TODOS SOMOS HIJOS DE DIOS: LA LUCHA CONTRA EL MAL

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Los espíritus inmundos gritaban: "Tú eres el hijo de Dios." Esto aparece muchas veces en la vida de Jesús, por ejemplo, en el momento de las tentaciones, o también cuando personas estaban afectadas por el demonio. Por eso, los espíritus inmundos se servían de las personas para herir, hacer daño y destruir. Miren, Dios tiene enemigos. Sí, es curioso que siendo el creador del Cosmos, el autor de la belleza y el autor del bien, Dios tenga enemigos. Uno de los mayores enemigos de Dios, podríamos decir, es el demonio. Y como sabe que lo que Dios más ama es a la humanidad, él, haciéndole daño a la humanidad, hiriendo a cada persona, es su modo de querer herir a Dios. Por eso, los demonios se sirven de todo, diciendo: 'Tú eres el hijo de Dios', alabando a Jesucristo, para luego seguir haciendo daño.

Nosotros, que creemos en Jesús y en todo lo que enseña, aprendemos de su vida. Tendremos que enfrentarnos también algún día cuerpo a cuerpo, no solamente al demonio, ojalá que no, porque eso sería darnos un medio terrible, pero sí al misterio del mal. No dejarnos seducir. El demonio es el padre de la mentira, el demonio es el padre de la tristeza, el demonio es el padre de la división. En definitiva, lo que hace es intentar seducirnos, convencernos, mentirnos para provocar un alejamiento de Dios. Y por tanto, todo aquello que me aleja de Dios, de algún modo, el demonio lo utiliza y lo fomenta para conseguir su objetivo, que es que no queramos a Dios, no queramos adorarlo, no queramos estar en comunión con él.

Por tanto, debemos preguntarnos de vez en cuando: ¿Qué es lo que me aparta de Dios? Me aparta la comodidad, me apartan las malas compañías, me aparta la frivolidad, la superficialidad, un programa que realmente es muy perjudicial, una persona que siempre me está invitando a olvidarme de Dios. Piensa que tendrás que elegir algún día entre Dios y tu comunión con él, entre aquello que te aparta. A lo mejor pueden ser las copas, a lo mejor puede ser, no sé, cada uno puede pensar en las cosas que más distorsionan su vida.

Pero el demonio tiene todos los pecados menos uno, porque no es perezoso. Ese pecado no lo tiene el demonio, no para, y está todo el día instigando y haciéndonos creer que el mal está bien y que el bien está mal. Es el padre de la mentira y está todo el día queriendo justificar los actos que no están bien. 'Pobrecito, te lo mereces.' Claro, porque en definitiva, tienes la razón en enfadarte, sí, siempre habrá mentiras que nos hagan aceptar el mal. Nosotros nos tenemos que enfrentar al misterio del mal y, sobre todo, decir: 'Señor, aparta de mí todo aquello que me pueda apartar de ti, porque tú eres lo primero y eres lo más importante en mi vida.

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