una similitud entre lo que es el anuncio de la palabra con el Sembrador que pone la semilla.
En las cosas divinas. Efectivamente, hay una cosa que depende de nosotros, pero luego gran parte de que las cosas se cumplan depende solamente de Dios y de la gracia de Dios. Por ejemplo, tú eres una persona que hace apostolado o tú quieres que tus hijos se acerquen a Dios, o tú quieres que la gente, bueno, pues, transmitir el Evangelio.
Y efectivamente, a ti se te pide que seas valiente, que seas cariñoso, que digas las cosas con claridad, que no presentes una idea antipática de Dios, que des valor a una serie de cosas como puede ser el sacrificio por las cosas buenas. Y ahí, hasta ahí, tú has llegado.
Y a partir de ese momento, igual que el Sembrador, lo que tienes que hacer es esparcir la semilla, pero una vez que está en la tierra, la tienes que dejar quieta. No puedes removerla más y tienes que esperar. Bueno, pues que venga la lluvia, que venga el calor, que germine. Tú también tienes que esperar que eso que tú has pedido, ese apostolado que has hecho, que lo dejes mucho en las manos de Dios porque la gracia de Dios es muy poderosa y va actuando en el alma de aquellos por los que tú encomiendas.
A veces vas a pedir por la salud o vas a pedir por un examen, o vas a pedir para que se acerquen sobre todo a Jesucristo. Bueno, ahí está Dios, no desconfíes de que toda oración hecha con amor siempre es fecunda. Toda oración hecha con amor, especialmente la oración de las madres por los hijos, la oración de los padres, la oración de los esposos, es una oración que no es inútil, que es fecunda y que dará un fruto.
A lo mejor tú no lo vas a ver porque el Sembrador puede sembrar la semilla y a lo mejor no ver luego el crecimiento. Hay semillas que son muy retardadas, pero no dudes que la semilla está puesta. Y yo estoy convencido de cuánta gente que a lo mejor no ha practicado, no ha ido a la iglesia, pero que ha escuchado la semilla del Evangelio y fue sembrada en su corazón.
A lo mejor se hacen mayores y en un momento concreto dicen: 'Oye, que Dios está a mi disposición, que a mí me han contado, que a mí me han dicho, que a mí me han transmitido un evangelio del amor de Dios, el que yo sé que si me arrepiento, siempre va a tener los brazos abiertos para mí, incluso en el mismo instante de la muerte, el amor de Dios se les va a ofrecer.
Y, por tanto, yo te diría que no te canses de sembrar, que no te canses de anunciar, que no te canses de hablar a las personas de la maravilla que es conocer a Jesús, de la maravilla que es estar cerca de él, que quites de algún modo todos esos complejos que a veces tenemos. No que eres una pesada o que eres un pesado, quítate todos esos complejos. Tú eres pesado para lo que quieres, a lo mejor tú eres pesado con las cosas del fútbol o con las cosas de la moda, y nadie dice nada, sobre todo cuando sabes que lo que estás diciendo y lo que estás proponiendo es para el bien de ellos.
Entonces, el Señor te pide que salgas a sembrar, que salgas a sembrar con cariño, con alegría, con ilusión, con sentido de la oportunidad, por supuesto, pero sin miedo, sin vergüenza, porque esa semilla que queda puesta en el corazón de los demás, ten la seguridad de que dará su fruto.
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TIEMPO ORDINARIO
SpiritualEl Tiempo Ordinario es la temporada en la que celebramos la vida y las enseñanzas de Jesucristo y lo que significa ser su discípulo. El nombre de este tiempo deriva de la palabra ordinal, que significa "contar". Es llamado Tiempo Ordinario porque la...