Tiene que ser elevado el Hijo del Hombre. Hoy celebramos una de las fiestas más hermosas que hay en la Iglesia, no especialmente conocida, que se llama la **Exaltación de la Santa Cruz**. El Viernes Santo celebrábamos la pasión y muerte de Jesús, y hoy nos fijamos especialmente en el modo y el lugar en que Jesús quiso realizar nuestra redención. ¿Cuál fue? No tanto la cruz como un madero cruzado, atado. La cruz es un signo, un símbolo de lo que Jesús quiso rescatar y redimir, porque la cruz representa cada instante de sufrimiento de cada ser humano que ha existido en la historia de la humanidad.
La cruz de Cristo fueron nuestras vidas. La cruz de Cristo fueron nuestras muertes, nuestras enfermedades, nuestros errores, nuestras tinieblas, nuestras tragedias. Es la humanidad sufriente. La cruz donde Jesucristo está clavado es el lugar desde donde Él quiere realizar la redención. No nos quiere redimir por el conocimiento, no nos quiere redimir por las virtudes, no nos quiere redimir por los éxitos, por la perfección. No. Él nos quiere rescatar y redimir en el misterio del dolor, el misterio del sufrimiento, el misterio de la fragilidad.
Porque es entonces, cuando somos capaces de encontrar a Jesucristo en ese dolor, que no rechazamos el sufrimiento ni renegamos de nuestra historia. Abrazados a Jesucristo, que se ha abrazado a nuestra cruz, a nuestro dolor, sabemos entonces encontrar un significado de amor para todo tipo de sufrimiento, y lo convertimos en un dolor redentor.
Solo con la unción del Espíritu Santo podemos hacer una exaltación de la Santa Cruz. Solo con la unción del Espíritu Santo podemos reconocer que donde Dios se manifiesta con más claridad, donde Dios es más poderoso, es cuando nos rompemos en mil pedazos, cuando el dolor nos agrieta, nos desfigura, nos confunde, y nos hace incluso perder las ganas de luchar, de vivir, de esforzarnos y de llegar más lejos en la vida.
Hoy es un día hermoso para que te preguntes: ¿cuál es tu cruz? ¿Cuál es tu cruz más grande? ¿Qué es lo que más te duele en la vida? Puede ser una persona, puede ser un defecto, puede ser una limitación, una carencia. Y es ahí donde está Jesús esperándote. Esa es la Santa Cruz para ti. Y dirás: "No, que no me pase". Pues ojalá no te pase, pero si te pasa, el tiempo que tenga que pasar, encuéntrate con Cristo allí.
Puedes encontrar a Cristo en la creación, puedes encontrarlo en la Eucaristía o en la Palabra. Está allí. Pero Cristo también está en tu cruz, te está esperando allí, te está sonriendo, y te está diciendo: "¿No ves que yo llevo tu peso? ¿No ves que yo lo comparto contigo? ¿No ves que yo he hecho de tu cruz, mi cruz?". Y este es el milagro más grande que puede existir en el universo, porque es el milagro de amor más hermoso y más impresionante.
Por eso nosotros decimos: "Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos, porque por tu Santa Cruz has redimido al mundo; por tu santo dolor, por tu santo sufrimiento, que hiciste tuyo". Y entonces, efectivamente, hoy veneramos la Santa Cruz y damos gracias a Dios por el modo en que nos salvó.
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TIEMPO ORDINARIO
EspiritualEl Tiempo Ordinario es la temporada en la que celebramos la vida y las enseñanzas de Jesucristo y lo que significa ser su discípulo. El nombre de este tiempo deriva de la palabra ordinal, que significa "contar". Es llamado Tiempo Ordinario porque la...