Vas a tener envidia porque yo soy bueno. Hoy vamos a escuchar en el Evangelio de la misa esa parábola del Señor que contrata a otros trabajadores para laborar en su viña. Algunos comienzan a trabajar a las 6 de la mañana, otros a las 10, otros a las 2, y algunos más a las 8. Y la viña se cierra, digamos, a las 8:30. Curiosamente, el amo de la viña paga lo mismo al que ha trabajado media hora que al que ha trabajado 12 horas. Y podrías pensar que esto es injusto. Pero atención, depende de lo que entiendas por "pago". Si consideras el pago como una cantidad de dinero, bueno, entonces sí podría parecerte injusto. Pero, en este caso, no se contrata por horas, sino por un trabajo concreto.
Mira, la gran enseñanza de esta parábola es que el sueldo no es el dinero; el sueldo es poder trabajar en la viña. La gran enseñanza es que el privilegio es poder entregarte a los demás. Mucha gente dice: "Yo he ido a misa toda la vida, he hecho muchas cosas, y de repente llega este que es un insensato y un delincuente, se arrepiente, se confiesa, y ¡zas!, me lo encuentro en el cielo. ¡Pero qué injusto es esto!" Bueno, a ver, es que Dios no actúa así; esos no son los parámetros divinos. Dios quiere que todos los hombres se salven. Y tú, en definitiva, si has estado tantos años en la iglesia entregándote y luchando, ¿no es eso un privilegio para ti? ¿O es que no estás contento? ¿O es que vas a tener envidia de Dios, cuya misericordia es para todos, incluido tú, que quizás tienes otros pecados que no son esos, y por los cuales Dios ha practicado misericordia contigo?
Entonces, ¿quiénes somos para cuestionar a Dios? ¿Quiénes somos para decirle a Dios cómo debe hacer sus planes? Por eso, sí, hay mucha gente que dice que esta parábola no es justa. Bueno, es que la justicia de los hombres, en cuanto a cantidades, no es la misma que la de Dios. Con Dios, la cantidad no existe; existe la cualidad, la profundidad, la sinceridad, pero no la acumulación de bienes o de acciones.
Yo no le puedo exigir nada a Dios porque todo lo que Dios me da es un regalo. Y hay personas a quienes, con media hora de regalo, les rinde tanto como a quienes hemos sido regalados toda la vida. Y al final, quizá no nos hemos enterado de nada, porque los trabajadores de la primera hora, efectivamente, no entendían nada.
Por eso, no nos quejemos de estar en la viña. No nos quejemos de esa suerte que el Señor ha tenido al contar con nosotros desde la primera hora. Y si somos de los que aún no estamos, todavía estás a tiempo. No creas que por llegar más tarde Dios te va a querer menos. No creas que por haberte encontrado con Dios más tarde en tu vida vas a perder algo; al contrario, lo que has pedido te lo dará multiplicado por diez si abres tu corazón. Nunca es tarde para recibir el amor de Dios, aunque sea al final de tu vida. Sus brazos siempre estarán abiertos para acogerte y darte ese beso eterno que te hará feliz.
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TIEMPO ORDINARIO
SpiritualeEl Tiempo Ordinario es la temporada en la que celebramos la vida y las enseñanzas de Jesucristo y lo que significa ser su discípulo. El nombre de este tiempo deriva de la palabra ordinal, que significa "contar". Es llamado Tiempo Ordinario porque la...